Cadáver

Por lo general, para trabajar en una morgue, hay que ser un poco especial. Tener la muerte tan presente, a diario, no es algo agradable… El hecho es que por muy raro que seas, y por más preparado que te creas, a la hora de la verdad, cuando el edor de la muerte se instale en tus fosas y te veas rodeado de cadáveres, solo y a altas horas de la madrugada, entonces puede que te arrepientas de haber decidido ganarte la vida con el lucrativo negocio de la muerte, y si encima empiezan a suceder cosas difícilmente explicables por la ciencia, entonces ya tienes una historia de puta madre para llevarla al cine y titularla, por ejemplo, “Cadáver”

Dirigida por el holandés Diederik Van Rooijen y protagonizada por Shay Mitchell (Pretty Little Liars y You) como Megan Reed, la empleada de la morgue, y Kirby Johnson como Hannah, la endemoniada de turno. Con una trama que a muchos les recordará a la de “The Autopsy of Jane Doe” (Andre Ovredal, 2016) por razones obvias. No comparto el entusiasmo general por aquella, ni la decepción por esta otra, que sin ser nada del otro mundo consigue entretener gracias a un guión bien llevado, una atmósfera potente y unas actuaciones, cuando menos, aceptables.

Megan, la trabajadora del turno nocturno de una morgue, recibe un cadáver desfigurado. A medida que sufre una serie de visiones espeluznantes, Megan empieza a sospechar que el cuerpo que acaban de recibir está poseído por una entidad demoníaca.

Todo empieza con un exorcismo que sale tremendamente mal, cobrándose la vida de la joven Hannah. Meses después, mientras Megan Reed trabaja en el turno de noche de la morgue, recibe un cadáver con claros signos de violencia y… empiezan los “sustos”, los juegos de luces y visiones de una Megan Reed temerosa que lucha contra sus adicciones (las que le obligaron a dejar el cuerpo de policía), lo enexplicable y la inoportuna visita de un extraño (con el que Megan mostrará algunas habilidades que aún conserva de cuando pertenecía al cuerpo) con un claro objetivo, el cadáver de Hannah, y que no desistira hasta conseguirlo.

En cierto momento, la película juega con el espectador, intentando confundirlo haciéndose que se pregunte si lo que Megan está viendo es real o se trata de visiones (al parecer está algo perturbada), pero sabiendo de lo que va la cosa, el truco no acaba de funcionar, y yo (que no me gustan este tipo de engañifas) lo agradezco.

Me hace gracia que algunos critiquen la falta de explicaciones en lo referente a la posesión de Hannah, pues es algo sin importancia. Si nos hubieran contado que jugó a la ouja o visitó algún lugar maldito, poco o nada cambiaría la experiencia final. Creo que si hay algo realmente reprochable es la falta de atrevimiento y los efectos especiales, que no están del todo pulidos.

Y poco más que añadir, entre otras cosas, porque tampoco hay mucho más que contar. “Cadáver” se lo juega todo a la puesta en escena. El guión, aunque bien llevado, no es demasiado original. Kirby Johnson se sale, sobre todo en su tramo final (hasta entonces, y excepción de la escena inicial, solo veremos un cadáver) donde su sola presencia y la forma de moverse hace que la película gane enteros. En definitiva, una película que, con sus altibajos, nos regala 85 minutos de entretenimiento palomitero (no se ve nada realmente heavy) en lo referente al cine de exorcismos/posesiones, y con lo trillado que está ya este tema, eso es algo a tener muy en cuenta.