Un caso del detective Phil Lovecraft
Con la obra literaria de Lovecraft y su relación con el séptimo arte pasa algo curioso: es muy difícil encontrar una película que refleje dignamente la idea de horror cósmico del maestro de Providence, y más aun sin llegar a ser ridícula. Además, y por desgracia, suelen ser las adaptaciones más o menos directas de este o aquel relato de Lovecraft las peor paradas. Obviamente, reflejar un universo de tintes oníricos, envuelto en locura y con un trasfondo materialista, en tan solo hora y media, supone un reto imposible de abordar con éxito. Sin embargo, podemos encontrar gemas cinematográficas diseminadas a lo largo de los años, cuya influencia lovecraftiana es sobrellevada con dignidad y resultados satisfactorios para el espectador, bien sea un fanático a la cosmogonía cthulhuidea o no; y en este rosario de musgosas cuentas, se revela el curioso hecho de que cuanto más tangencial sea la influencia, sin tener que renunciar a la pureza de la hidromiel mezclada, mejor se adapta al formato cinematográfico. Amén de que cuanto menores son las pretensiones, el resultado final se antoja superior.
Mi película favorita basada en los mundos de Lovecraft sería una de las muchas obras maestras de Carpenter: En la boca del miedo, cinta imprescindible. Suena radical, pero si no la has visto todavía, ¿qué haces en un portal de cine de terror? Clásico moderno que demuestra, de una forma harto inteligente, que la mejor herencia de Lovecraft no son los nombres impronunciables de sus deidades y criaturas, si no las ideas que subyacen debajo de la parafernalia “mística”. La película de Carpenter ocuparía el trono pero a sus pies habrá que ponerle compañía, ¿verdad? En este caso, para el segundo de la clase, ya tendría mis dudas. Lo que no me causaría dolores de cabeza sería elegir a las candidatas para el segundo puesto: The Resurrected (1992, Dan O’Bannon – R.I.P -), Re-Animator (1985, Stuart Gordon), From Beyond (1986, Stuart Gordon) y Cast a Deadly Spell (1991, Martin Campbell). Que conste que dejo conscientemente en el tintero el mediometraje La Llamada de Cthulhu (2005), porque creo que se trata de un caso peculiar a estudiar aparte, como ya hiciera nuestro buen amigo Asier.
Lo mejor: Años cuarenta, novela negra, magia, Lovecraft, humor... ¡y todo funciona!
Lo peor: A veces su ligereza juega en su contra