Scream

Como Rick Moranis en sus Cariño he agrandado/ encogido al niño/a nosotros/al perro/ a la audiencia, o como Travolta y Kirstie Alley en Mira quien habla/ habla 2/ habla ahora/ habla también, la carrera de Neve Campbell, Courteney Cox  y David Arquette en la gran pantalla parece haber quedado relegada a apariciones en la saga Scream. Dudo mucho que sientan demasiada ilusión cuando sus representantes les ofrecen una nueva oportunidad para hacer esos personajes que, siendo francos, tienen como único aliciente entregarles un dinero calentito y poder rememorar una fama cada vez más lejana… Tal vez como le pasó a Travolta, lo mejor esté por llegar, pero si esta es su tabla de salvación, la madera se está deshaciendo. Con perdón para los incondicionales de la franquicia Scream, esta no será una reseña demasiado positiva… aunque como balsa aún flote.

Otra vez (ya hemos perdido la cuenta) se están cometiendo asesinatos en Woodsboro. Los nuevos crímenes girarán en torno a la hija ilegítima de Billy Loomis que regresa al pueblo tras saber que su hermana (de padre distinto) ha sido atacada por Ghostface. Junto a un nuevo grupo de amigos y los tres supervivientes de las entregas anteriores se lanzan a descubrir quién o quienes se esconden detrás de esta RECUELA (¡¡¡tócate los cojones!!!)

Muy pocas innovaciones en esta quinta entrega. Todo suena ya escuchado, pero mucho más hueco. La saga continúa auto referenciándose y a la vez reflexionando sobre el propio cine de género; ahora con el horroroso concepto de la recuela (híbrido entre nueva entrega y arranque de la saga. Pero hay tan poco que rascar que sus referencias a este concepto y al horror elevado, se antojan como un analgésico suave para calmar a los más incondicionales. En Scream se nota más una explotación cansina de una fórmula que la intención de sacar algo fresco y nuevo de sus premisas. La ausencia de convicción de David Arquette repasando las reglas de este macabro juego ya no funciona; las frases de sospecha de sus personajes se antojan absolutamente pueriles, casi tanto como lo estúpido de algunos de sus comportamientos, y francamente que el asesino corra que se las pela mientras lanza cuchilladas al aire y recibe algún golpe suscita cero emoción. Conscientes de esta flaccidez narrativa se cargan las tintas en el número de muertes y en lo sangriento de las mismas; sin ser un festival de gore creo que nos encontramos ante la más bruta de las entregas, aunque si he de elegir muertes me quedo con las de Scream 4, pues sus secuencias estaban muy bien planteadas y rodadas.

El tándem de directores  Matt Bettinelli - OlpinTyler Gillett se encargan de avivar los rescoldos de la saga de Wes Craven sin que percibamos claramente indicio alguno de su sello autoral: todo emula al pie de la letra el trabajo del maestro del horror y el aspecto más reseñable de la entrega radica en su acertado trabajo de casting. Melissa Barrera, que toma el relevo de Campbell y se hace protagonista de la trama y Jenna Ortega (que también participa en la esperadísima X) e interpreta a su hermana, son dos buenas actrices que se muestran por encima de las endebles situaciones que construye el guion. A ellos se suma Jack Quaid (hijo de Denis Quaid y Meg Ryan) en un papel enervante que pretende ser gracioso y que termina por ser cargante, junto a ellos los tres veteranos mencionados y un reparto juvenil atractivo que hacen las veces de carnaza y posibles asesinos en esta trama carente de sorpresas.

No es un desastre, contiene un par de escenas que mantienen el pulso de los momentos más inspirados de la saga (como el ataque a la sheriff) y una sorpresa argumental para dejar boquiabiertos a los seguidores de la franquicia… con todo y con eso Scream se queda en un film de consumo preferente al borde de la caducidad.  Como la carne poco fresca se presenta con mucha salsa para evitar el aroma a podredumbre.