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Pelican blood

Infierno maternal

Pelican blood

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

El festival Online Atlantida Film Fest, que como todos los meses de agosto nos regala la plataforma Filmin, reúne una envidiable colección de títulos de cine independiente de todo pelaje, que deparará no pocas sorpresas a los que se quieran sumergir entre su catálogo (de hecho aprovecho la ocasión para señalar lo sumamente interesante que es esta plataforma; en mi opinión la mejor de todas para degustar buen cine). Nos ha brindado la oportunidad de poder ver este título que se nos pasó en Sitges y que, tras su proyección, polarizó opiniones. Estamos ante un interesante drama, con momentos muy inquietantes, que poco a poco va abrazando elementos de fantasía con desigual acierto. Un film pariente cercano a títulos tan dispares como “The babadook” o “El buen hijo”.

La protagonista, que interpreta la actriz Nina Hoss, es una adiestradora de caballos, con una hija adoptiva a punto de alcanzar la adolescencia, que decide acoger a una nueva criatura: una niña búlgara de cinco años. Lo que se inicia como la culminación de un sueño, se va tornando en pesadilla cuando la pequeña manifieste un comportamiento violento y sexualmente agresivo, algo que comienza a aislar a la familia del resto de su entorno. Pronto descubrirán que no son los primeros que han tratado de domar a esta fiera, que arrastra un episodio terriblemente traumático con su madre natural que la convierte en una potencial psicópata. Wiebke, así se llama la sufrida aspirante a madre del año, no contempla la devolución como una solución al problema y, consciente de que esa es la última oportunidad para la pequeña de tener una vida feliz, se enfrentará con uñas y dientes contra el lado oscuro de su nueva hija.

El título viene de la leyenda búlgara que le cuentan a la protagonista en su visita al orfanato; en la que un pelícano se atraviesa el pecho con el pico en la inutil intención de alimentar con su sangre a sus polluelos fallecidos de inanición. Cruel paralelismo con lo que veremos después. Como en Babadook o en la magnífica “Tenemos que hablar de Kevin”, este “Pelican Blood” elabora una pesadilla con la premisa inquietante de qué hacer cuando la maternidad sale mal y ese compromiso de por vida, que se establece entre una madre y su hijo, se transforma en una condena. Nada más temible para una madre que su descendiente venga con un problema. El tesón de Wiebke en su adiestramiento de caballos problemáticos ayuda a que nuestra mente construya a esta incansable heroína… Pero, ¿*Cómo disociar el amor con la cruda realidad y los estragos que causa la maldad*? Un lugar realmente incómodo en el que colocar al espectador y que su directora y guionista Katrin Gebbe sabe explotar con acierto en la primera parte de la cinta, sin que nos importe demasiado que el terror no llegue. Después comienza una enfermiza relación entre madre e hija y nuevamente se nos antoja molesto el lugar desde el que contemplamos el devenir de los acontecimientos. En su forma de invertir las bases de la maternidad, Gebbe convierte la lactancia en febril obsesión para Wiebke, que sufre resignada las constantes vejaciones a las que le somete la pequeña.

Justo cuando el horror real se antoje insoportable vendrá el terror cinematográfico al rescate de la trama. Aquí la fantasía es un balón de oxígeno muy poco verosímil que llega para enderezar los torcidos renglones de su guion. Un salto endeble que entendemos arruinará la experiencia a muchos y que, a todas luces, llegará mal y tarde para los amantes del cine de género. En su favor decir que esta historia sobrenatural que envuelve al drama en sus últimos compases se cuenta de forma muy realista, despojada de efectos especiales, torsiones corporales, vómitos de colores llamativos o lenguas muertas.

En mi caso considero el resultado fallido: es cierto que la primera parte me atrapó y que aplaudo que el film tenga esa atmósfera tan opresiva y realista. Pero el terror tenía que haber sido desmedido y descolocante o no haber existido; en su lugar “Pelican Blood” usa lo sobrenatural como un hada su varita en los cuentos: para rescatar de su miseria a las princesas… y nosotros ya no somos unos niños. Dicho esto, tampoco es tiempo perdido: Siempre es un placer ver a Nina Hoss actuar, y la cinta tiene ese algo especial que anima a seguir viendo su historia hasta el final.

Lo mejor: Su primera mitad es sumamente inquietante.

Lo peor: El cariño por sus personajes traiciona a la guionista.


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