posesiones

13 exorcismos

Sacristán exorcista

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REC 3 Génesis. Primer Teaser

Bodas, bautizos y comuniones...

REC 3 Génesis. Primer Teaser

¿Quién no se ha bebido un par de copas de más (o tres, o cuatro, o cinco…) en una boda y ha acabado con los pantalones por los tobillos, agitando la corbata al aire, y pregonando a los cuatro vientos el desmesurado tamaño de los pechos de la novia? Ummmm… Olvidadlo.

De todos modos, cualquier temeridad o locura que hayáis cometido en fecha tan señalada, palidece ante el espectáculo de sangre, tripas y zombis/infectados/poseidos… o lo que coño quiera que sean, que nos está cocinando el bueno de Paco Plaza en REC 3 Génesis, con vistas a degustar tan exquisito menú el próximo 30 de marzo de 2012 (toca esperar…).

Super 8

Aquellos años de primera juventud

Super 8

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  • Título original: Super 8
  • Nacionalidad: Estados Unidos | Año: 2011
  • Director: J.J. Abrams
  • Guión: J.J. Abrams
  • Intérpretes: Elle Fanning, Joel Courtney, Riley Griffiths
  • Argumento: Un grupo de amigos realiza un cortometraje. Cuando ruedan una escena cerca de unas vías, mientras el tren pasa, un accidente provoca su descarrilamiento. Posteriormente, encontrarán algo extraño en lo que quedó grabado.


Super 8

Hace unas semanas, en la reseña de Brain Damage, resalté a modo de introducción aquella etapa videoclubera de caspa y terrores b y z que se produjo en los ochenta y que daba sus últimos coletazos poco antes de entrar en el siglo XXI. Hoy también toca introducción nostálgica. Tratándose, además, de una etapa muy similar pero cambiando el video club por la televisión. Hace unos cuantos años, cuando la caja todavía no era tan tonta, se producían verdaderos acontecimientos cinéfilos y cinéfagos semana tras semana. Para los que éramos púberes con ganas de afeitarnos por primera vez, un estilo de cine había llegado para quedarse, para siempre, en nuestros corazones y los de una o más generaciones. Alguno habrá que lo tildará de cine de aventuras, comedias juveniles o dramas sobre la adolescencia. Nada de eso. Se trataba de un estilo, una esencia que traspasaba géneros o modas. Era cuando el cine, ya fuese entendido como arte u ocio, también podía ser magia. ¿Me ha quedado un poco cursi, no? En realidad, de eso se trata.

Los Goonies (1985), Exploradores (1985), Cuenta conmigo (1986) o Una pandilla alucinante (1987) son buenos ejemplos, cada una, mejor o peor, más o menos exitosa o recordada, de esa actividad interrumpida de pequeños clásicos que potenciaban la amistad en las experiencias de la infancia/adolescencia. Cine y mensajes que han ido perdiendo la inocencia hasta dejar moribunda su magia para muchos de los nuevos chavales de la era tecnológica. Pero no para los que crecimos con ello. De ahí que el éxito comercial de Super 8 pueda pillar desprevenido, ¿o se habrán dejado, hasta la fecha, algo más de 200 millones de dólares a nivel mundial todos los nostálgicos? Me gustaría pensar que si, pero la realidad es muy distinta: Super 8 es puro Spielberg + Abrams. Productor y director, respectivamente. Y claro, en esa ecuación entra la manera que tienen estos dos para vender sus productos. Brillante, sin duda.

Lo mejor: Producción y dirección impecables. Los niños protagonistas son carismáticos y la set piece del accidente, una lección de cómo impacientar al espectador, para luego impactarle y resolver todo con una limpieza poco habitual en el cine-espectáculo de hoy.

Lo peor: El guión peca de cierta reiteración, lugares comunes y, a veces, indiferencia. El desenlace, con “sorpresa” incluida que causará división de opiniones, está insertado de forma precipitada.


The Violent Kind

La raza canibal

The Violent Kind

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The Violent Kind

Cody, Q y Elroy son colegas hasta la muerte y miembros de una familia de moteros que remonta sus andanzas desde los sesenta. A estos chicos les gusta el sexo, la violencia, el crimen y las motos rápidas; pero aun les gusta más volver a casa para pasar el cumpleaños de su madre con la familia y el resto de la “crew”.

En la vieja casa perdida en el bosque, sede de tantas y tantas fiestas, los delincuentes habituales ahogan las penas en el bourbon derramado entre los senos turgentes de las strippers. Todo el mundo se relaja menos Cody, que se come los nudillos viendo como su ex-novia se lo monta delante de todos con el primer idiota que ha encontrado

Lo mejor: El mejunje de subgéneros. En el último tramo de la película todo toma buen ritmo, merced al giro argumental que traen los “rockabillies from hell”.

Lo peor: El mejunje de subgéneros. Una introducción de personajes que no llega a aportar mucho y momentos de obligada transición entre los subgéneros que aburren.


The Possession of David O'Reilly

Más espíritus de andar por casa

The Possession of David O'Reilly

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The Possession of David O'Reilly

El gran éxito de Paranormal Activity (2007, aunque estrenada comercialmente en 2009) ha traído las evidentes consecuencias. Además, es el tipo de película que cualquiera con mínimas nociones de usar una cámara y algunos ahorros en el bolsillo puede llevar a cabo sin que el resultado tenga mucho que envidiar a lo visto anteriormente. De ahí que, en el terreno del subproducto para video club o con intención de ser distribuido en algunos festivales especializados, estén apareciendo varias propuestas con ganas de seguir el buen camino emprendido por aquella. No obstante, un camino que ya emprendieron en 1999 los jóvenes responsables de El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Project) o una década antes el inefable Ruggero Deodato con Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980).

Aunque en la introducción hablo de películas realizadas mediante el falso documental, la que nos ocupa, sin manejar el subgénero propiamente dicho, tiene muchos paralelismos y motivaciones similares con aquellas, sobretodo con Paranormal Activity. Lo primero que choca al comienzo de The Possesion of David O´Reilly es el uso de la cámara. Durante los primeros minutos no sabemos si se trata de un personaje grabando, siguiendo a los protagonistas y grabando zonas de la casa, o de un uso caprichoso del propio director. Pronto nos damos cuenta que se trata de lo segundo. Supongo que la intención, como se irá viendo en el desarrollo, es que la propia cámara sea un personaje más, dar la sensación de que somos nosotros los que rodamos los acontecimientos; o incluso, esto es apreciación personal, dar la sensación de que la fuerza maléfica que más tarde hará estragos se encuentra vigilando en todo momento a los personajes.

Lo mejor: Por momentos, consigue inquietar e incluso provocar terror.

Lo peor: Las interpretaciones y el guión flojean en algunas partes, restando credibilidad.