2011 ha sido un buen año para el cine español de género. Por fin, lo que otros años caía a cuenta gotas y/o resultaba indiferente, está empezando a cubrir una cuota importante de producción y, también, de buenos resultados artísticos y económicos. Recientemente, un renovado y más interesante Almodóvar nos ofrecía con La piel que habito, un thriller psicológico distinto y, por momentos, surrealista, que no era otra cosa que una potente y original apuesta por el rape & revenge de los setenta, con dosis de estilo Kubrick y trasfondo cañí; también La cara oculta, coproducida con Colombia, dejó algunas pautas interesantes a seguir (lástima, como ya avisé en la reseña, del maldito y explicito tráiler); el terror sobrenatural y los miedos de la infancia en Intruders, del ascendente Juan Carlos Fresnadillo; sin olvidarnos del thriller policiaco con carácter, No habrá paz para los malvados, o la ciencia ficción intima y de autor sin prescindir de elementos comerciales básicos, Eva. Pero si había un regreso esperado por nosotros, amantes del terror, era el de Jaume Balagueró en solitario. Más aún si ese regreso contaba con un protagonista de altura, Luis Tosar, y uno de esos argumentos de “atracciones fatales” que, en buenas manos, suelen dar bastante de sí. Mientras duermes es el resultado.
Renovando el cine español
Lo mejor: Luis Tosar, su presentación y el in crescendo que se produce en la segunda mitad.
Lo peor: Algún altibajo después de la introducción y un tratamiento un poco descuidado de los personajes secundarios.