Terrorificamente femeninas
Tal como ya he comentado en alguno de mis otros post, soy una amante del cine de terror y fantástico desde bien pequeñita. Con el tiempo he ido puliendo mis gustos, aunque me considero muy afortunada por contar con muy pocos prejuicios, lo cual hace que pueda aprovecharme de una gran capacidad de ver casi cualquier cosa, y disfrutarla.
Pero que sea una amante del género no me impide ver lo mal que éste nos ha tratado siempre a las mujeres en general. Habría que estar muy ciego para no darse cuenta de que, como en otros muchos terrenos, el cine de terror nos ha dado dos roles nada agradecidos: el de objeto y el de víctima. Encasillarnos en estos papeles solo refuerza la idea de que la mujer es débil y que, en el mejor de los casos, tiene que ser rescatada o protegida. En el peor, es violada, torturada, poseída o asesinada (o todo a la vez, que para algo tiene que darnos todo mucho miedo)
Y es que el cine de terror tiene su historia y sus convenciones acumuladas. Entre ellos, está el uso de los desnudos femeninos para llamar la atención de la audiencia (en esta misma web hace poco alguien hablaba de lo buena/mala de una de las cintas por el número de tetas que salían), o la explotación morbosa y voyeur de las relaciones entre sexo y violencia.