Demonios

The offering

Terror hebreo

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i-LIVED

¿Quién está detrás de la manzana?

i-LIVED

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

i-LIVED

Josh Fosse es un veinteañero cuya vida se va a ninguna parte. Su chica se fue, su madre tiene cancer y le falta un trabajo de verdad. Él intenta hacerse un hueco en el mundo de las reviews por Youtube, y de tal forma acaba reseñando una App de autoayuda: i-LIVED. Sorprendentemente funciona: conoce a la chica de sus sueños, consigue un trabajo que no puede rechazar y su madre mejora. Pero para conseguir mantener el éxito, la aplicación tiene unas peticiones muy especiales, y Josh tendrá que decidir si pierde su moral o su éxito.

En un nuevo giro tecnológico, el terror moderno se disfraza de crítica social y acaba travestido en thriller inofensivo donde la falta de presupuesto castiga el resultado final, quizás demasiada ambición y poca imaginación. ¡Qué lo hagan las máquinas! Y en claro reflejo de la revolución industrial, la protagonista de “i-LIVED” acaba siendo la propia aplicación que manipula al protagonista de carne y hueso, Josh, un patético “youtuber” abandonado al destino. Y al igual que su protagonista, la película también se abandona a ese destino, sea el que sea. Así todos acabamos subidos, nos guste o no, a la bola que lanza a rodar la trama en sus primeros compases. Impotentes asistimos a unas decisiones narrativas de dudosa brillantez y a unos altibajos, gracias a esa facilidad para pasar de la comedia al thriller, que terminan por descolocar al más estoico. Entrelazamos diferentes videos subidos a la red con filmación al uso, donde los acontecimientos empiezan a ser predecibles a partir del minuto diez, por suerte la cinta no se alarga en demasía, y los tópicos de la venta de almas no ocuparán mucho de vuestras miserables vidas.

Lo mejor: La transformación moral del protagonista, aunque las hemos visto mejores.

Lo peor: Los vídeos que publica el protagonista, ¿en serio?


Black Roses

Hard Rock Demons

Black Roses

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  • Título original: Black Roses
  • Nacionalidad: USA, Canadá | Año: 1988
  • Director: John Fasano
  • Guión: Cindy Cirile
  • Intérpretes: John Martin, Ken Swofford, Sal Viviano
  • Argumento: Los Black Roses inician su gira en un pequeño pueblecito. Pronto se revelarán sus conciertos como auténticas misas negras que transforman a sus asistentes en asesinos monstruosos

DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Black Roses

La controvertida banda de hard rock “Black Roses” inicia su gira en una pequeña comunidad superando la reticencia inicial de los preocupados padres. Una vez comenzados los conciertos, su joven público se verá poseído por la influencia de Damian, el líder de la banda, para cometer los más terribles actos y asesinatos a lo largo y ancho del pueblo.

Hoy volvemos la vista atrás para repasar una de esas cintas antológicas dentro del mundo de la caspa, una película rocambolesca cuyo visionado es obligado tanto para entender que se cocía a finales de los ochenta en la mente de los creadores de horrores de serie B, como para disfrutar de una visión maniquea y hortera de la explosión hard rock que se vivía en la época. A su vez, “Black Roses” se convierte en un título mítico para reuniones de amigos borrachos, festivales del cine basura y otras citas de amantes de la diversión sin prejuicios, gracias a un guión imposible de creer, a veces entre lo ñoño y otras rozando el verdadero mal gusto, y unas actuaciones de risa que rivalizan con la propia elección de los actores; así mismo, debemos agradecerle toneladas de risas gracias al despliegue de efectos especiales cutres, pero entrañables a casi treinta años de distancia, del que hace gala sin el menor sentido de la medida. “Black Roses” es la demostración empírica de la magia que desprendía la serie B de los años ochentas, merced a un sentido del humor de dudosa procedencia y una falta de prejuicio casi delictiva a la hora de plantear temas irrelevantes para el cine de terror, en este caso la influencia negativa de la música “heavy” en las mentes de los adolescentes. Así viene a encabezar la famosa lista de cintas de “rock horror” que vieron la luz cuando el VHS dominaba la tierra: “Al filo del Infierno”, “Zombie Nightmare”, “Hard Rock Zombies”, “Muerte a 33 R.P.M”, “Lone Wolf”…

Lo mejor: Contiene un elevado número de escenas antológicas del descacharre: el magreo de senos, el pendiente, el concierto introductorio, el altavoz hambriento, la ex novia pesada, la partida de strip gym...

Lo peor: Las escenas de acción entre bigotitos y los demonios rockeros. Además contiene una buena dosis de inevitables escenas de relleno. Obviando su caspa es una gran basura.


Clown

El payaso caníbal del Infierno

Clown

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Clown

Kent se entera a última hora de que su hijo Jack no tendrá el payaso que tanto deseaba para animar la fiesta de su cumpleaños. Padre abnegado, e incapaz de ver triste a su retoño, se hace con un traje de payaso y decide darle una sorpresa. Pero será él quien acabe sorprendido cuando descubra que no puede quitarse ni el traje ni la peluca que lo caracterizan como “Domo” el payaso. Esas ropas guardan en su interior una maldición milenaria que lleva a su poseedor a una transformación inaudita, una caracterizada por el hambre inhumana hacia los niños, los tiernos, tiernos niños…

“Clown” era una de las películas más esperadas del año, al menos para un sector de los aficionados entre los que me incluyo. Quizás no tanto por venir avalada desde la producción de Eli Roth, ni tampoco por haber visto la luz a partir de uno de los falsos tráileres de “Grindhouese” (a este paso no va a quedar ninguno en el tintero). La magia que atesoraba el debut, dentro del cine de horror, de Jon Watts radicaba simple y llanamente en la fuerza de sus imágenes promocionales y la sencillez de su propuesta, que venía a resucitar el horror sobrenatural de los ochenta con efectos especiales prácticos y una decidida apuesta por el miedo puro como motor de la cinta. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y aunque “Clown” se sitúa como un entretenimiento muy recomendable, y se mantiene fiel al hecho de tomarse muy en serio a sí misma, queda lejos de la película memorable que muchos auspiciábamos. Pero que nadie se preocupe, aquellos que no la hayan visto pueden confiar en dedicarle la hora y media que dura, porque sus defectos quedan en un segundo plano gracias, principalmente, a unos efectos artesanos de chuparse los dedos (como la colorida sangre de nuestro payaso) y un arranque que, como arma de doble filo, molestará a algunos por su rapidez y convencerá a los que sólo busquen un entretenimiento rápido y sin complejos. Abstenerse puristas de los dramas revestidos de horror, nada más lejos de la realidad, la caracterización bastante superficial de los personajes, aficionados a tomar dudosas decisiones y a involucrarse en situaciones irreales con tal de justificar la siguiente escena por los pelos, termina por alejar la narración de la disección humana o nada parecido. Y es que la figura de un sacrificado padre de familia transformado lentamente en payaso demoniaco devorador de niños daba para la construcción de una fábula oscura sustentada sobre el equilibro entre terror psicológico y físico, al estilo de “Starry Eyes” y otras obras influenciadas positivamente por Cronenberg.

Lo mejor: El maquillaje y diseño de la criatura payaso-demonio.

Lo peor: La trama es demasiado débil, se sustenta sobre decisiones y giros tan poco creíbles como predecibles.


Muerte a 33 r.p.m.

I'm in love with Satan

Muerte a 33 r.p.m.

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Muerte a 33 r.p.m.

Eddie está harto de su vida: sus padres están divorciados, no tiene casi amigos, se ríen de él en el instituto por su afición al heavy, la chica de sus sueños ni siquiera sabe que existe… pero lo peor, lo peor… lo peor es haberse enterado de la muerte de Sammi Curr, su ídolo, rockero y satanista reconocido que estudió en el mismo instituto que Eddie. Es difícil seguir cuando con 16 años el mundo se yergue contra ti. Sin embargo, llega a su poder el último vinilo de Sammi, el disco inédito que puesto al revés cambia la realidad y trae el poder a un Eddie sediento de venganza contra todos los que le ignoraron.

Hablar de “Muerte a 33 r.p.m.” es hablar de una época, en concreto la segunda mitad de los ochentas y el boom que sufría el heavy metal por aquellos años. Profundizando un poco más, en lo que vendrían a ser recuerdos, esta cinta saca a la palestra las vivencias en el instituto y el fuerte auge que sufría la serie b de mano de producciones de terror que proliferaban como setas en las estanterías de los videoclubs. Camisetas de los “Iron Maiden” o “Poison”, dos cadenas de televisión, ordenadores de 8 bits, pelos cardados, una inocencia pubescente que veía su reflejo en largas tardes jugando en la calle con una pelota o un puñado de canicas. Pero la nostalgia es un arma de doble filo, y lo que a veces vemos decorado con los vapores de la memoria oculta la verdad: que no siempre todo tiempo pasado fue mejor y que simplemente hay que disfrutar el día de hoy como si no existirá mañana para recordar.

Lo mejor: La rendición al satanismo rockero, si viviste el apogeo del hardrock de finales los ochentas es imposible no disfrutarla.

Lo peor: El tiempo no juega a su favor, recalcando las partes más ridículas de un guion demasiado sesgado por su época.


The Possession of Michael King

El demonio adora a los incrédulos

The Possession of Michael King

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  • Título original: The Possession of Michael King
  • Nacionalidad: USA | Año: 2014
  • Director: David Jung
  • Guión: David Jung
  • Intérpretes: Shane Johnson, Ella Anderson, Cara Pifko
  • Argumento: Tras la muerte de su esposa, Michael King inicia el rodaje de un nuevo documental dispuesto a desenmascarar a mediums y exorcistas de poca monta.

DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

The Possession of Michael King

Considero que hay tres películas recientes que han logrado renovar, en mayor o menor medida, los subgéneros en los que se inscriben. La primera de ellas es Afflicted, película independiente que suposo el debut de Derek Lee y Clif Prowse (directores y guionistas del evento) y que nos ofreció una mirada original, moderna y urbana a un género vampírico acostumbrado a sufrir todo tipo de experimentos y excesos. El segundo título es Wer, la soberbia película de William Brent Bell (The Devl Inside) que ha sabido mezclar, con una rotunda eficacia - y con un resultado final encomiable – el thriller más oscuro con un género tradicionalmente mucho más estático como es el de los licántropos u hombres lobo.

Y finalmente llegamos a The Possession of Michael King, película que hoy nos ocupa y entre cuyos mayores méritos figura el de ser una muestra del cine de posesiones demoníacas que intenta alejarse - y lo consigue en gran medida – de la omnipresente incluencia del gran tótem del género: El Exorcista de William Friedkin.

Ahora que me tomo un par de segundos para pensarlo mejor, supongo que el término “renovar” resulta demasiado ambicioso y exagerado, pero sí estoy convencido de que, al menos, estos tres títulos han supuesto, como mínimo, un soplo de aire fresco a sus respectivos subgéneros. Además, las tres películas comparten un rasgo en común: todas ellas podemos incluirlas en el, en ocasiones denostado, subgénero del falso documental (mockumentary) o del metraje encontrado (found footage).

Lo mejor: Una mirada fresca y original a un tema muy trillado.

Lo peor: La escena final.


Another

Esquizofrenia satánica

Another

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Another

Lo sorprendente de festivales como el Frightfest es encontrarse con rarezas tan provocadoras como Another dentro de su programación. Rarezas que, como en el caso de la película que hoy nos ocupa, te pueden llegar a proponer un periplo surrealista que se nutre directamente de clásicos del giallo como pueden ser Suspiria o su secuela, Inferno; y que además es hija bastarda de una de las locuras más surrealistas que nos ha ofrecido el cine a los largo de su historia: el satánico filme mexicano Alucarda, la hija de las tinieblas. Another es una puta locura, de los “WTF?” más extremos que he podido ver durante estos últimos años. Desde luego, se lleva la palma si la comparamos con filmes como Wound o The Oregonian; es decir, y resumiendo, Another es rara de cojones, socarrona y muy provocadora. Durante todo su visionado tuve la extraña sensación de estar completamente colocado y/o ebrio; es una experiencia indescriptible, lo que de un modo algo excéntrico podríamos calificar de acierto – a pesar del comentario que acabo de hacer acerca de la sensación de estar colocado durante su visionado, en absoluto recomiendo ver Another bajo los efectos de cualquier tipo de estupefaciente – .

La historia que viene a contarnos Bognacki tampoco escatima en excentricidad. El argumento de Another radica en la dualidad del bien y del mal que reside en la mente de una joven que recién acaba de cumplir la mayoría de edad. Durante el periplo que nos propone Another nos encontraremos a dos tipos de Jordyn (Paulie Rojas), la dulce y obediente Jordyn… y la terrible Jordyn – la “otra” Jordyn, de ahí el título – que sucumbe a la herencia de su madre (Maria Olsen), una malvada bruja que, desde los avernos, posee a su hija con el fin de despertar el yo diabólico que aguarda en su subconsciente, desatando el mal sobre todo lo que la rodea… incluido ella misma. De manera que entre la transición de una personalidad a la otra se producen una serie de vahídos… como si se tratará de un sueño continuo. ¿Podrá Jordyn escapar de su herencia demoníaca?

Lo mejor: la atmósfera te atrapa desde el minuto uno. Y la escena del parto es imposible sacártela de la cabeza.

Lo peor: los Fx son horribles y ridículos, odio el fuego digital. Tener que conformarse con ver la versión corta de 75 minutos.