Run hide fight
Placer morboso
DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
“Obscena”, “oportunismo repugnante”, “fascista”, “reprobable”, “carroñera”, “acción pornográfica”… La crítica del festival de Venecia se lo pasó bomba buscando los peores adjetivos para calificar este desmadre de violencia de gusto muy, pero que muy, cuestionable que supone “Run hide fight”. Un espectáculo frenético en la línea de “La jungla de cristal” en la que la heroína es una estudiante de instituto, y los malos de turno unos alumnos armados hasta los dientes que han prestado atención a las clases de química. La polémica estaba servida, la prensa vomitaba respecto al mal gusto de esta idea y el público salía entretenidísimo de haber pasado ciento y pico minutos en tensión.
A Zoe se le ha muerto su madre. Está triste y negativa respecto a todo y a todos. Su padre (Thomas Jane), exmilitar recuperado de estrés postraumático, trata de reconectar con ella enseñándole a cazar y a ser autosuficiente. Su mejor amigo (Olly Sholotan) quiere poder confesarle cuánto le gusta antes de que las universidades les alejen. Su único consuelo es recrear a su madre mentalmente y poder seguir dialogando con ella. A pocos días del baile de fin de curso, justo en la fecha en el que las bromas son algo común tanto en pasillos como en aulas, un grupo de alumnos armados irrumpen en la cafetería y comienzan un plan para cometer una autentica masacre. El secuestro se inicia justo cuando Zoe estaba en el baño, lo que la permite plantar cara a los asesinos y procurar que el número de bajas sea el menor posible.
