Tumbbad

Muchas de las producciones de género de otras latitudes (cercano oriente, sobre todo) están inexorablemente influenciadas por el cine norteamericano. Así vemos, por ejemplo, que en varias producciones turcas, los locales Djinns muchas veces se verán similares a los fantasmas o demonios occidentales, tanto en apariencia como en comportamiento. Las estéticas y los recursos para provocar miedo serán así mismo muy parecidos. Las producciones rusas también adolecen de esta influencia, con muchas de sus tramas calcadas de la enésima producción americana. Esto no sucede, afortunadamente, con Tumbbad (2017), reciente film de género hindú. Y no sucede porque está fuertemente influenciado por sus mitos (que, aunque estén creados para la ocasión, no tienen impronta occidental), en su historia, y en su gente.

En un templo dedicado a un dios olvidado, Hastar, y donde se rumorea que hay un fuerte tesoro en oro, su último sacerdote agoniza. Mientras, encerrada en una mazmorra, una anciana condenada debe ser alimentada para saciar un hambre maldito y eterno. Una mujer, la hija de la anciana, se encarga de cuidarlos a ambos. Esta cuidadora y su hijo, un niño fuertemente codicioso, abandonan el templo después de la muerte del sacerdote, dejando a la anciana encerrada. Años después, el niño, Vinayak Rao, ya adulto y que será el verdadero protagonista, volverá para interrogar a la anciana, o lo que queda de ella, sobre la manera de obtener el oro del templo ya abandonado. Con el secreto conocido, con el que consigue una módica cantidad de monedas de oro cada tanto, logra una lenta pero segura ascensión a la riqueza, lo que unida a su ya mencionada codicia, le traerá grandes y nefastas consecuencias. Develar más, por ejemplo, donde está el oro y como es obtenido, es arruinar la premisa para el espectador, solo decir que no tiene parecido con nada del cine occidental y que la representación del mal y lo mitológico está poderosamente enraizado en su milenaria cultura.

La película recorre no solo décadas de la vida de su protagonista, sino de la vida de la misma India. Hay un cierto cariño en el retrato de Vinayak Rao, cuya avidez por el oro impulsa todo. Cariño porque se entiende que esa codicia nació en la miseria absoluta en la que tuvo que criarse. La narración comienza en 1918 y termina alrededor de 1947, abarcando casi 30 años de historia, desde una India ocupada por los ingleses, con los locales teniendo que lidiar con los colonialistas, la pobreza y la desesperanza, hasta la práctica independencia.

Tumbbad es una película de alto presupuesto. O, por lo menos, generoso. Se entiende que el director pudo plasmar todo lo que quiso, incluida una minuciosa reconstrucción de época, unos FX de maquillajes absolutamente efectivos y algunos que otros CGIs no perfectos pero que no molestan ni empañan. La fotografía está a la altura y es refinada y virtuosa. Curiosamente, teniendo en cuenta que es un film de la India, apenas tiene números musicales, que no incluyen danza y que son eminentemente narrativos, lo que hace que la duración total de la película alcance una módica hora y 45 minutos y sea más digerible para la audiencia occidental. Para aquellos que no han catado (o no han reincidido en) la cinematografía hindú por temor a los numeritos de baile, puede ser una inmejorable puerta de entrada.