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Entrance

Una vez que entras ya no sales

Entrance

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Entrance

Algunos lo conoceréis por sus comentarios, otros por su magnífica reseña de la novela The Moth Diaries, lo que no cabe duda de que sus gustos tienen un sabor especial. Y para mi es una alegría que los quiera compartir aquí con nosotros. Con todos ustedes, RedRum recomendándonos una película distinta a lo habitual. Todo un acierto. Bob Rock

ENTRANCE es acerca de los límites de nuestra percepción, cómo las cosas que acechan en la periferia de nuestra vida pueden conducir a conclusiones terribles, sobre cómo se cayó el amor con la ciudad, pero no la dejaría ir.

Antes de nada, y como es mi primera reseña en cuanto a películas se refiere, quiero hacer un inciso para haceros una idea de cuáles son mis gustos y así no crear falsas expectativas y evitar que nadie salga con una idea equivocada de lo que es Entrance.

Entrance entraría perfectamente en lo que yo llamo “mi tipo de film”. Cuando hablo de mi “mi tipo de film” me refiero a cine independiente, cine de bajo presupuesto. Básicamente lo que busco en este tipo de films es un trasfondo currado que de verdad me diga algo, y con el que llegue a conectar; es decir, algo visceral. Y claro, para ello es necesario poder conectar con los personajes, por lo que en este tipo de films el ritmo lento es el que mejor se adecua a sus objetivos, así que no esperéis un ritmo dinámico.

Lo mejor: su clímax final, su trasfondo y la actuación de nuestra protagonista.

Lo peor: su poca originalidad, y sin duda alguna, su ritmo requiere demasiada paciencia.


Chained

Sólidas cadenas

Chained

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Chained

Siempre me alegra recibir una reseña de algún amigo de Almas Oscuras. Como ya sabéis, más allá de la saturación de trabajo puntual que podamos tener, nos encanta publicar vuestras reseñas, aunque por supuesto solo pedimos un mínimo de calidad en la misma, independientemente de la opinión de su autor sobre la cinta analizado. El caso es que hoy le tocar el turno a Chained, película que un buen amigo de la página, Alfonso Bayo, recomienda encarecidamente. Alguno tal vez os acordéis de Alfonso porque hace algunos meses publicamos otras reseñas e impresiones suyas. Sea como fuere, le agradezco que se haya vuelto a poner en contacto conmigo y que ofrezca sus recomendaciones a esta la casa de todos. Bob Rock

Una tarde de sábado, Tim, de ocho años, y su madre Sarah, serán escogidos por un demente taxista, Bob, a la caza de su próxima víctima. Para su horror, Tim presencia su primer asesinato, el asesinato de su madre. Pero no será el último. Bob mantiene a Tim como un esclavo, encerrándolo bajo llave y forzándolo a limpiar y enterrar los cuerpos de las jóvenes mujeres que lleva a casa. Ahora un adolescente, Tim comprende que se le permitirá tener cierta libertad si él se convierte también en un asesino…

Por fin, un proyecto sólido y serio. Avalado por la dirección de Jennifer Chambers Lynch, hija, como no, del polémico y célebre David Lynch.

Lo mejor: Es entretenida y te pasa como un suspiro.

Lo peor: Psicológicamente es en algunos momentos insoportable (en el buen sentido) y dudo que tenga una distribución comercial en cines por su enfermizo y fuerte contenido.


The Moth Diaries

Diario De Una Mariposa Nocturna

The Moth Diaries

Para mi es un placer poder presentaros la profunda reseña literaria de un buen amigo del blog, algunos ya conoceréis a RedRum, sobre The Moth Diaries. Reseña que nace de cierto debate que pudimos mantener con su autor en el reciente análisis que publicamos de la adaptación cinematográfica. RedRum quiere compartir con Almas Oscuras sus conocimientos literarios, que no son pocos, para aportar otra visión con respecto a la versión cinematográfica, más si cabe cuando dicha versión no ha resultado de mucho agrado, en general, para el público que ha podido disfrutarla. Sin más, que sean sus propias palabras las que os acerquen a un verdadero aficionado al género, el cuál espero se prodigue en esta vuestra casa. Bob Rock

Tengo dieciséis años y estudio en un exclusivo internado americano, la Brangwyn School. Mi padre, un célebre poeta, se suicido el año pasado, y mi madre no consigue salir adelante, así que paso mis días entre las paredes de esta prestigiosa escuela. Por suerte está mi amiga Lucy, mi mejor amiga, con quien comparto todo, y este año podremos descubrir justas cosas nuevas y prohibidas. Pero desde que llego Ernessa un chica nueva, misterios y enigmática, mi mundo ha dado un vuelco. Lucy pasa más tiempo encerrada en la habitación de Ernessa que en ninguna otra parte y están sucediendo cosas extrañas. Empieza a sospechar que la chica nueva no es quién dice ser… Estoy convencida de qué es un vampiro, y haré todo lo que haga falta para demostrarlo

La primera vez que leí esa sinopsis se me vino a la cabeza Camilla de Sheridan Le Fanu en versión cutre y adolescente, y narrada a modo diario. Y si en cierto modo no iba mal encaminado porque si está narrada en primera persona, a modo diario pero en cuanto a contenido me alegró saber que estaba meramente equivocado.

Tengo su corazón

Una historia de horror de Beatriz T. Sánchez

Tengo su corazón

¿Cuántos hombres habrán intentado romper las sagradas leyes naturales, no ya por pura curiosidad científica, sino en aras de los sentimientos más exaltados?, ¿Cuántos se habrán atrevido a tamaña blasfemia? Muy pocos, por eso no puedo dar crédito a mi audacia.

De todos los estudiantes de la Academia Médica yo soy el que hace más hincapié en temas tales como la frenología, el mesmerismo y el poder del fluido eléctrico. Sé que ese hatajo de oscurantistas se burlan a mis espaldas, pero si viesen lo que he logrado se les cuajaría la sangre en las venas.

Aunque hasta hace una semana mi mayor preocupación no eran las murmuraciones, sino la vida que se extinguía inevitablemente ante mis ojos…

Primogénito

Un cuento aterrador de Lady Necrophage

Primogénito

Este relato es continuación directa de Hijo Predilecto, se recomienda leer la anterior parte antes de continuar la inmersión.

VIII. DESDE EL SILENCIO

- Hijo mío, me deberé a ti hasta la irrevocable extinción de mis días…

Paulatinamente, las palabras acababan por desvanecerse, fútiles y etéreas, engullidas por la tétrica y estremecedora tenebrosidad que invadía aquella infecta habitación plagada de inmunda pestilencia e inexorable silencio.

- Hijo mío, me deberé a ti hasta la irrevocable extinción de mis días…

Una y otra vez, la constante evocación a aquella efusiva expresión conmocionaba la turbada mente del hombre solitario, mezquino y desesperado que dormitaba a intervalos en aquel desaseado cubículo colmado de aire viciado e infecto.
El cuerpo delgado y depauperado de Leo se convulsionaba, débilmente, bajo las raídas y sucias sábanas de felpa. Un sudor frío y abundante recorría sus desencajadas facciones y el resto de su espasmódica anatomía. Luchaba, de manera incesante, por abandonar aquel aletargado y zozobrante estado que estremecía su interior hasta insondables límites, por desembarazarse de aquellas odiosas fantasías oníricas que le sumían en tan sempiterna aflicción.

Y por fin, con gran alivio, comprendió que lo había logrado. Tan reiterada como empedernida entrega en aquella inflexible contienda interna había sido favorable para él y sus languidecidos párpados se abrieron de par en par liberándole, al menos durante un exiguo instante, de aquella turbadora sensación de miedo y desamparo.

Pero no tardó en advertir que lo que le esperaba tras aquel tranquilizador receso no era mucho más esperanzador. Reflexionó acerca de si abandonar su antaño desesperante estado no habría sido un consumado error en comparación al cúmulo de adversidades que parecían a punto de sobrevenirle encima y que, como ya era habitual a aquellas intempestivas horas, comenzaban a manifestarse de forma prolongada e insistente, arrebatándole la escasa tranquilidad que creyó experimentar durante aquel conciso y amable intervalo.

Escuchó, de una manera sobrecogedoramente nítida, las repercusiones provocadas por aquellos gruñidos broncos e ininteligibles a los cuales seguían unos disonantes chillidos acompañados de estrepitosos golpes que se propagaban de manera estridente a lo largo del interminable corredor principal.

Cerró los ojos y oprimió los dientes con inusitada fuerza, buscando tan solo un atisbo de pensamiento amable bajo el cual evadirse de aquella traicionera realidad. Sólo imploraba no tener que resignarse a sufrir, de nuevo, aquel calvario que tanto le atenazaba, no tener que ponerse en pie una noche más y sentir sobre su demacrada piel el aterido tacto de aquella gélida y densa madrugada tal como venía siendo común durante las interminables tres últimas semanas de su lamentable existencia.

Pero le resultaba completamente imposible ignorar aquel incesante y escandaloso golpeteo que se prolongaba, procaz y recalcitrante, a lo largo de cada una de las lacradas y pestilentes estancias y que no parecía, por ningún lado, ofrecer señales de receso o tregua.

Se desarropó a regañadientes y, con expresión de profunda pesadumbre y abatimiento, permaneció sentado en la cama durante unos minutos planteándose, a ultranza, la posibilidad de culminar con aquella avasalladora situación que mermaba tan poderosamente su apego a la vida.

De nuevo, una sucesión de estentóreos rezongos acompañados del contundente golpe de un pesado objeto percutiendo sobre el malparado entarimado, impregnaron de turbación la atmósfera, augurando un mal presagio que, posiblemente, no tardaría en manifestarse de no actuar con las debidas decisión y presteza.

El atribulado hombre hizo acopio de valor, emitió un leve resuello y saltó de la cama como movido por un invisible resorte que le instaba a cumplir su cometido, al menos en lo que se refería a aquella noche…

Tanteó durante unos leves minutos en la oscuridad, adormecido y tambaleante, hasta encontrar algo que ponerse y, raudo, se vistió con las primeras prendas que acertó a localizar en aquel caótico y tapiado agujero plagado de mugre y hediondez. A continuación, abrió el primer cajón de su mesilla de noche y buscó entre el cochambroso montón de enseres apilados, abandonados y ya, muchos de ellos, enmohecidos y deteriorados a causa del tiempo hasta localizar, por fin, el manojo de oxidadas llaves que introdujo, sin titubeos, en el bolsillo del grasiento pantalón.

Abrió la puerta de la habitación y, con expresión de atormentada resignación en el rostro, contempló la apariencia de aquel desvencijado e interminable pasillo plagado de humedades, salpicaduras a lo largo y ancho de los corroídos travesaños que conformaban la estructura de las paredes y el suelo, donde se apilaban pequeñas cantidades de desperdicios de las cuales emanaba un denso olor a rancio y podrido que tornaba la atmósfera inmunda e irrespirable, descomunales telas de araña atestadas de cadáveres de diminutos insectos e indicios, en forma de pequeños excrementos y restos de comida a medio roer, de la existencia de otro tipo de fauna de mayor tamaño que cohabitaba, libremente, entre sí, alimentándose de los disgregados despojos que se corrompían dentro del destartalado inmueble.

Aceleró el paso cuan largo se tornaba aquel pasadizo de pesadilla, tratando de ignorar, en la medida de lo posible, el asolado lugar que pisaban sus pies desde hacía ya años y que, muy a su pesar, no se determinaba a abandonar, aún conociendo los contratiempos que podría ocasionarle seguir residiendo en aquel insalubre tugurio. Esquivó, en la medida de lo posible, los malolientes residuos que se dispersaban por toda la carcomida tarima, sacó las llaves del bolsillo lo más rápido que pudo y se colocó frente a la desvencijada y decrépita puerta situada al final del sombrío pasaje que, sacudida por una persistente y sobrehumana fuerza que emitía incomprensibles y ásperos sonidos acompañados de golpes, arañazos y ensordecedores lamentos, parecía a punto de desmoronarse de un momento a otro.
Un intenso suspiro, mezcla de resignación y perseverancia, abandonó la oprimida garganta de Leo:

- Ya voy, ya voy… -, farfulló en un tono forzosamente dócil y conformista.

Paulatinamente, los golpes parecieron remitir en consonancia al resto de hostiles manifestaciones ofrecidas por la impetuosa criatura que, con celosía, se guarecía tras los postergados muros que conformaban la estructura de aquella precintada estancia, tratando de enmascarar la singular condición de su auténtica naturaleza.
Introdujo la llave en la cerradura, realizó una doble torsión de muñeca y, en un instante, se presentó en el interior del ominoso aposento, dentro del cual se entremezclaban la más que manifiesta falta de ventilación, la repulsiva esencia, presente en todo el inmueble, a materia en descomposición y los vapores irradiados por la concentración de excrementos resecos, micciones y otras salpicaduras, también de procedencia orgánica, que embadurnaban cada centímetro cúbico de aquel inmundo e inhumano cuchitril.

Se adentró en la desaseada alcoba y, temeroso, se dio la vuelta para cerrar la puerta lo más rápido que le fue posible…

La hora de las valkirias

Un hermoso delirio nórdico de Beatriz T. Sánchez

La hora de las valkirias

Aullan los plañideros espectros,
cazando de los caídos el aliento.
Plantados en la tierra
amalgamada con sangre,
florecen los huesos de los muertos;
en las cuencas vacías
el agua se estanca
y corre entre los dientes
sin mantos de labios.
Del campo devastado,
apestando a muerte,
huyen las monturas sin jinete.
Ahora en lodoso lecho yace mansa
la carne fiera, deseosa de hazañas.
De valor, de miedo, los gritos guerreros
dan como fruto sólido silencio.
Para las implacables hijas de Odín
,en charcos, en regueros, salpicaduras rubíes
son servidas en bandeja como carroñera ofrenda,
mientras sus voces frías sisean en el viento:
Nacerán gloriosos cantos de vuestros lamentos.

Por Beatriz T. Sánchez