Avatar2: El sentido del agua

Esta mañana hemos visto Avatar 2: El sentido del agua y, aunque esta es una web que principalmente trata cine de fantasía mucho más oscura, creo que merece la pena reseñar esta cinta.  Avatar 2  será nuevamente un fenómeno cinematográfico y toda una exhibición de hasta dónde puede llegar el cine y la tecnología a la hora de elaborar experiencias de entretenimiento. Si la primera entrega de Avatar creó toda una moda en la elaboración de contenidos anaglíficos (ilusión de profundidad tridimensional) y supuso un paso de gigante en la creación e integración de personajes virtuales, James Cameron nuevamente da un golpe sobre la mesa y vuelve a exprimir al máximo estos dos conceptos, en una experiencia de tres horas y cuarto que se pasan volando. Hay mil sorpresas así que iremos con cuidado...

La acción se sitúa década y pico después de los acontecimientos de la primera entrega. Pandora vuelve a ser un planeta libre de la explotación humana. Jake,y Neytiri (Sam Worthington, Zoe Saldana) no han perdido el tiempo estos años y viven felices con tres hijos, con un joven humano que quedó a su suerte al ser demasiado pequeño para la crionización en la retirada de la guerra pasada y la hija, nacida en extrañas circunstancias, de Kiri/ Dr. Grace Augustine (Sigourney Weaver) ... Todos juntos viven en armonía con la naturaleza hasta que las naves terrícolas regresan al planeta. 

Un guion sumamente astuto logra reunir nuevamente a casi todo el reparto original (como veis en la ficha Stephen Lang incluido). Nuevamente con la explotación de los recursos de la remota Pandora como eje principal de la acción. Un más de lo mismo con sabor absolutamente nuevo, gracias a un cambio de localización que lleva la trama, tras sus 40 minutos iniciales, a las islas del planeta y con el reparto original dando un paso atrás para ceder el protagonismo y la presencia en plano a un joven elenco que encabezan Jamie Flatters, Britain Dalton, Trinity Jo-Li Bliss y Jack Champion (este es el único que veremos con su aspecto humano). 

Que a Cameron le encanta el mar y su fondo lo tenemos claro tras ver Abyss, Titanic o sus documentales de las profundidades del océano. En esta ocasión le sirve para rendir homenaje a grandes clásicos de las aventuras marinas; encontraremos disfrazados de cine de ciencia ficción deliciosos guiños a cintas como Su majestad de los mares del Sur, Moby Dick o Capitanes intrépidos, también a sus dos películas mencionadas en este párrafo. Todo con un diseño de producción asombroso, donde cada criatura marina, planta, máquina futurista o cabaña isleña han sido diseñados con esmero y realismo, dando a Pandora una veracidad asombrosa.

Nuevamente Avatar ha sido rodada en tecnología estereoscópica y, aunque las gafas no han cambiado, Avatar 2  logra una profundidad insuperable; muy por encima de lo que logró  Scott Derrickson en Doctor Strange (para este que firma, el Everest del cine 3D hasta la llegada de esta). Este trabajo de profundidad de campo ayuda mucho a crear verdad en sus planos, por ejemplo, recuerdo un primer plano de Neytiri en el que en la zona de foco cruza una minúscula partícula de polvo; un algo sin importancia y a todas luces innecesario pero que hace real a esa criatura azul de cuatro metros.

Como ya pasaba en la anterior, desde los primeros compases el espectador queda cautivado de la puesta en escena. Complicado diferenciar qué es real y qué no es en Avatar 2.  Este mundo digital es empleado, paradójicamente, para recordarnos la importancia de la naturaleza y de una relación equilibrada con ella. El chamanismo, los mensajes ecologistas y la importancia de la tradición más atávica, se usan en el guion para que reflexionemos sobre nuestra relación con el medio ambiente, sobre la explotación en otras culturas que tiene nuestro comportamiento capitalista. Como reafirmando su mensaje espiritual, nuevamente Cameron llena la pantalla de colores saturados mezclados con destellos fluor que en varios momentos parece que hubiéramos tomado un chupito de ayahuasca antes de entrar al cine.

El sentido de la acción del director, que nos tuvo pegados a la butaca en sus Terminators o en Aliens, está intacto. Avatar 2 en su último tercio es un despliegue de explosiones, luchas y aventura extenuante, pero al contrario que en otros taquillazos de pelaje parecido, la cinta logra emocionarnos y hacernos cómplices de la épica, teniéndote al filo de la butaca esperando qué más puede pasar. Por poner algunas pegas, tal vez la trama de uno de sus hijos con una suerte de ballena frene algo el ritmo de la parte central y la ensaltación de los valores familiares y los conflictos adolescentes de algunos tramos nos suene más norteamericanos de lo que nos gustaría.

Aparentemente tenemos Pandora para rato. Esta es la segunda entrega de una serie de cinco películas. Aunque no tengo claro que el planeta y las peripecias de esta familia y allegados dé para tanto, lo cierto es que El sentido de agua ha superado con creces todas mis expectativas y me ha hecho disfrutar como cuando era un crío.  No os la perdáis.