Ni Bioman nos libra de esta.
Por si la decepción que me llevé con Legion no hubiera sido poca, decidí embarcarme recientemente en otro viaje cinematográfico con fuertes reminiscencias de Feast. Y es que esto de dejar a un grupo dispar de personas atrapadas en compañía de monstruos, demonios ó mutantes; siempre ha sido un plato de mi gusto.
Desgraciadamente me he vuelto a equivocar eligiendo la película. En cuanto se publicitaron los primeros carteles, imágenes y argumento de esta cinta independiente de serie B (y asignarle esta letra es darle punto inmerecidos a este telefilm); surgió la polémica, sobre todo por el parecido entre la portada de The Blackout, con Feast. Ojala se hubieran parecido en más aspectos. No deja de ser chocante que los creadores de The Blackout, se molestasen tanto en copiar carteles de otras producciones, cuando su película toma la base argumental de toda la vida, grupito de gente dispar contra bichos de origen desconocido, y se aleja todo lo que puede de Feast. Pero no os hagáis ilusiones, buscadores de originalidad, se aleja dando todo paso incorrecto habido y por haber. Entonces, ¿de qué trata el primer film del director Robert David Sanders?
Es la víspera de Navidad, en un edificio del centro de Los Angeles, un grupo de amigos y vecinos se dispone a celebrar la llegada de Papa Noel con una fiesta por todo lo alto. Sin embargo no es un día típico de diciembre en California: Las temperaturas son extremadamente altas, se producen continuos temblores de tierra y las señales de radio y televisión fallan por momentos. En este ambiente nada halagüeño, la fiesta parece discurrir con normalidad hasta que un temblor deja al edificio sin luz y a los invitados atrapados en el edificio junto a unas criaturas monstruosas salidas de las entrañas del edificio en busca de sangre humana.
Lo mejor: Es corta y el final no provoca nauseas.
Lo peor: Los efectos de sonido cutres, los actores cutres, los CGI cutres, los decorados cutres, la edición cutre, la fotografía cutre...