Muñeco diabólico
La mala educación
DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
Además de perder el “El” en su título en español, la octava aparición del popular Chucky se deja por el camino su origen sobrenatural y la supervisión de su padre: Don Mancini. Metro-Goldwyn-Mayer es propietaria de los derechos de la primera entrega por lo que, pese a la negativa de su creador, este reinicio de la historia se ha hecho posible. Tenemos que decir que las decisiones de Orion respecto a sus innovaciones han resultado un fenomenal lavado de cara y seguramente van a generar una buena legión de nuevos seguidores contentando también a los clásicos que andábamos algo desencantados con las últimas entregas.
Chucky nace en esta ocasión como venganza de un trabajador explotado, en una remota factoría de Vietnam, contra la multinacional que lo fabrica. El técnico elimina en el muñeco todas las inhibiciones que tiene de serie y sin que nadie se percate del cambio el juguete es enviado a los Estados Unidos. Sus primeros propietarios deciden devolverlo (en una secuencia con una velada crítica a Trump y sus votantes) y antes de ser enviado a la fábrica, es rescatado por Karen (Aubrey Plaza) como regalo para su hijo Andy: un retraído joven algo mayor para andar con juguetes.