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Saint Sinner

Las locas del coño

Saint Sinner

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 1.5/5

Saint Sinner

En 2002, el entrañable canal de televisión SyFy emitió Saint Sinner, adaptación fílmica bastante libre de Razorline, serie de cómics del venido a menos Clive Barker. A Barker, que no le gustaba cómo habían manejado su historia la gente de Marvel, le alegró saber que se le iba a dar una segunda oportunidad; tal era su entusiasmo que ejerció como productor ejecutivo en esta traducción del concepto a la pequeña pantalla. Espero que acabara más satisfecho del resultado que yo.

En el año 1815, un monje llamado Tomas Alcala (Greg Serano) librera sin querer a dos diabólicos súcubos, Munkar (Mary Mara) y Nakir (Rebbeca Harrell). Los demonios viajarán en el tiempo, alimentándose de hombres incautos, y Tomas será elegido por Dios para darles caza junto a una detective del siglo XXI, Rachel Dressler (Gina Ravera).

Lo mejor: ¿Qué el concepto es de Clive Barker?

Lo peor: Que Clive Barker esté involucrado en este bodrio.


The Wolf Family Treasure

Los guardianes del tesoro

The Wolf Family Treasure

Un grupo de perdedores, aficionados al robo como solución a sus males económicos, descubren el supuesto paradero de un tesoro, pero uno maldito, como no podía ser de otra forma. La familia Wolf, infame por sus supuestas actividades como brujos, escondió una verdadera fortuna que sólo será alcanzable por aquellos sin miedo a los encantamientos, las pesadillas y las posesiones. ¿Serán nuestros protagonistas?

Dicen los políticos con los bolsillos mejor engrasados que la crisis ya ha terminado. ¿De verdad? ¿Han ido recientemente a una entrevista de trabajo/semi esclavitud? Peor todavía, ¿han tenido que lidiar con esos salvadores que reprochan a otros, injustificadamente, el creerse dueños de la verdad absoluta cuando son ellos los que queman brujas como adalides de la libertad de expresión insultante? Y digo peor porque si algo puede ser más odioso que una crisis económica, eso sería una crisis de valores. Pero a los maleducados y ladrones de gomina, al igual que a la pobreza, no se les puede erradicar de nuestras vidas, hay que buscarse algún truco para simplemente capearlos. Los protagonistas de la norteamericana “The Wolf Family Treasure” se han decidido por la solución “Stevenson”; es decir, lanzarse a la búsqueda del tesoro sin importar quien pueda ser el guardián.

Bastard

Asesino descarnado

Bastard

Cinco extraños – dos asesinos en serie recién casados, un policía suicida y un par de hermanos fuera de control – se convierten en sospechosos y víctimas cuando un asesino enmascarado hace acto de presencia en el aislado pueblo de montaña donde han ido a cobijarse.

La sombra del slasher es alargada, y bien lo sabe mi querido compañero Manu, la silueta del asesino implacable que, enmascarado o no, se encarga de das matarile a jóvenes víctimas, alcanza hasta la fecha actual con multitud de homenajes o reinterpretaciones modernas. Con humor, sin humor; con gore, sin gore; con patatas, sin patatas… Y la norteamericana “Bastard” viene a unirse a tan extraña hermandad utilizando una estética retro en todos sus aspectos; desde la música a la fotografía, hasta ese guion tan desapasionado que no oculta la parte fuerte de la cinta: la figura del asesino y sus tejemanejes. Quizás por estética no esté a la obsesiva altura de obras tipo “The Sleeper”, que recreaban los setenta con bastante pulso, pero sin duda juega fuerte su baza macabra gracias a esos martillazos y golpes que resultan muy interesantes, habida cuenta de lo que busca el aficionado al slasher.

The Fields

Cuidado con los Maizales

The Fields

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The Fields

Un par de advertencias antes de empezar: el cartel es el de una película de terror, pero “The Fields” no lo es; o, al menos, no al cien por cien. En ella, es más importante el drama que el terror. Es una película parecida a “Paper House”, de Bernard Rose, o “Lady in White”, de Frank LaLoggia. Si no te interesa el “horror bonito”, por así decirlo, no deberías acercarte ella ni por asomo.

Lo mejor: una historia de iniciación bien enraizada con el contexto histórico.

Lo peor: es “bonita”.


[REC] 3: Pase de prensa y entrevistas

Conversamos con el equipo de [REC]3 en el preestreno de la película

[REC] 3: Pase de prensa y entrevistas

En la home publicamos la entrevista íntegra a Paco Plaza, director de [REC] 3. Pero no os perdais el resto de entrevistas al equipo de la película – incluido Jaume Balagueró – accediento al interior del post o a través de este enlace. Finalmente quiero expresar mi agradecimiento a Rubén Navarro, autor de las fotografías que acompañan a este artículo. Podéis seguir su trabajo en Flickr

La productora reunió a la prensa el pasado 28 de marzo en los célebres cines Verdi Park de Barcelona para asistir a la proyección de [REC]3 y a la posterior sesión de entrevistas. El director Paco Plaza, los protagonistas: Leticia Dolera, Diego Martín y Àlex Monner, y el productor Julio Fernández, posaron para los medios bajo un sol abrasador en un photocall improvisado en la calle.

Accedimos a conversar con Paco, Leticia, Diego y Àlex sobre el rodaje y las claves de la película. También hablamos con Jaume Balagueró, a quien robamos unos minutos antes de la premiere. A continuación una transcripción de estos encuentros con el equipo.

Paco Plaza

¿La auto-parodia era algo que tenías en mente desde el principio?
La verdad es que no. Ni la parte romántica tampoco. No era algo que guiase la escritura del guión, era más bien al revés, la propia película nos lo iba pidiendo. Solo se nos ocurrían cosas graciosas con Luiso Berdejo. Un día llegaba y me decía: Un tío disfrazado de Bob Esponja…Y yo le decía: “¡Pero no nos van a dar los derechos!” Y él: “Pues en lugar de Bob, le llamamos John”. Todo esto mientras nos partíamos de risa. Muchas veces, las películas no solo cogen el espíritu del rodaje, sino de todo lo que ocurre antes en la escritura. Esta película la escribimos viendo el Mundial en Los Ángeles, donde vive Luiso. Imagina la situación, mejores amigos desde hace 15 años, que se ponen a ver el Mundial y entre medio escriben el guión. Ese tono festivo se acaba transmitiendo, la alegría y la pretensión de querer hacer una película que sea un festival, con la que la gente se lo pase bien y se ría.

¿La idea de romper con la cámara en mano responde solo a la voluntad de refrescar la saga o también a la de alejarse del boom de found footage usado en el género últimamente?
Yo creo que ninguna forma de contar se agota. Si encuentras la historia que tiene que ser contada de esa manera, la forma no se va a agotar. Lo que no puedes hacer es estirar una fórmula porque sí. Si algo conectó de [REC] con la gente era que, de alguna forma, estaba contando de una forma diferente a lo que te esperabas y de cómo tiene que ser contada una historia de terror. Lo más honesto era hacer un [REC] como se supone que no se hace un [REC], volver a rodar como rodaba Sam Raimi o Peter Jackson hace quince años, al terror de los 80 y 90, que es lo que nos ha educado sentimentalmente. Volver a hacer cine a la manera que se hacía antes. La idea de ser muy conservadores para, en realidad, ser más transgresores.

Sin perder la esencia.
Claro, tiene que ser [REC], tener sus señas de identidad. Tiene que ser lo mismo pero no tener nada que ver. “Es lo mismo, pero no es igual”, como decían Martes y Trece (risas).

Es un tipo de película muy de Sitges, que invita a gritar y aplaudir durante la proyección.
Es que yo soy público Sitges y al final acabas haciendo las películas que a ti te gustaría ver. De hecho, si no se hubiera retrasado todo, lo previsto era estrenar en Sitges.

En esta tercera entrega, más que en las anteriores, le das mucha importancia a lo que viven y sienten los personajes.
El funcionamiento de una película de género se basa, sobretodo, en que te importe lo que les ocurra a los personajes. Hay películas que los descuidan y esas son las que no funcionan. Si nos gusta el cine de terror, no nos gusta por ver un tío con careta, sino porque te importa lo que les pase a esas personas. En ese sentido, creo que es un cine en el que hay que cuidar especialmente a los actores. En este caso, fue muy fácil porque son muy buenos actores y ya desprenden de por sí una humanidad que conecta contigo, te caen bien y no quieres que les pase nada malo.

Hablando de personajes, Atún es uno inolvidable, icónico.
Atún es absolutamente genial. Es una especie de alter ego que cuelo en la película y va diciendo las cosas que a mí me gustaría decir. Tiene esa especie de irreverencia hacia la película, hace muchos chistes sobre ella misma. Es muy referencial y hace mucho guiño. Es una pequeña sonrisa hacia la crítica seria que nos trató muy bien con la primera película. Me gusta mucho cómo funciona Atún a ese nivel, como si yo me metiera en la película para dinamitarla.

Con todo ese aprecio que le tienes, entiendo que no le ‘infectaras’.
Es que me sabía muy mal. Él no iba a permitir convertirse en uno de esos bichos, quería morir con dignidad. Me da mucha pena que muera por gordo, es muy triste. Me cayó una bronca de mi madre por eso. Atún mola mucho, se le coge mucho cariño, desde el minuto uno, cuando lo ves todo flipado con la steadycam. Mola mucho la relación con Adrián también. Además, esa relación fue real fuera del rodaje. Álex iba y le preguntaba: “Oye, pero ¿qué es cinema verité?”, y Borja se lo explicaba a modo de mentor.

¿Tuvisteis algún problema con la SGAE en relación al personaje de Canon?
No, pero te voy a contar una cosa sobre eso. Pedí que me dejaran usar el logo de la SGAE para ponerlo en la libreta que lleva Canon y no me dieron permiso. Y yo soy socio de SGAE (risas).

Igual que en [REC], en esta nueva entrega hay una paleta de personajes muy costumbrista.
Sí, pero no como voluntad de retratar nada, sino porque el paisaje que se plantea en la película lo permite. Hay una serie de arquetipos muy reconocibles que es muy agradable ver en una película.

El final tiene mucho de “Los renegados del diablo”.
En realidad lo mío era más de “Duelo al sol”.

¿Porqué en [REC] y [REC]2 los infectados corren y aquí se arrastran como los de Romero?
¿Todas las personas son iguales? ¿No, verdad? Los zombis son personas, transformadas. ¿Entonces porqué no pueden ser distintos? ¿Porqué no pueden unos correr y otros andar? Y el que anda, quizás va lento porque se ha fracturado una rótula… La velocidad del zombi es variable en función de la necesidad dramática de la escena, es la primera ley de Newton.

¿Más allá de Jaume, qué has echado en falta a la hora de afrontar [REC]3 en solitario?
La verdad es que he echado de menos a Jaume en la promoción, porque en las dos películas anteriores fueron muchas risas. Haciendo la película, en realidad, nada. Quizás algo de la primera sobretodo, que era muy rock n’ roll, probablemente porque la hacíamos pensando que ni se iba a estrenar, que la colgaríamos en internet o la regalaríamos con el periódico. [REC] la rodábamos por la tarde-noche, y Jaume y yo quedábamos después de comer en un Starbucks y nos tomábamos un café mientras pensábamos que haríamos esa misma noche. Era muy punki. De hecho, el final de [REC] lo escribimos el día antes de rodarlo. Eso ya fue un caso extremo. Lo mismo pasó con la niña Medeiros, al principio iba a ser un hombre con bigote, el cura del que se habla, y al final, entre los cafés y las risas, decidimos ponerle tetas. Botet se quedó loco, pobre. En el final, Manuela no tenía ni idea de lo que iba a pasar. Nosotros más o menos sí, y nos metimos en el ático a oscuras con una handycam y empezamos a tirarles cosas, a gritarle a Botet. Esa energía sí que fue algo irrepetible. Y salió bien como podría haber salido mal. No es la manera de hacer las películas en realidad, y caes en un error si piensas que es así. En ese sentido, sí que he echado de menos ese tipo de experimentación, esa espontaneidad de construir la película con el espíritu de cuando hacíamos cortos. En [REC]3 estaba todo muy calculado, costaba un parto cada plano.

¿El cambio de formato, además de tener que ver con esa intención de renovar, también responde a tus ganas de rodar de nuevo de manera convencional?
Sí, claro. Me apetecía mucho volver a rodar cine en el que tener en cuenta la composición del cuadro y ese tipo de cosas. No se trata de cansancio de un formato, pero sí que es cierto que yo ya llevaba dos películas seguidas así y necesitaba contar de nuevo con la cámara, los movimientos y las ópticas.

¿Hasta qué punto te ha preocupado el exceso de información en la red previa al estreno?
Muchísimo. Las teorías me parecen bien, quiere decir que hay un interés. Lo que sí que me ha afectado son los spoilers y cosas que no son spoilers. Hoy en día es muy difícil llegar al cine sin anteponer la idea de lo que has visto en trailers, clips y otro tipo de material.

¿Qué poder tenías sobre esa material?
Aquí todo el material lo he hecho yo, lo único que yo no he controlado es el goteo, cómo se gestiona ese material. Lo que mola es jugar a la seducción y respetar al espectador que va al cine. Promocionando la película me preguntaban referentes y yo me acordaba de El fantasma del paraíso y Golpe en la pequeña China. Cuando fui a ver ésta última al cine, yo iba a ver una película de terror de John Carpenter, y te encontrabas con eso y te volvías loco. Pero eso, a día de hoy, es inviable.

Acaba de salir un comic de [REC], ¿qué podemos encontrar en él?
Cinco historias donde se explican muchas incógnitas que quedaron abiertas en las dos primeras películas. Los guiones son de Hermán Migoya, nos juntamos con él Jaume y yo y decidimos las sinopsis de las cinco historias, pero el guión lo hizo él. También elegimos los dibujantes, él nos hizo propuestas y nosotros escogimos. Estaba claro que Salvador Sanz y Álvaro Ruilova iban a estar, soy muy fan, sobretodo del último. Y la portada la hizo Alejandro Colucci, que es una pasada. Se explican muchas cosas – como el origen de la niña Medeiros – y lo que no se explica, se acabará de explicar en [REC]4, que cerrará el círculo.

No olvides leer las entrevistas a Leticia Dolera, Diego Martín, Àlex Monner y Jaume Balagueró siguiente este enlace.

Entrevista a Adam Mason

Aplicamos el tercer grado sobre el director de Blood River, Pig y Junkie

Entrevista a Adam Mason

Si algo ha merecido la pena, de mi historia de amor con Almas Oscuras, ha sido la posibilidad de conocer gente increíble, muy variada, interesante y, sobre todo, afín a mis gustos acerca del cine de terror, literatura y demás zarandajas. Me estoy refiriendo a todos vosotros: los que nos animáis a seguir, los que nos leéis pero no os atrevéis a comentar, los que nos ignoráis, los que nos alabáis, los que nos insultáis… pero reconozco que el placer ya se transforma en gozada cuando puedo intercambiar impresiones con alguno de los cineastas que tanto disfruto. Sobre todo porque, gracias a los tejemanejes del destino, todos los “amigos” que se han dignado a hablar con nosotros no tienen ni un pelo en la lengua. Su sinceridad y entusiasmo es un ejemplo a seguir: si la semana pasada ya pudimos disfrutar del genial y acertado Norberto Ramos del Val, hoy le toca el turno a un director menos cercanos geográficamente, pero más cercano en cierta manera.

Los que nos sigáis habitualmente sabréis que profesamos cierta veneración – pero bien entendida, que aquí no idolatramos ni a Dios – por Adam Mason, el arriesgado director británico del que siempre hemos intentado traeros noticias frescas y toda la información que nos iba llegando. ¿Qué su manera de entender el cine siempre ha sido muy cercana a la nuestra? Por supuesto y, básicamente, el punto de unión radica en nuestro gusto común por una buena historia sin prejuicio alguno. De ahí nuestra admiración y el esfuerzo que siempre hemos realizado por seguirle.

Aprovechando que Adam Mason está dando los últimos retoques a su nueva obra, ”Junkie”, nos pusimos en contacto con él para realizarle otro buen puñado de preguntas como ya hicimos hará casi dos años en la entrevista a Adam Mason de 2010. Es bonito reencontrarse con viejos amigos y ver como su honestidad sigue intacta, así como comprobar que su evolución personal y profesional ha dado pasos de gigantes, siguiendo una similar a la propia.

Adam Mason nos regala una entrevista densa y profunda como pocas, un toma y daca del que me siento sumamente orgulloso y que me gustaría no dejaseis pasar por alto. No solo por conocer un poco más del pensamiento íntimo de un director del cine que nos gusta – al fin y al cabo puede que a muchos nuestra conversación os suene a mera paja mental, y muy extensa además –. No, más allá de las palabras se revela una actitud y una personalidad que puede enseñarnos un par de cosas sobre la vida. Así que no se trata solo de las películas, del horror, del miedo… no es solo cine, tras bambalinas brillan personas, el mayor patrimonio del que podamos presumir.