Siguiendo con esta moda, más ó menos reciente, de películas “homenaje” al grindhouse (ese cine de barrio setentero y sito en Estados Unidos); os traigo a la guapa Cherry Bomb.

Una comedia urbana, zombies, película independiente… ¿Estamos ante la enésima comedia zombie nacida a la sombra de Shaun of the dead”? Para bien ó para mal os daré un rotundo “no” como respuesta, y el que se elevase como la ganadora del Midnight X-treme en el festival de Sitges 2009, avala parcialmente esta contestación. Wasting Away, que ha sido editada recientemente en DVD aquí en España como “Zombie Town” (no confundir con una película del mismo título y el mismo año que no tenido el placer de ver), es una comedia dada a luz con muy pocos medios y que intenta hacer ver la historia al espectador a través de los nublados ojos del icono del terror por excelencia de este principio del siglo XXI: el muerto viviente

Pero vayamos pasa a paso, despacito, como si nuestras piernas careciesen de circulación sanguínea.

Un relato ultracorto sobre música clásica y algo más…

Del país de las barras y estrellas nos llega esta producción independiente que viene apostando fuerte por el morbo. Desde el poster hasta el trailer, esta película de bajo presupuesto se decanta por mezclar el erotismo con el terror; usando, como nexo de unión entre ellos, a demonios, en la mejor tradición de Clive Barker. Y aunque su argumento no destaca por original, supongo que debido a las limitaciones propias de una serie B, contiene elementos siempre agradecidos como es la iteración de fuerzas demoníacas en un entorno urbano y, por si fuera poco, desde la perspectiva de los propios monstruos.

Ben siempre se ha visto torturado por violentas pesadillas en las que se contempla matando a otras personas. Las pesadillas van a peor en las últimas semanas y por si fuera poco, la enorme cantidad de asesinatos nocturnos que se están produciendo en la ciudad aumenta por momento. Ben, asustado, se hace decenas de preguntas, lo que el no esperaba es que las respuestas viniesen de la mano de Nina, una hermosa mujer que aparece arrasando en su vida con una sensualidad inhumana. De hecho, Nina le revela que ella es un “Shriven”, una maquina de matar demoníaca y que Ben está destinado a ser su compañero. Nuestro protagonista entre horrorizado y excitado se sumerge en una espiral de sangre y sexo sin saber muy bien cual será el resultado

“¿Una noticia sobre una serie Z relatando la historia de un sasquatch psicópata, con el inefable Ron Jeremy en un papel secundario? Este Bob Rock tiene las neuronas averiadas”

Está bien, entiendo que cualquiera que lea la noticia sobre unos alegres campistas viajando hasta el cañón de Holler Creek para disfrutar de un fin de semana en plena naturaleza, y que ignorando las advertencias del ranger Rik acerca de la presencia de un bigfoot asesino en la zona, deciden enfrentarse a una maquina de matar de dos metros y cubierta de pelo…pues pensará que tengo el cerebro aguado debido a un excesivo gusto por las bizarradas.

Esta es la historia de Jamie, un joven problemático con una marca de nacimiento en el rostro, la cual ha conseguido aislarlo del mundo exterior haciéndole sentir repudiado y despreciado. Vive en el East End londinense, en una zona famosa por sus bandas de violentos delincuentes. De acuerdo con algunas noticias, estas pandillas hacen uso de máscaras de demonios para perpetrar sus crímenes. Pero, una noche, Jamie descubre la terrible verdad: las bandas no llevan máscaras. Son demonios reales. Y cuando la madre de Jamie es asesinada por ellos en un brutal ataque, se da cuenta de que ya no puede ocultarse más. Jamie jura venganza y se convierte en el vigilante del barrio. Pero el mundo exterior es una pesadilla como jamás imaginó. Como el mismo Jamie dice: “Solo con abrir la ventana, las moscas de la locura entran en mi habitación”