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Kyofu

Mamá... no me comas la cabeza

Kyofu

El japonés Hiroshi Takahashi, afamado guionista de Ringu (The Ring) dirige Kyôfu, una bizarra historia sobre control cerebral que ha contado con la producción del no menos célebre Takashige Ichie, prodcutor de éxitos tales cómo Ju-On o Dark Water, y con el que ya trabajó en la mencionada Ringu, de Hideo Nakata.

Vampire Girl vs Frankenstein Girl

Dos chicas empapadas de rojo

Vampire Girl vs Frankenstein Girl

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Vampire Girl vs Frankenstein Girl

De nuevo a la carga con esta reciente muestra del splatter japonés más bizarro, exagerado, cómico y sangriento. Vampire Girl vs Frankenstein Girl se une al muy activo género de japonesitas guerrilleras cubiertas de rojo y sin escrúpulos, para causar el mayor daño a sus enemigos sea disparando pechos-misiles, rebanando miembros con katanas, usando su propia sangre como arma ó con sencillos cyberimplantes que disparan afilados penes.

Esta clase de producciones están poco a poco ganándose un hueco propio en el cine fantástico japonés (donde este tipo de bizarradas tienen una rápida aceptación por las referencia clásicas a otros géneros muy amados por los orientales como todo lo relacionado con los “mechas”: lo que para occidente sería un cyborg) y siguen dejándonos a los occidentales perplejos, extrañados y, en ocasiones, encantados. Aparte de la película aquí reseñada, las últimas producciones que enarbolan la bandera del splatter japonés como su máximo exponente podríamos citar Samurai Princess, The Machine Girl ó Tokio Gore Police. Las cintas citadas tienen tantos puntos en común que casi se podría hacer la misma reseña para cada una de estas películas. De hecho, los responsables de efectos especiales, guionistas, directores y, hasta algún actor, suelen ser los mismos alternándose tareas, ya sabéis que los japoneses son una raza muy aplicada y organizada que consiguen sacar oro de las piedras. Para este análisis intentaré centrarme en los elementos diferenciadores de VG vs. FG con respecto a sus antecesoras, aunque ya adelanto en estos primeros párrafos que los que disfrutasteis con los anteriores trabajos de Yoshihiro Nishimura (responsable en efectos especiales de decenas de películas muy sangrientas y director de la destacada Tokio Gore Police), estáis obligado a visionar a estas dos atractivas jovencitas cometiendo unas atrocidades espectaculares que han sido muy bien representadas en pantalla.

Lo mejor: Las escenas sangrientas, bien introducidas y de alto contenido "hemoglobinico". El humor loco, en general funciona.

Lo peor: La falta total y absoluta de una trama que justifique la película.


Oso

Oso

¿Alguna vez os habéis puesto a ordenar viejos cajones y habéis encontrado recuerdos olvidados de vuestra infancia? Si los objetos pudiesen generar una conciencia propia tendrían mucho que decir en esos reencuentros. Y la mayoría de lo que nos dijesen sería bastante duro y, por otro lado, justo.
Los científicos aseguran que nuestra capacidad para olvidar es lo único que nos mantiene cuerdos y que por otro lado también es lo que nos permite, a los humanos, definir el tiempo (concepto este, que la física quántica se obstina en romper ó redefinir). Sin embargo, esta capacidad a mí siempre me ha parecido un ejemplo más de crueldad. Un ejemplo de cómo la vida es cruel, pero si no fuese cruel nadie seguiría adelante.

Estas reflexiones y algún otro triste pensamiento me invitaron a escribir un relato que sustituye el horror explicito por melancolía y la sangre por algodón. Agradezco a Joan de corazón, que me echase una mano a la hora de optar por un final violento u otro más comedido y triste.
Obviamente el cuento está dedicado al peluche favorito de mi infancia. Uno, que desgraciadamente ya no está conmigo.

Growth

Gusanos darwinianos

Growth

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Growth

Growth, es el abordaje más reciente al interesante subgénero de “los bichos” y la amenaza a la humanidad que estos representan. La fantasía oscura, desde recién comenzado el siglo XX, han gustado de plantearse que nos sucedería si una plaga vírica, insectoide ó en forma de gusano decidiría reclamar la posición que el hombre alcanzó después de millares de años de evolución, guerra y conquista. Bien como una infección de otro mundo (La Cosa , 1951-1982), como plagas terrestres sin control (Slugs, 1988 y Cuando ruge la marabunta, 1954) ó como bizarrismos inclasificables (Slither, 2006 y El terror llama a su puerta, 1986); el cine de de terror y ciencia ficción nos ha regalado obras de gran nivel, como las citadas, así como cintas de segunda fila. Una carrera, la de nuestros amigos “los bichos”, fácilmente equiparable a la de cualquier otro subgénero de nuestro cine favorito.

En este caso particular, y siendo benévolos, podemos encasillar a Growth como una producción que se queda en ese enorme limbo que hay entre las obras maestras y el cine basura. Es decir, estamos ante la clásica mezcla de elementos interesantes en un envoltorio que deja que desear en más aspectos de lo que nos gustaría. Para mi, el visionado de esta película ha sido otro pequeño viaje en el tiempo a los días del alquiler de cualquier entretenimiento terrorífico; digamos que a mediados de los noventa, donde los productos “directo a videoclub” tenían algo especial. Muchos intentaban, mediante la libertad que aporta mantenerse lejos de la pantalla grande, reflejar elementos novedosos e incluso desbarrar argumentalmente puesto que nadie esperaba nada de ellos. La productora Full Moon tiene una buena decena de intentos en este sentido, siendo muchos directamente escoria, pero este no es el caso que nos ocupa. Solo quería haceros participes de la etérea sensación que me ha transmitido Growth globalmente. De hecho creo que es algo positivo, al acercarme a una película humilde sin ningún tipo de expectativa he podido digerir mejor sus muchos fallos y disfrutar tanto de sus bondades, como de la extraña mezcolanza de ideas dispares. Porque si esperáis mucho en general y caviláis mucho sobre el último tercio de este film, creo que sufriréis un colapso nervioso. Así que con buen humor, vemos que gusanos reptan dentro de este cadáver.

Lo mejor: La descacharrante mezcla de conceptos terroríficos, así como el gran diseño de los bichos y los FX

Lo peor: La narrativa primitiva y tosca, los actores mediocres y unas escenas de acción de vergüenza ajena