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Quite a Conundrum

¿Dos putillas, un pirata y Jesús en la misma película?

Quite a Conundrum

Debería haber sido un día normal de sexo, diversión, alcohol, hormonas y libertinaje para Tabitha y Mimi, dos privilegiadas veinteañeras que no se preocupan de otra cosa que no sea de sí mismas y del caos que pueden llegar a provocar a su alrededor. Pero la supuesta normalidad se lanza por la ventana cuando un evento inesperado y devastador tiene lugar durante la celebración de una fiesta nocturna en la piscina. A medida que el alcohol empieza a escasear se eleva el número de muertos. El infierno se desata y no hay vuelta atrás.

No se ponen de acuerdo… Hay quienes se empeñan en definir Quite a Conundrum (que en castellano vendría a significar algo así como “todo un enigma”) como un híbrido perfecto entre la saga de American Pie y American Psycho; mientras que otros la señalan como un cruce entre Clerks, la ópera prima de Kevin Smith (de cuando Kevin Smith todavía tenía gracia), y Scream. La finalidad en ambos casos, y por más disparatadas que puedan parecer las comparaciones, es siempre la misma: hacernos notar que estamos ante un nuevo slasher con algunas notas de humor… o ante una comedia con concesiones al corta y trocea. Supongo que el orden de los factores, una vez más, no altera el resultado.

The Conspiracy

Mithras es mi único y verdadero dios

The Conspiracy

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

The Conspiracy

“Pues vean, el mundo se encuentra governado por seres que jamás serán capaces de imaginarse…” -Benjamin Disraeli

La Biblia, los egipcios, el satanismo, los iluminados, los masones y el dólar americano, entre muchos otros. Si prestamos la debida atención nos percataremos de que “el ojo de la providencia” se encuentra en casi todas partes desde tiempos remotos. Personalmente me resulta antitético que siempre que se habla del dichoso ojo conspiratorio de modo afirmativo, nunca se especifique una identidad palmaria. Y eso hace que me pregunte: ¿Por qué darle tanta importancia a un símbolo con el que nadie se siente identificado? ¿Qué es lo que oculta? ¿Y a quién representa realmente? ¿A alguien del gobierno? ¿De la CIA?… Y en el supuesto de que realmente exista, ¿hasta qué punto podríamos considerarnos “libres”? Pues si en algún momento de vuestras vidas os habéis hecho estas paranoicas e inconclusas preguntas, entonces tenéis que ver, sí o sí, este magnífico falso documental que nos llega desde Canadá de la mano de Christopher MacBride. Y ya no sigo porque si no os voy a desvelar media película.

A pesar de no considerarme degustador, y mucho menos fanático del mockumentary, hay que reconocer lo bien que está funcionando el subgénero del falso documental (que no el found footage) en los últimos tiempos. Desde La cuarta fase, pasando por Lake Mungo (a la que muchos consideráis como una de las mejores películas de terror de la pasada década… yo disiento), la belga Vampires o The Poughkeepsie tapes. En cierto modo, a pesar de conocer sobradamente y desde un principio el famoso recurso del falso realismo, siempre nos queda ese resquemor o esa empatía que hace que nos terminemos creyendo aunque solo sea un ápice de lo que se nos cuenta y se nos muestra. Esta es, sin duda, la senda del éxito y la razón principal que ha convertido a muchos de estos filmes en auténticos referentes del género en la actualidad. Una senda de éxito que, gracias a Dios, ha continuado la película que hoy nos ocupa: The Conspiracy.

Lo mejor: Amedrenta e inquieta sin mostrar gota de sangre alguna. De lo mejorcito en su especie.

Lo peor: Los últimos minutos te dejan los ojos rojos y sangrantes. Cámara VGA.


The Last Will & Testament of Rosalind Leight

La fe es frágil

The Last Will & Testament of Rosalind Leight

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

The Last Will & Testament of Rosalind Leight

Si hay alguien que no debería haber visto The Last Will and Testament of Rosalind Leight, ese debería ser yo. Cuando oí hablar por primera vez de la película con el fervor con el que algunos lo hacían, pensé inevitablemente que era candidata a convertirse en una de las películas del año. Mi error fue que no me molesté en leer las críticas al completo, simplemente leí la premisa inicial: grosso error. No fue hasta más tarde cuando me enteré de lo que realmente estaba a punto de ver: terror religioso puro y duro. No me gusta el terror religioso, básicamente porque es un terror que habla sobre conceptos y manifestaciones en las que no creo y que, por lo tanto, me cuesta interiorizar; además de incluir continuas peroraciones y parafernalias que me resultan siempre algo cansinas. Es un subgénero original, lo reconozco; pero en mi opinión está destinado a la reiteración continúa, ya sea en forma sermón… o no. Es por esa razón por lo que incluso me planteé la posibilidad de alejarme de esta reseña. De pasar página y olvidarme de la película… pero no lo hice, y creo que con acierto. A pesar de no ser el tipo de película ni el género que suele gustarme, hay una diferencia vital entre el terror religioso de siempre - con sus demonios y fantasmas inexistentes – , y el terror religioso de Rosalind Leight, y esa diferencia es la fe.

Rosalind Leight no me iba a gustar. Era una experiencia abocada al fracaso; y si tuviera que guiarme únicamente por las sensaciones iniciales del primer visionado no le habría dado el aprobado en prácticamente ninguno de sus apartados. Pero finalmente, y una vez analizada la película en su totalidad y de manera serena, sí hay algo que me gustaría destacar por encima de sus carencias: su guión. Todo comienza con las últimas palabras de Rosalind. Traspasamos puertas y salas a medida que Rosalind empieza a perorar bajo una voz en off de lo más armoniosa y apacible. Y es justo ahí, bajo el significado de esas últimas palabras, dónde se encuentra mi principal problema con Rosalind: la fe. En ningún momento he conseguido entender el porqué de su locura; solo podía intentar comprender a su hijo… y en realidad tampoco puedo decir que lo consiguiese.

Lo mejor: Vanessa Redgrave, una de las mejores voces en off de la historia.

Lo peor: El ritmo y su consecuente falta de interés.


Black Rock

No empieces algo... que no sabes terminar

Black Rock

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

Black Rock

(*) Aclaración: En Black Rock hay venganza, pero no violación (se queda solo en intento), no obstante, la estructura es la misma que la de un rape and revenge de toda la vida.

Black Rock es un prestigioso survival que dirige, escribe y protagoniza Katie Aselton. Survival que, contra todo pronóstico, cautivó en su estreno a todo el público del Sundance 2012, obteniendo, además, críticas altamente favorables por parte de la prensa especializada. Black Rock es un filme, lisa y llanamente, sencillo; propone una especie de rape&revenge (1) protagonizado por un triángulo de féminas que buscan revivir aventuras y limar asperezas del pasado dando rienda suelta a su euforia aventurera en plena naturaleza. Buscan, básicamente, reavivar su amistad. Y evidentemente, esta premisa suena demasiado similar a la que propuso Neil Marshall en el survival dramático The Descent, película en la que, como principal eje de conflicto, también teníamos a una congregación de mujeres de las que, curiosamente, destacaba un triángulo de féminas en especial (Beth, Juno y Sarah), que a través de la espeleología más adrenalínica buscaban reavivar su dejada amistad.

La razón por la que hago hincapié, con tanto énfasis y determinación, en la película de Marshall, es porque se valía de los mismos elementos que nos propone Black Rock: de una amistad, una lealtad, una traición, una venganza, un perdón y una muerte. Esos eran los componentes vitales de The Descent, lo que la convertía en un apabullante cúmulo frenético de emociones humanas que “desvirtuaba” (según para quién) esa irrupción de monstruos subterráneos de los que prescinde Black Rock. Sin embargo lo que debería ser una mezcla asimétrica de emociones extremas, se acaba convirtiendo en linealidad, debido primordialmente a esa dificultosa relación existente entre Abby y Lou (Katie Aselton y Lake Bell respectivamente) tan distante y, lo que es peor, por momentos tan condescendiente (he aquí la fuente del problema), lo cual se ve fortalecido por unas actuaciones muy forzadas de ambas actrices en lo que respecta, concretamente, a la segunda mitad del film.

Lo mejor: Las tomas de Aselton y la tensión que generan determinados momentos. Es bastante corta.

Lo peor: Altísimamente olvidable. El impacto es nimio. La relación de nuestras dos protagonistas resulta forzada y condescendiente.


Railway Children

La infancia decadente es una realidad

Railway Children

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Railway Children

Railway Children es un curioso drama indie-postapocalíptico que nos llega desde Irlanda de la mano del director Jason Figgis, del que aprovecho para recordaros que su nueva película The ecstasy of Isabel Mann se encuentra aún en proceso de financiación vía Indiegogo, por si os animáis a contribuir. Lo mejor de encontrarse con una película como Railway Children es lo arriesgado de su argumento. Quizá suene algo estúpido, o incluso a simple patochada en una primera instancia; pero os aseguro que el argumento de Railway Children es lo suficientemente original como para incitarnos a darle una oportunidad. Os pongo en situación:

Dos hermanas, Evie y Fran, han perdido a sus padres tras un cataclismo viral que ha afectado a todo el planeta. Ahora lo único que les queda es vagar de aquí para allá, en busca de recursos y de un cobijo seguro. Hasta que, por fin, llegan a una casa atestada de niños y adolescentes como ellas.

Otra característica trascendental del argumento, que además da título a la película, radica en observar como, a medida que Evie y Fran se adentran en esa nueva realidad que les ha tocado vivir, irán leyendo pasajes del libro The Railway Children, de Edith Nesbit. Es evidente que lo que busca Figgis con la idea de introducir el libro de Nesbit en la vida de nuestras protagonistas es establecer una unión mucho más intimista que la sempiterna relación libro-lector, principalmente porque la obra de Nesbit servirá a Evie y Fran como vía evasiva y empática con la que hacer frente la distopía en la que se encuentran sumergidas. Lo que Evie y Fran encuentran en la novela de Nesbit es la esperanza de recuperar a sus padres, y de ahí nace su motivación por introducir el libro en sus vidas. Es más, llega a ser tal la evasión a la que les induce el libro que incluso veremos, durante el transcurso de la película, cómo priorizan su lectura a la necesidad de saciar su hambre, olvidándose por completo de la realidad.

Lo mejor: Su originalidad

Lo peor: No arriesga lo suficiente.


Blood for Irina

El que ha naufragado tiembla incluso ante las olas tranquilas

Blood for Irina

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

Blood for Irina

Nunca creí que, a día de hoy, pudiese encontrarme una película tan inusitada como Blood for Irina. Indudablemente ha supuesto uno de los mayores retos que he tenido que afrontar como espectador en los últimos tiempos. Es una propuesta muy arriesgada, anclada en un tipo de cine y de espectador muy específicos. Tal es así que, actualmente, me resulta imposible encontrarle un espectador afín; sin embargo nunca negaré su existencia (estoy seguro de que, finalmente, encontrará un receptor que sepa apreciar sus cualidades). Blood for Irina es una película de premisas absolutamente obsoletas y experimentales. Os recuerdo que nos encontramos ante una película muda y de ritmo muy lento, una combinación francamente laboriosa que para los espectadores más triviales estará directamente abocada al fracaso. Por lo que tener la oportunidad de reseñar Blood for Irina con intenciones ecuánimes y analíticas, es toda una odisea para mí; pero se intentará…, al menos doy mi palabra de no ser excesivamente riguroso con ella.

Irina es como una ola; es ese tipo de personaje que vive inmerso en la tragedia, vuelve y regresa continuamente de ella, pero nunca es capaz de alcanzar la tierra. Es un personaje envuelto dentro de lo convulso, de lo caótico y de la muerte en vida; un monstruo plenamente romántico. El resto de personajes que acompañan a Irina en su viaje son como ratas de la sociedad sumergidos bajo los suburbios, alejados del bullicio y atrapados por un presente malsano. Todos se encuentran ocultos tras la penumbra, en un escenario de decrepitud e inmundicia, pero atentados, todos ellos sin excepción, por la irrupción de Irina en sus vidas. Es evidente, que la intención de Chris Alexander (editor y crítico de la revista Fangoria) era seguir los pasos de Jesús Franco, actuando como epígono de su tipo de cine; y es por eso que nuestra Irina nos recordará mucho a la Irina de Franco: Lina Romay. A lo que se añade alguna que otra influencia, sobre todo a nivel visual (maquillaje, ambientación…) como la del Nosferatu de Murnau (1922) o su respectivo remake de 1979; y alguna referencia al cine vampírico más coetáneo, como El Ansia (Tony Soctt, 1983).

Lo mejor: La banda sonora.

Lo peor: El ritmo y la duración, en el fondo solo debería haber durado 20 minutos, el cómo consiguieron extenderla tanto... un misterio.