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Beyond the Rave

Drácula intenta renovar sus métodos

Beyond the Rave

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A vueltas con los vampiros. Una nueva producción que intenta resucitar, desde una perspectiva moderna y enfocada al horror, el mito de los chupasangres nocturnos. Si además decimos que la película es británica y viene auspiciada por la renovada Hammer, a más de uno os pondrá los dientes largos. Ese era mi caso, y cual fue mi tremenda decepción cuando descubrí que Beyond the Rave no esconde más que la recopilación apresurada de una mini-serie de 2008, emitida integra y únicamente por Myspace. Los veinte breves capítulos de los que consta la serie se han unido “tal cual” y dejan una sensación amarga tanto por la resolución de la serie como por lo poco que recuerda a producciones del calibre de The Curse of Frankenstein, Drácula o la esplendida saga del Doctor Quatermass. Resulta difícil entender la vinculación de la Hammer en un proyecto de estas características, donde solo la presencia de los legendarios vampiros puede justificar dicho apadrinaje. De todos modos, la productora tampoco ha hecho siempre las cosas bien; su voluntad de satisfacer al aficionado de cine fantástico se opaca, en ocasiones, por un resultado final ciertamente aburrido, frío, distante. Este es el caso de Beyond the Rave que sin llegar a aburrir del todo, no alcanza al espectador con esos guiños sangrientos, más bien simples, a los que recurre como última vía para terminar una cinta algo banal. Analicemos el porqué…

A Ed, un soldado británico aficionado a la vida nocturna, le queda solo una noche antes de reincorporarse a su destino en Irak. Últimamente las cosas no han ido bien con su novia Jen, una chica sencilla y cariñosa que tiene enamorado hasta las cachas a nuestro buen soldadito. Aunque sea una noche cualquiera, podría ser la ideal para reconciliarse con Jen al abrigo de una buena fiesta. Sin embargo, su gozo se convierte en frustración cuando sus amigos le informan de que la niña de sus ojos se ha largado a una “rave” con un misterioso, a la par que atractivo, tipo. [ejem]

Ni cortos ni perezosos, Ed y sus colegas, se embarcan en la búsqueda de la madre de todas las fiestas. De hecho, ellos no son los únicos adictos a la música electrónica y las drogas de diseño. Toda una legión de jóvenes ávidos de emociones fuertes, siguen las crípticas indicaciones que los organizadores de la “rave” han ido dejando por la ciudad. Lo que ninguno de ellos sabe es lo que realmente les espera bajo los oropeles de la música atronadora, los cuerpos de escándalo y el alcohol barato: una jauría de vampiros sin conciencia cuyo único objetivo es alimentarse del ganado que abarrota la fiesta

A ojos del espectador casual, aquel que solo desea hora y media de buen entretenimiento vampírico (dícese de las tres S’s: sangre, sensualidad y suspense), lo primero que destaca es la segmentación tan pronunciada padecida por la primeriza obra de Matthias Hoene; una fragmentación obligada dado el carácter mini-episódico de la serie que compila. Es decir, cada cinco minutos nos veremos condenados a contemplar la breve cabecera de la serie, dando lugar a una sensación de “corte” continúa que se va atenuando a medida que avanza el metraje, todo hay que decirlo. Tal vez se debería haber optado por una re-edición de los episodios puesto que este encaje de bolillos deja al descubierto muchas incongruencias y debilidades arguméntales, que uno quiere creer no existirían en el metraje sobrante. Dado el elevado número de agujeros en el guión, es imposible no creer que existan muchas más horas de rodaje, aportando consistencia a un guión que destila buenas intenciones pero una resolución demasiado pragmática: “saca la tijera Matthias, lo que no podamos explicar rápidamente nos lo quitamos de en medio. ¡Qué esto es una serie para Internet!” Parece mentira que estuviese metido en la redacción del libreto Jhon Wright, director de la estupenda Tormented.

Y como muestra un botón: asistiremos a una de las transformaciones en vampiro menos dolorosa de la historia del cine. ¡Normal, nunca llegamos a ver en pantalla tal proceso! Así vemos el guión salpicado de detalles fatalmente resueltos. Justo cuando lo que pedíamos a este regreso de la Hammer no eran más que buenos detalles y mimo para con el espectador. No basta para la renovación de un estilo, el gótico clásico, con poner a los vampiros de siempre celebrando el guateque de su vida. Aunque a pesar de que este estilo no vive sus mejores momentos, estoy convencido de que volverá con fuerza en este próximo año; ya que en tiempos de crisis de ideas siempre acabamos mirando hacia atrás; y más en un cine tan cíclico como el de terror.

Tampoco el exceso de personajes ayuda a evitar la “desorientación” que sufre el espectador. A lo largo del viaje de Ed vamos viendo a un buen número de sujetos curiosos pero nulamente explotados. Por ejemplo, los camellos hooligans y el vampiro antediluviano que transita la “rave” sin saber muy bien porqué. En el caso de los primeros aún conseguimos entrar en el juego de su humor negro, una acidez típicamente inglesa que se suministra en las dosis adecuadas; pero la vetusta sanguijuela, que continuamente fuma de una de las pipas más chulas que he visto en mi vida, está desaprovechada totalmente. Y así pasa más ó menos con todos los personajes, los cuales solo tienen un objetivo entre ceja y ceja (juerga o sangre, elija su propia aventura), reflejándose en pantalla como títeres sin voluntad propia y carentes de claro oscuros que justifiquen sus motivaciones (por no hablar de unos actos que son mayoritariamente incomprensibles). Los vampiros podrían haber dado más de sí, puesto que se enfoca su personalidad desde la dualidad depredador despiadado/amante apasionado; sin embargo, no sobrepasa este enfoque la mera anécdota debido a que el argumento se centra en Ed y sus amigos, en lugar de en las molonas criaturas de la noche. ¡Tch! Una pena no haber insistido en esa dirección…

¿Pero es todo tan malo? Bueno, todo no. Al fin y al cabo estamos ante una cinta netamente británica. Técnicamente no se le puede reprochar nada a un producto que visionado desde Myspace a ratos muertos puede resultar entretenido: la fotografía es excelente (sobre todo la nocturna), el montaje brusco pero adecuado, la banda sonora se ajusta bien a todas las escenas (con interesantes temas de minimal y electro-house), etc, etc…
También el exceso de sangre en el último tramo, mucho más dinámico, alegra la vista tanto como los esculturales cuerpos masculinos y femeninos que van dejándose contemplar en la traca final. No obstante, la abundancia de hemoglobina no esconde otras carencias y su presencia solo se justifica como la “carnaza” fácil que los creadores de Beyond the Rave ofrecen a los perros de Pavlov, nosotros, para que saliven. Insisto, no os llevéis a engaño; el baño de sangre de los últimos diez minutos también viene acompañado de las consabidas resoluciones obvias, que se huelen desde el inicio de la fiesta. Conclusión decepcionante y cochambrosa donde se echa en falta ese metraje “perdido” o “prohibido”, que insisto debe existir en algún almacén del West End. Aunque al menos este final no se traduce en el clásico “continuará” que tanto me temía.

Dudo seriamente si recomendaros o no esta película. ¿Qué puede decir un tipo que todavía escucha con ojos empañados la mítica Dracula Yé-Yé? La verdad que dada la proliferación de esos dichosos vampiros que brillan a la luz del día [ejem], no deja de ser interesante una aproximación más visceral, aunque se quede a medias, de uno de los mitos literarios (y es que el subgénero empezó de verdad en esos objetos habitualmente rectangulares, de tapa dura y con muchas hojitas de papel) más fascinantes que ha creado el hombre. Si vuestra lista de películas pendientes de ver crece a cada instante, como es mi caso, ir posponiendo esta cinta hasta el siguiente amanecer (siempre podéis intentarlo con Suck o Lesbian Vampire Killers). Si por el contrario no sabéis que darle de comer a vuestro reproductor de DVD y sois unos apasionados de esos humanoides de tez blanca, colmillos afilados y mirada absorbente… bueno, en vuestras manos está darle una oportunidad a este, cuando menos, curioso proyecto…

Por mi parte, me quedo a la espera del primer y verdadero largometraje de Mr. Hoene: Cockneys Vs. Zombies. Suena más interesante, ¿verdad?

Lo mejor: La representación vampírica recoge bien esa clásica dualidad seductora/bestial. Unas gotas de humor negro ayudan a "digerir" los tramos más pesados del metraje

Lo peor: El exceso de personajes impide la fluidez de la historia, así como profundizar en sus motivaciones y personalidades. Los pocos detalles interesantes del guión se desaprovechan tratándolos sin energía


Vuestros comentarios

1. 11 nov 2010, 14:48 | Giles

Reconozco que al principio esta película me llamaba algo la atención, pero de momento, y como sugiere en parte tu reseña, creo que pasaré.

Saludos

2. 03 mar 2011, 20:47 | Carrieta

Me ha resultado pésima tanto que no la tolere más de 15 minutos. Esos cortes en episodios nooo que malo

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