Survival

Wrong Turn: Sendero al infierno

Se ha perdido la señal GPS

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Sendero

El camino tortuoso al cadalso

Sendero

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Sendero

Os ofrecemos un adelanto del Festival de Sitges 2015. Sendero, del chileno Lucio A. Rojas, podrá verse en el Festival los días 9, 16 y 17 de Octubre.

Es difícil juzgar y comentar una cinta como Sendero. Creo que lo mejor es empezar diciendo que se deja ver del tirón, de inicio a fin, pese a la infinidad de huecos que deja su guión, y eso es una virtud en los tiempos que corren. También, en honor a la verdad, podemos afirmar que se ven claramente las intenciones de la película desde sus minutos iniciales —desde la misma presentación de los personajes—, y que es completamente honesta a un objetivo muy claro: ofrecer una hora —y algo más— de tensión y violencia entretenida, siempre sin perder de vista que Sendero carece de trasfondo y que resulta poco creíble. Es decir, que nos encontramos ante una cinta que se disfruta, en gran medida, dependiendo de la indulgencia del espectador y de si se aborda con pocas expectativas.

Desgraciadamente, para mí, me adentré en este Sendero con mucha más ilusión de la precisa, porque —y aquí empiezan las virtudes— la capacidad de encuadre y construcción de planos de Lucio A. Rojas, director de la película, que ya nos sugería el propio tráiler de la misma, prometían un film con una calidad muy superior a la que nos encontramos finalmente. Indudablemente Lucio sabe poner una cámara en el lugar acertado y moverla con dinamismo y precisión. Él y el resto de su equipo han sabido vestir la acción y ambientar la historia con la pericia suficiente para ocultar muchos de los defectos de un guión raquítico y plagado de aristas sin pulir, y un presupuesto seguramente imposible para este tipo de producciones.

Lo mejor: Buenas maneras en la factura, buena localización y gore bien elaborado.

Lo peor: El montaje es caótico y tramposo. Se preocupa tanto en parecerse a otros productos extranjeros que pierde su posible identidad.


Indigenous

Empacho de selva

Indigenous

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 1/5

Indigenous

Cinco jóvenes estadunidenses disfrutan de sus vacaciones en Panamá cuando oyen de una cascada oculta en la selva. Desestiman las advertencias locales sobre los “chupacabras” – mitad hombres, mitad demonios – que infestan la selva; de esa manera alcanzan la cascada para descubrir que las leyendas existen por algo: ¡qué empiece la cacería!

En su día, cuando publicamos la noticia sobre la existencia de “Indigenous”, comenté que esta cinta parecía a todas luces un pésimo mockumentary. Es justo que pidas disculpas pues su tráiler me llevo a una tonta confusión: no es un falso documental, a pesar de contener alguna breve pieza grabada con móvil; así que lamento la equivocación. Sin embargo no voy a pedir perdón por vaticinar la calidad de la cinta: “Indigenous” es mala y tópica hasta decir basta, tanto que, por momentos, estuve tentado a catalogarla como una “caspa movie” – ese tipo de películas que de tan malas que son provocan mucha diversión –. Desgraciadamente, una vez visionada, queda claro que adjetivos como “divertida” le quedan grandes a la obra de Alastair Orr. Mala a rabiar me extraña sobremanera que exista una edición en castellano, que es la que he podido “disfrutar”. Por si fuera poco, el doblaje está a la altura de los pobres valores de producción, y es que “Indigenous” intenta disimular el bajo presupuesto e incapacidad de sus responsables, pero no lo consigue ni un ápice. También queda en entredicho la labor de los actores, muchachos desconocidos cuyo futuro cinematográfico pongo en duda tras verlos en esta película.

Lo mejor: Ciertas escenas a cámara lenta, gracias a que generan una interesante dosis de vergüenza ajena.

Lo peor: El resto


As the Gods Will

el que pide, recibe

As the Gods Will

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4.5/5

As the Gods Will

Takashi Miike es bien conocido por su cine bizarro, controversial y gráfico; con escenas que van desde sexo zoofílico, asesinatos con dardos soplados desde una vagina menstruando, un muchacho que sufre de acoso o “bully” raspándole el excremento a un pobre tipo de su escuela, un colegial golpeando a su madre como desquite porque a él le golpean mientras los demás miembros de su casa lo permiten, un hombre rebanado desde la cabeza hasta la ingle, una película de zombies musical con animaciones de 24 frames por segundos, etcétera.

Es un director prolífico —entre 1992 y 2002 realizó unas 25 películas— que lleva más de noventa películas en su haber, de las cuales prácticamente todas tienen un componente polémico y/o extraño, capaz de causar aberración o placer por igual en el espectador. Su cine no es para todos, y prueba de ello es su anecdótico paso por la serie de televisión Masters of Horror, al lado de directores consagrados como Joe Dante, Darío Argento, Don Coscarelli, Tobe Hooper, Stuart Gordon o John Carpenter, entre otros. En dicha serie a todos ellos les dieron libertad creativa, a excepción de ligeras restricciones de contenido sexual y violento —nada de desnudos frontales ni de violencia relacionada con niños; fuera de eso… todo lo que quisieran—. Miike realizó Imprint, basada en un cuento tradicional japonés, “Bokkee Kyotee”, escrito por Shimako Iwai. En su aportación incluyó representaciones gráficas de violencia, tortura femenina y fetos abortados que él consideró “suaves” y “socialmente aceptable”, pero que abrieron un crudo debate acerca de la libertad y los cánones de violencia admisibles para una audiencia occidental.

Lo mejor: la escena del darumasan ga koronda es preciosa.

Lo peor: se termina y te dejan con ganas de más.


Ravenous

El poder de la carne cruda

Ravenous

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Ravenous

Comenté, durante la pasada edición del Festival de Sitges, lo presente que volvía a estar el western en el cine de género. Cada vez son más las cintas que, o bien se disfrazaban del oeste o que, bajo su capa superficial, esconden una de vaqueros… Pero hubo una época en que esto no era así; una época en la que, excepto el cine de Carpenter o de Walter Hill, era imposible ver cowboys (o algo parecido) en una cinta de género… y no digamos que una historia de terror o fantasía transcurriera en la América del far west ( sólo resuerdo, a vuelapluma, “The valley of Gwangi”). Tampoco es que la película que hoy nos ocupa sea un western en el sentido estricto de la palabra… nada de eso; pero si hay que buscarle un punto de origen a esta rara joya y a esta reseña, que mejor que el de este género que no deja de reinventarse para seguir sorprendiendo a propios y extraños.

Un acto cobarde por parte del soldado John Boyd (Guy Pearce), esconderse entre los cadáveres de sus compañeros, se transforma en una reconquista heroica cuando ingiere, accidentalmente, sangre de un muerto y encuentra el valor que le faltaba. Como recompensa es ascendido a capitán pero, conscientes sus jefes de que la proeza es fruto de la casualidad, es destinado a un remoto fuerte junto con otros perdedores. En lo más crudo del invierno, cuando el tedio y el desinterés domina la estación, la llegada de un desconocido (Robert Carlyne) dará un sangriento giro a sus vidas. La terrible historia que cuenta merece ser investigada…

Lo mejor: Es tan original, única y violenta que no deja de sorprender de principio a fin.

Lo peor: Su extrañeza puede apartar al espectador antes de que empiece lo bueno.


Grizzly

No es un remake... pero lo parece

Grizzly

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Grizzly

Cuando Spielberg adaptó a la gran pantalla la novela de Peter Benchley Jaws lo hizo con tal acierto y tensión que inauguró todo un subgénero en el cine de terror: el de las criaturas asesinas reales. No es que no existieran anteriormente, pues Los pájaros, “Moby Dick o Cuando ruge la marabunta (entre otras muchas) nos alertaban con anterioridad de los peligros de la naturaleza… pero en la bautizada por estos lares Tiburón la amenaza era tan real y natural que suponía algo nuevo e inesperado hasta esa fecha. Ya no era necesaria la intervención de la radiación o los seres extraterrestres para causar estragos, nuestra propia flora y fauna era una amenaza para nuestra evolucionada vida; una amenaza que, en nuestro camino para llegar a ser la especie dominante, habíamos enterrado en nuestra memoria atávica y que ahora el celuloide nos venía a refrescar. Y si Tiburón marcó el inicio, su secuela (un título a reivindicar) es casi un decálogo de las bases de este género:

1. Varios personajes e historias independientes se ven dramáticamente truncadas por la presencia de la criatura/as en cuestión y terminan por converger en un grupo unido por la supervivencia.
2. Un protagonista sólo, o preferiblemente acompañado de expertos científicos o cazadores, va tras la amenaza. Y tendrá su particular cara a cara en los compases finales.
3. Intereses comerciales tratan de acallar los sucesos facilitando así la tragedia.
4.Y sangre y muerte en cantidades industriales, pues no hay monstruo que se precie como tal que no deje tras de sí un buen reguero de cadáveres.

Lo mejor: Da lo que promete y funciona muy bien en lo que concierne a entretener.

Lo peor: Ciertas concesiones en favor de la sorpresa. Tan clásica y predecible que no aporta tampoco nada nuevo.


Backcountry

No le toques los huevos al oso

Backcountry

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Backcountry

Desde la irrupción Open Water (2003), un survival basado en hechos verídicos que en su día fue catalogado como “una de las películas más impactantes proyectadas en Sundance”, nació un nuevo modo de ver el subgénero caracterizado por una mayor transcendencia a los elementos anexos - casi siempre olvidados – , anteponiéndolos incluso al propio terror en sí. En la mencionada Open Water, el drama, la inhospitalidad, el poder de la naturaleza y el realismo, dejaban a la amenaza (escualos hambrientos) completamente marginada a unos últimos y míseros minutos de lucimiento. Esto abrió la veda a una polarización del público; por un lado los decepcionados, probablemente guiados por las excelentes críticas y que esperaban ver en Open Water al nuevo Tiburón; y los sorprendidos, que encontraron en ella un efectivo drama llevado al límite – personalmente yo me encuentro entre los decepcionados, y siempre he considerado la película como un auténtico plomo fallido que jamás volveré a ver… Aunque reconozco que para su pequeño presupuesto, está muy lograda – . En cualquier caso es innegable que fue un auténtico “boom”; se me ocurren cientos de películas posteriores de similares características desde El arrecife, Black water, Primeval o Frozen (Bajo Cero)…, e incluso thrillers como Donkey Punch o Wolf Creek. Pues bien, ahora con Backcountry llega el debut del peludo grizzly.

Lo mejor: cuando el oso ataca, es un peliculón.

Lo peor: cuando el oso no ataca, dan ganas de cortarse las venas (cuesta creer que esté hablando de la misma película).