Dreamland
La nueva y arriesgada apuesta del director de Pontypool.
Por orden de su jefe, un asesino a sueldo debe cortar el dedo meñique de un famoso trompetista de Jazz justo antes de dar un importante concierto. Aunque a priori parece una misión bastante simple, se dará cuenta de su error cuando descubra que el concierto tendrá lugar en la mansión fortificada de una reina del crimen de la ciudad.
Bruce McDonald es uno de esos directores que van a lo suyo en la industria. Entre multitud de aportaciones televisivas, casi siempre trabajando en Canadá, dirigió dos películas que le han creado cierto culto: Hellions (2015) y sobre todo, Pontypool (2008). Su cine es del que polariza opiniones. Poco accesible, diferente, con un tempo pausado y personajes con los que resulta difícil simpatizar. Y en esta nueva aproximación a lo que, parece, un cine de vampiros muy europeo y con desconcertantes toques de drama y humor negro, no hace más que subir la apuesta para no dejarte indiferente.