Arkham
El hogar del Horror Cósmico
Arkham: La Ciudad Soñada
Estás soñando, tu mente vaga entre la lechosa niebla que se abre a tu paso como los sudarios colgados indolentemente en una vieja cripta. Lejos yace tu cuerpo paralizado por las sustancias que tu cerebro fabrica y bombea sobre tu lento sistema sanguíneo. Sin peso, arrastrado por esa leve corriente que forma volutas sobre la espesa boira, un pálido ente que recuerda vagamente a tu forma mortal va a dar con un enorme cartel iluminado roñosamente por un par de bombillas. Parece que los húmedos jirones de niebla van perdiendo consistencia alrededor del cartel: “Bienvenido a Arkham, Massachusetts”. Ahora sabes que vives una pesadilla, puesto que los vapores eléctricos que conforman tu ser danzan alterados sobre el suelo de una ciudad que nunca existió. Una carreta se extiende abruptamente emulando la lengua empedrada de un terrible monstruo que engulle a los forasteros para no volver a ser vistos jamás. Los tejados picudos, las construcciones arcaicas dejan entrever los grumos del pasado que manchan la región: tragedias humanas enterradas bajo la blanda tierra del antiguo cementerio, tiempos de brujería acaecidos en una casa de huéspedes, deseos y apetitos monstruosos que pueblan los pasillos secretos del manicomio, experimentos profanos de los que ya no habla la Universidad Miskatonic, el rancio olor de una bodega herrumbrosa pegado a las páginas de un diario, cultos ancestrales a un dolor aun más viejo, décadas de misterios susurrados al calor de una jarra de cerveza tibia. Todo está por escribir en Arkham, todo queda por leer entre sus muros cubiertos por la hiedra. Historias que tal vez puedas contar si vuelves de la pesadilla que ahora atrapa tu consciencia…