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FESTIVAL DE SITGES 2020 IV

(días 7 y 8)

Pasada la primera semana, el cansancio y el sueño acumulado suelen apretar, y así fue. Pero el buen nivel de las películas de este año, y sobre todo la cantidad de género puro que abundaba en la cosecha de este 2020 tan cercano a la fantasía más macabra, nos ayudaron a mantenernos despiertos.

Miércoles 14

LA NUÉE (LA NUBE)

Vista y avalada por el público de la semana de la crítica de Cannes, llegaba el enjambre de langostas vampiro directas desde Francia. Una madre que intentará sacar adelante el negocio de la cría de estos insectos para sustentar a sus dos hijos.

El público de Sitges suele tomarse las recomendaciones del festival francés con pinzas, ya que el temor a que el género quede en un plano demasiado secundario forma parte de los terrores más primarios del aficionado base. En este caso, la película no reniega en ningún momento de su componente fantástico, pero su núcleo y poder está en un drama familiar de madre coraje que pesa sobre el pecho cual hormigón armado. Y esto no debería preocupar a los más puritanos, porque a medida que la trama avanza, el eco-terror va tomando protagonismo pese a que sus orejas están siempre visibles tras la valla. Al final el horror nace de la angustia creada no solo por la relación de tres personajes magníficos, sino también por la interpretación de una Suliane Brahim que le mereció el premio a la mejor interpretación femenina.

TEDDY

Otra competidora que venía sellada de un festival de Cannes sin celebrar. Teddy, el coming of age de un hombre lobo inadaptado, partía de una base que podía pertenecer a mundos muy dispares, pero finalmente terminó quedando en agua de borrajas. En su parte más común y reconocible, la metáfora que nos cuenta no le sonará a nueva a nadie. Su punto de sal se encuentra en el detalle. En sus personajes, diálogos y humor. El problema es que ninguno de ellos funciona a modo de arco completo. El humor se mezcla con el drama haciéndose ininteligible (eso o no fui capaz de pillarle la gracia su estilo tan frontalmente francés). La evolución de los personajes se estanca y precipita a partes iguales y todo en pos de desarrollar una obviedad demasiado integrada en el imaginario colectivo en el pasado. Sin embargo, desde luego, la película tiene su público, pues los hubo que salieron encantados, y al final terminó alzandose con el premio principal del jurado de la crítica.

BLACK BEAR

Si en algo participa Aubrey Plaza, ese es motivo suficiente para vendérmelo. No solo porque me fascine verla en pantalla, sino porque la actriz tiene buen ojo para los proyectos en los que se ve involucrada. Muy amiga del indie americano más curioso y explorador. Black Bear carece totalmente del elemento fantástico que la justificaría en un festival como es Sitges. Sin embargo, su carácter metalingüístico la hizo plato de muy buen gusto para el público de la sección noves visions, especialmente potente este año, que digiere el medio más allá de etiquetas. La película, al fin y al cabo, guarda ciertas reminiscencias con películas como Mulholland Drive, a la hora de generar enigmas a resolver obviando el uso de la lógica pura. Black Bear plantea un juego de sensaciones hermanas. Dos gemelas nacidas con cuerpos distintos, pero unidas por el ardor de las entrañas, y contadas a través de la creación de un lenguaje cinematográfico, cuestionándose no solo los límites de la decencia en busca del arte, sino el cómo puede degenerar el proceso en pos de generar vida. Considerar las películas piezas suele ser una asunción bastante deleznable, pero en este caso es un término perfecto sin el cual su existencia no tendría sentido. No imaginaría nunca verla en un sitio que no fuese el prado.

IMPETIGORE

No he conseguido comulgar hasta ahora con el cine de joko Anwar. Ni Satan’s Slaves, ni muy especialmente Modus Anomali me engatusaron lo suficiente como para hacerme vibrar lo mas mínimo. Aun así, la pureza del terror que prometía y lo bien precedida que venía de comentarios entusiastas me hizo lanzarme a intentarlo una tercera vez. Y la verdad es que valió la pena. Acostumbrados a lo salvaje del nuevo terror indonesio, del que ya hemos hablado previamente en esta crónica, fue sorprendente encontrarnos con un ejercicio de atmosfera tan cuidado y minucioso. Y es que el entorno forma parte especialmente activa en el viaje de estas dos amigas a una alejada aldea en busca de una casa para heredar. Hay un gusto por la estética apabullante y una capacidad de crear tensión a partir de la forma de gestionar el entorno que nos metió en el bolsillo de Anwar desde la brillante secuencia de apertura de la película. Cierto es que a medida que la historia avanza, el guion enturbia el buen hacer de lo visual, pero se mantiene lo suficiente en la vertiente de lo misterioso y fabulesco como para no nos caigamos siquiera cuando la historia pega volantazos hacia el thriller manido y con tintes de telenovela, especialmente al inicio del tercer acto. Joko Anwar seguirá sin ser mi persona favorita, pero desde luego, ahora estamos reconciliados.

COME TRUE

Sin duda una de las sorpresas más sonadas del festival. Un deleite para los sentidos capaz de hacerle a uno plantearse si es necesario regirse por una normativa estándar a la hora de tener en cuenta la conjugación de sus piezas. Anthony Scott Burns nos presenta una película absolutamente personal y concebida casi como un one man Project, ya que se encarga de la dirección, el guion, la dirección de fotografía y del apartado musical, bajo su proyecto Pilotpriest, junto a (esta vez sí, ya que en la anterior Our House tuvieron que abandonar el proyecto por desacuerdos con la producción) Electric Youth, a los que muchos recordarán por el tema “A Real Hero” de Drive. La película narra las vicisitudes de una joven con insomnio que da con la existencia de un grupo de científicos en busca de voluntarios para probar su máquina capaz de transcribir a imagen los sueños. Una película que se excede en sobremanera en muchos dejes y tics que bajo los códigos de una valoración ordinaria pesarían mucho más. Pero Come True está concebida como un muestrario de un imaginario absolutamente personal, y si, caprichoso de la forma más naif posible. No importa el subrayado o la aparente pedantería en la que muchos solo veremos ilusión de garaje. Cuando su absolutamente torpe final entre en escena, valdrá mucho más la pena plantearse las posibilidades simbólicas que este ofrece, que no lo mejorable de su ejecución. Una película que no se debe encorsetar y que necesita de un espacio propio en el que crecer. Placer de sentir.

Además, el festival de Terrormolins, que por desgracia este año ha tenido que terminar siendo exclusivamente online debido a las restricciones del gobierno de cara al COVID-19, acaba de anunciar que la película estará disponible en Filmin del 13 al 15 de noviembre. ¡Oportunidad única!

Jueves 15

THE RECKONING

No hay nada que Neil Marshall no te salve. Ni siquiera cuando se trata de uno de sus trabajos menos destacables. Aquel jueves fue, sin duda, el más flojo de la edición para nosotros. Pero el día lo empezamos dándolo todo en el retiro a base de desparpajo y exceso. Aún que esta vez no se trató de litros de sangre o sobredosis de histeria en el montaje. Algunos no lo creen, pero The Reckoning cuenta con el sello del inglés impreso a fuego en sus capas más visibles. El exceso esta vez se encuentra en lo descaradamente rimbombante y desmedido de su drama de época salvaje, en un tono más cercano al de Les Miserables que al de Juego De Tronos. Un ensalzamiento de la figura de la mujer superviviente narrado a través del calvario de una reciente viuda acusada de brujería por pura venganza. Desde la obviedad a la que el director nos tiene acostumbrados, las metáforas entran mejor a cañonazos. Y, sin embargo, la mayoría salieron decepcionados por la ausencia de mala leche a la hora de mostrar. Tratándose de una película de lectura feminista, me hubiese parecido preocupante regocijarse en el torture porn a la hora de plasmar las torturas de la inquisición. Hubo, y sigue habiendo lugar para eso en otras películas, pero no en esta. Aquí prima la evolución del concepto de la inocencia de una susodicha bruja en forma de víctima y verdugo, que servirá además para hacer una reflexión sobre la fantasía como modo de escape realmente emocionante.

ICH-CHI

Volvíamos de nuevo a Rusia. En este caso a la parte asiática de la misma, a la cual pertenece el folklore que servía de gancho a la hora de atraer al público a ver Ich-Chi. Su tráiler prometía ecos de The Witch, The Wailing y el descubrimiento de una mitología folk que olía a gloria…Nada más lejos de la realidad.
No seré yo quien se queje del terror de cocción lenta. Lo tengo como uno de los estilos más estimulantes de todos. Pero este caso llevó a la pantalla absolutamente todo lo malo que puede salir de una propuesta así. Se agradece la idea de trasladar los terrores ancestrales a nuestros tiempos, y más teniendo en cuenta que en este caso el folk maquilla algo que casi podría considerarse eco-terror del mas vengativo. La leyenda da para aterrorizar, pero no puede presentarse más dispersa. Esto, apoyado de un ritmo, de nuevo, absolutamente impostado en búsqueda de una categoría que se le queda grande, y un tratamiento de la imagen tan descuidado como su guion, Ich-Chi termina siendo un batiburrillo sin cohesión alguna que avanza a oscuras (literalmente) hasta la nada más absoluta. Termina siendo desesperante.

COSOMOGONIE (HUNTED)

El género survival gozó de una corta época dorada a finales de los 2000. En aquella época pareció quedarse encerrado el interés que suscitaba un género con una capacidad de remover que parecía inacabable. Pero al parecer sí que era finita. O eso o la ausencia de novedad pesa más desde que Eden Lake pareció poner punto y final a la capacidad de sorprender. Doce años más tarde aparece Cosmogonie (Hunted) y tira de manual, pero a su vez de buen hacer para intentarnos llevar de nuevo a aquellos tiempos. Sin embargo, el interés ya no es el mismo, y pese a que la película cuenta con elementos que, lejos de renovar nada, suscitan interés a por lo bien posicionados que están, no consigue salirse de un envoltorio demasiado incrustado en el imaginario colectivo. Por mucho que el juego macabro entre los dos perseguidores de la protagonista, vestida de rojo cual caperucita haciendo de alarde de una metáfora desgastada por repetición hasta la náusea, añada un plus de misterio y desconcierto al conjunto, el corsé solo se termina rompiendo en su desconcertante tramo final. Desconcertante en el peor sentido de la palabra, pues uno pierde totalmente la noción de lo que es consciente o no. Y el ridículo que en pantalla parece mostrarse voluntario choca de forma tan violenta contra la primera hora de metraje que uno no sabe a qué atenerse. Desde luego fue uno de aquellos pases que se disfrutan infinitamente más en Sitges. Pero no lo suficiente como para justificar una película entera.


Vuestros comentarios

1. 06 nov 2020, 14:26 | tito jesús

Grandes pelís en esos días… y otras mucho más dudosas.
La nube me gusto mucho.
Yo a Teddy sí le encontré el punto, me sorpendió muchísimo.

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