Drama

Speak No Evil

Tan cerca. Tan lejos.

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Beau tiene miedo

Mojón elevado

Beau tiene miedo

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 1/5

Beau tiene miedo

Voy a comenzar reconociendo el talento de Ari Aster en Hereditary y Midsommar para crear momentos de tensión y explorar los límites autorales de un género tan denostado por la crítica como es el terror. Él, junto a Eggers, se perfila como uno de los máximos exponentes de lo que se ha bautizado como "horror elevado"; la productora de sus films, A24, a su vez, se ha considerado como la cuna en la que residen los principales títulos de esta nueva etiqueta. Ahora, Aster y A24 han vuelto a unir fuerzas en la esperada Beau tiene miedo, cinta con un coste superior a los 60 millones de dólares que auguro será uno de los mayores fiascos comerciales del cine reciente y todo un suplicio para aquellos que, llevados por la admiración al director o a su protagonista Joaquin Phoenix, se acerquen al cine o, en un futuro próximo, den al Play de semejante bodrio con ínfulas de cine con mayúsculas.

La película nos propone ver el mundo desde la perspectiva de su protagonista, Beau. Aunque el guion no lo cuenta, los destellos luminosos de varios planos y los sonidos nos indican, desde las primeras escenas, que este personaje sufre de un transtorno mental serio, seguramente de una esquizofrenia. La noticia de la repentina muerte de su madre obligará al personaje a abandonar su pequeña zona de confort, su casa, e irá enredándose en diferentes aventuras en las que no sabremos qué hay de real y qué hay de imaginario. Así, durante tres horas de nuestra vida que no regresarán jamás, caeremos en las redes de un ejercicio narrativo donde sus brillantes ideas (que las hay) serán cubiertas por un tedio insondable que hace que esos 180 minutos se antojen como toda una vida.

Lo mejor: Treinta minutos iniciales y una secuencia central brillantes.

Lo peor: Tres horas que se antojan insoportables, reiterativas y que impiden aplaudir lo ingredientes positivos del film


Speak No Evil

Tan cerca. Tan lejos.

Speak No Evil

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Speak No Evil

La cotidianeidad es el terror. La rutina es el terror. La pasividad es el terror. Speak No Evil es una de esas películas de terror que no lo parecen. Y sin embargo, están entre lo más terrorífico del año. Algo que podríamos decir también, por citar un ejemplo cercano, de Sin novedad al frente, la nueva adaptación de la novela de Erich Maria Remarque sobre los horrores de la I Guerra Mundial. El horror, el horror, al que se refería Marlon Brando a través de su mítico Coronel Kurtz. El horror de lo externo, pero también de lo interno: nuestra mente.

Speak No Evil NO es una película para todos. Entra en ese club de películas, deudoras de la mala hostia de un Haneke o un Lanthimos, con lo bueno y lo malo de ambos, según cada espectador, sus rarezas y frialdad. Áspera, dura, y con un evidente mensaje sobre el hombre blandengue, ahora tan de moda por otros motivos, en este caso la pareja blandengue. Aunque para entender determinadas decisiones de guion sobre cómo actúan los protagonistas, las víctimas, tendríamos que ir mas allá.

Lo mejor: Las interpretaciones, de lo más TOP del año. La sensación opresiva que va creciendo hasta el final...

Lo peor: ... y ese mismo final, para muchos, levantará dudas sobre cómo actúan los personajes. Debatible.


Hasta los huesos

Se lo comen todo,,,

Hasta los huesos

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Hasta los huesos

El director italiano Luca Guadagnino fue el encargado de cerrar la pasada edición del Festival de cine de Sitges con Hasta los huesos. La cinta llegaba con la expectación que había generado su premio al mejor director y a la mejor actriz para Taylor Russell en el Festival de Venecia. No era la primera vez que Guadagnino presentaba título en la ciudad catalana: en 2018 su remake de Suspiria fue el encargado de dar el pistoletazo de salida.

La película es la adaptación a la gran pantalla de la novela homónima de Camille DeAngelis, un libro de los denominados Young Adult (literatura juvenil) de tono romántico con ingredientes fantásticos; es decir: una novela con pelaje similar a Crepúsculo, con mucho amor y en el caso de la que nos ocupa, con un regusto a terror mucho más reflexivo que los vampiritos brillantes y neocatólicos de Stephenie Meyer.

Hasta los huesos cuenta el viaje en busca de respuestas de Maren (Taylor Russell), una adolescente que, de cuando en cuando, siente la irrefrenable pulsión de comer carne humana. Su último bocado ha dejado sin dedo a la que apuntaba iba a ser su novia, y ha sido la gota que ha terminado de colmar el vaso de la paciencia de su padre que, incapaz de seguir huyendo del sangriento rastro que deja su hija en los diferentes estados, ha decidido abandonarla a su suerte, dejándole grabado en cassette (son los años 80) varias reflexiones que la ayudarán a entender mejor quién es, y de quién ha heredado este apetito.

En su camino a Minnesota, donde vive su madre, se cruzará con otros devoradores como ella. La mayoría son temibles, aunque otro caníbal cercano a su edad (Timothée Chalamet) le fascinará de tal forma que terminarán enamorados, como se dice vulgarmente, hasta las trancas (o hasta los huesos).

Lo mejor: Cada vez que sale Mark Rylance la peli sube enteros. No aburre y tiene momentos realmente inquietantes.

Lo peor: El amor gana al terror. El romance entre ellos no me interesa nada.


La piedad

Proxy Munchausen en rosa

La piedad

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

La piedad

Eduardo Casanova demostró un prometedor gusto por lo extraño y lo febril en su primer largometraje, Pieles. Aclamada por muchos y denostada por casi la misma cantidad de personas, el director y actor construía una pesadilla sobre el rechazo a lo distinto, una oda a lo feo donde destacaba, por encima de todo, un portentoso trabajo de puesta en escena. La piedad continúa explorando este mundo de lo grotesco y las imágenes perturbadoras, en un film donde el guion parece tener más claro que en el anterior el rumbo, pero en el que nuevamente exige al espectador dejarse llevar por la extrañeza para poder disfrutar de pleno.

La piedad nos presenta a una Madre y su hijo sumidos en una relación de dependencia y anulación constante. Ella (Ángela Molina) es una bailarina en enfermiza búsqueda de protagonismo; lo consiga o no, sabe que siempre contará con la atención de su hijo (Manel Llunel), al que tiene sometido mediante chantajes sicológicos y fingiendo siempre una necesidad de ayuda que ha logrado anestesiar la voluntad del chaval hasta límites insospechados. Convencida de padecer un cáncer, esta madre comienza a someterse a pruebas, pero no será ella la que tenga un tumor sino su hijo... El suceso cambia las tornas de quién depende de quién... o al menos así tendría que ser.

Lo mejor: Original, casi única en su estética y decidida en sus intenciones. Algunas de sus escenas se quedan tatuadas en el cerebro.

Lo peor: A ratos resulta pretenciosa de más, y alguna de sus secuencias es demasiado chillona.