folk horror

Men

Mansplaining invasion

Has filtrado por etiquetaa: folk horror

Men

Mansplaining invasion

Men

Ver ficha completa


DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Men

Unos llegarán a ella atraídos por el logo de A24. Otros por que la carrera de Alex Garland es reclamo más que suficiente para pagar una entrada de cine (y que gusto poder disfrutar de propuestas tan delirantes como esta en pantalla grande, tal y como está el panorama). Unos saldrán fascinados, otros escandalizados, pero ninguno indiferente. Men es la primera propuesta de terror del director de Ex-Machina (2015), Aniquilación (2018) y de la magnífica serie de Hulu, DEVS. En ella, el británico agarra el género por los cuernos y lo utiliza para construir una pesadilla surrealista cargada de subtexto, horrores de distintas índoles y un sentido del humor prácticamente suicida.

Para sanar las heridas de la tragedia, Harper decide alquilar una hermosa casa en la campiña inglesa en la que disolver su trauma. Pero ya ni en el campo se encuentra la paz. Alguien o algo parece estar acechándola, y cada vez está más cerca. Lo que comienza como otro caso de acoso, terminará derivando en una espiral de culpa, horror y pecado.

Lo mejor: el universo conceptual y visual constituye toda una experiencia en sí misma.

Lo peor: aquellos momentos puntuales en que se llega a dudar de las intenciones de la película.


La casa del caracol

Saca sus fallos al sol

La casa del caracol

Ver ficha completa


DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

La casa del caracol

El festival de Málaga hizo un hueco en su sección oficial a La casa del caracol, primer largometraje de ficción de la realizadora de cortometrajes y documentales Macarena Astorga. No era extraño teniendo en cuenta que la directora es malagueña y que la película ha sido rodada en el interior de la provincia. En el momento que escribo estas líneas el certamen sigue viento en popa, con lo cual entro de lleno en el terreno de la suposición, pero, visto el resultado, dudo mucho que esta cinta se lleve alguno de los galardones del evento. Buenas intenciones no le han faltado a este producto, aunque desgraciadamente, el film no logra la cohesión necesaria para espesar lo interesante de sus ingredientes.

Javier Rey se transmuta en un escritor en pleno bloqueo creativo. Para poder encauzar su nuevo libro alquila una casona en lo más silencioso de un pueblo interior de Málaga llamado Quintana. Desde su llegada es recibido con recelo por todos, menos la concejal del ayuntamiento que le muestra la propiedad (paz Vega). Pero también desde su llegada los misterios comienzan a rondarle. Por la noche es molestado por el constante aullido de los lobos, en un granero descubre que el pueblo esconde a “El Esteban”: un joven deforme que es tratado por todos como un animal, y el escritor es atosigado también con la leyenda del “Vímero”: un mito local mitad humano - mitad animal que empieza a hacerse alarmantemente posible. Todos estos sucesos inspiran al escritor que, página a página, se acerca al éxito, pero también a la locura.

Lo mejor: Un reparto atractivo. Pretende actualiza leyendas rurales. El uso de los elementos del cine de horror para hacer un thriller entre lo spicológico y lo sobrenatural.

Lo peor: Recoge muchas referencias formales sin aportar nada a las mismas. Algunas secuencias se antojan demasiado torpes.


Fuel

Suspenso por todo lo alto

Fuel

Ver ficha completa


DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

Fuel

He dudado mucho si escribía esta reseña, porque no me gusta poner mala nota y mucho menos cuando un proyecto es tan pequeño como este. Pero luego me recuerdo sentado en el Festival de Málaga perdiendo tiempo frente a “Fuel”, intentando ver si la historia despegaba en algún momento, y lo único que despegaba, de forma constante, es un dron para arriba y para abajo alargando innecesariamente la agonía de los espectadores asistentes. Y es que los interminables vuelos de una máquina sobre el coche que es el centro de la historia ocupan más del la mitad de metraje, sin que aporten absolutamente nada de valor al mismo. Algo que hace de sus 72 minutos una experiencia que parece durar horas.

Uno presupone que las cintas que concurren a un festival han sido seleccionadas siguiendo unos mínimos criterios de calidad, pero siempre te cuelan un gol. “Fuel” sin duda fue uno de esos tiros a puerta y sin portero que entran hasta el fondo de la red, dejando a los aficionados con cara de idiotas y deseando que rueden cabezas. Ya lo auguraba su endeble tráiler, pero su director defendió con la maestría de un buen tahúr la calidad de lo que íbamos ha ver. Incluso habló de la posibilidad de rodar el remake estadounidense de “Fuel”; algo que, inocentemente, nos hizo pensar que lo mismo bajo su simplona apariencia se escondía un prometedor filón… luego empezó la película y el castillo de naipes se vino abajo. Incluso los invitados del director que se sentaban a derecha e izquierda de él, rápidamente perdieron el interés y dedicaron media sesión a gestionar sus redes sociales desde su móvil.

La mítica Ruta 66 (simulada en el paisaje desértico de Almería) es recorrida por el protagonista Raúl: un sofisticado influencer que regresa a casa tras unos días en México. Prestando nula atención a las insistentes llamadas de teléfono de su novia, más interesado en que su ego luzca siempre con luz propia, hace una parada en un bar de carretera (el típico bar de la Ruta 66 con pegatina de ”Securitas direct”) tras la cual comienza a sentirse mareado hasta perder el conocimiento. Cuando despierte se encontrará atado a un coche destartalado a merced de la sed, el hambre y la desesperación… aunque lo más inquietante es el aire sobrenatural que parece tomar cada vez más peso.

Lo mejor: Si fuera un documental de Almería tendría planos curiosos. El guion esconde algo que podría haber funcionado

Lo peor: No es un documental de Almería. Estirar y estirar hasta el tedio más brutal


Pay the Ghost

Sacando tajada a Halloween

Pay the Ghost

Ver ficha completa


DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 1.5/5

Pay the Ghost

Cada vez que se acerca octubre empiezan las ganas de pasar miedo de la sociedad occidental (aquella que puede permitirse distraerse con chorradas así, para que nos vamos a engañar) y con ellas aparecen películas de terror que aprovechan tal fervor pasajero. Esto no es intrínsicamente malo, aunque sí lo es el abandono de muchos de esos títulos, productos prefabricados que son el equivalente cinematográfico de las hamburguesas envasadas de las gasolineras. Lo único que consiguen es calmar el hambre de la manera más burda y defraudar a todo aquel que espere deleitarse lo más mínimo.

Lo peor es que este título partía con buenas premisas, aún dejando a lado la presencia de Nicholas Cage, que pierde la virginidad como protagonista en el género del terror más puro (Wicker Man se suele considerar más una película de suspense). Es cierto que siempre ha sido motivo de chiste por su voz y su lenguaje corporal, pero Hollywood no sería lo mismo sin el bueno de Nick. Aparte de que nunca usó en su favor ser sobrino de Francis Ford Coppola (al menos del modo más evidente) ha probado saber actuar (Leaving Las Vegas, Joe) y su contribución al cine de acción noventero no dista mucho de la de un Bruce Willis (Con Air, La Roca). Aquí, además, su peculiar rictus de incredulidad ayuda, en un papel de perplejidad por una inexplicable desaparición.

Lo mejor: Comienzo intrigante.

Lo peor: Interés que se evapora según pasan los minutos. Nula originalidad.


Folk Horror

Terror antes de Cristo

Folk Horror

Podríamos definir el folk horror como un subgénero que bebe directamente de las tradiciones paganas europeas, de los ritos y de la mitología de la era precristiana. Estas historias suelen desarrollarse en entornos rurales, campestres, muy alejados de las grandes urbes y, por ende, de todo lo que tenga relación alguna con la civilización y su predominio tecnológico. Las tramas escenifican el viejo enfrentamiento entre lo viejo y lo nuevo, entre «el ratón de campo y el ratón ciudad». Se nos presenta en ellas el conflicto encarnado por dos partes bien diferenciadas: por un lado, los recién llegados, con su mentalidad moderna, cosmopolita y escéptica, decididos a instalarse y a comenzar una nueva vida en el campo o simplemente a meter sus narices en los asuntos y en la vida de los lugareños; por otro, la comunidad que allí habita, aparentemente afable, pero ciertamente cerrada, sectaria, celosa de sus secretos, de costumbres ancestrales, regida por creencias arcanas y oscurantistas. Generalmente, un secreto obsceno, inconfesable, compartido por los componentes de estas hermandades agrícolas, se esconde detrás de estas idílicas estampas bucólicas: el sacrificio indispensable para el éxito del cultivo, para la continuidad de la vida, aceptado como algo connatural por todos, excepto, claro está, por los “extranjeros”.

Es este un subgénero eminentemente británico, tanto en sus manifestaciones cinematográficas como en las literarias. Se acepta que sus orígenes se remontan a los textos de algunos de los autores fundamentales de la literatura de género: M.R. James, Arthur Machen y Algernon Blackwood, entre otros muchos. Elementos recurrentes en estas historias son los ritos arcanos, los templos en ruinas, los monumentos megalíticos, todo aquello relacionado con labranza y las cosechas, y un amplio repertorio de símbolos ligados a la tierra, a la magia y a la fertilidad, así como seres mágicos tales como hadas o duendes.