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Operation Ragnarok

Un virus llamado IKEA

Operation Ragnarok

Una ciudad de tamaño medio en el sur de Suecia ha sido atacada por un virus que convierte a las personas en monstruos. Con el fin de evitar que la infección se propague, la ciudad es puesta en cuarentena por los militares. Un pequeño grupo de personas no infectadas se refugian en la antigua ciudadela. Mientras los monstruos se acercan, los viejos conflictos entre nativos suecos e inmigrantes escalan hasta un punto de no retorno. Los dos grupos tienen que decidir cuáles son los verdaderos monstruos: ¿Los infectados en el exterior o los viejos enemigos del interior?

A los aficionados de las ambientaciones más apocalípticas les gustará saber de “Operation Ragnarok”, también conocida como “Zon 261”, una propuesta Sueca que trae de nuevo a la pantalla los consabidos efectos de una epidemia zombie o similar, pero dibujada con un marcado realismo. Obviamente, y aquí no me siento tan convencido, se hace hincapié en la actitud grupal de la humanidad frente a una catástrofe de semejantes dimensiones: dando lo mejor y lo peor de cada uno. Un hecho a la orden del día, y por eso aburrido en lo que a mí respecta. Sin embargo, la característica frialdad del norte de Europa atrae en cuanto al estilo que puede llegar a desarrollar Fredrik Hiller, director y guionista que debutó en el género con la sosita “Psalm 21”. Es decir, por mucho que me gusten los efectismos del terror sobrenatural “Made in USA”, un cambio de tercio a la contención y el drama bien entendido siempre son agradecidos si se saben dosificar y ajustar a la historia, en este caso más adecuada. Más si vienen salpimentados con algo de acción como parece ser el caso.

La cura del bienestar

Weird Menace tras una cortina de estilismo

La cura del bienestar

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

La cura del bienestar

Lockhart es un despiadado ejecutivo agresivo al que es encomendada la tarea de traer de regreso a Nueva York a un miembro del consejo para la firma que trabaja, Pembroke, sin el cual la próxima fusión no sería viable. El buen hombre anda recluido en los Alpes Suizos, más concretamente en un sanatorio donde le han enseñado a rechazar las maldades de una sociedad capitalista. Ni corto ni perezoso, Lockhart se presenta en el sanatorio, construido sobre las ruinas del castillo donde un barón fue atacado por los aldeanos debido a sus experimentos y tendencias incestuosas, descubriendo sorprendido la reticencia de Pembroke por volver al mundo de los placeres económicos. Además, debido a un aparatoso accidente, nuestro joven ejecutivo termina por quedar también atrapado en el sanatorio, conociendo durante su encierro a una extraña chica, que no se llama Mari Pili, afectada por una enfermedad sin síntomas aparentes. Entre los dos intentarán desentrañar el origen de la cura ofrecida por el gerente del local, el Doktor Volmer, un hombre decidido a regalar la felicidad a sus cliente, mucha agua mediante, por un precio entre la locura y la sumisión.

Lo mejor: El sanatorio, espectacular de por sí y filmado con toda el poderío de los millones de dólares.

Lo peor: Más de 140 minutos para contar la misma historia pulp de siempre.


¿Qué ha sido eso?

Compendio del terror

¿Qué ha sido eso?

15 relatos de horror que pondrían la piel de gallina, y probablemente la herviría, al mismísimo tío Creepy: Espectros, demonios, seres de otro mundo, dioses primigenios y demás horrores se dan cita en esta colección de cuentos populares destinados a los más valientes de la casa. Claro que si la abuelita te cae mal, siempre puedes dejar este tomo junto a su dentadura postiza, en la mesilla… ¡pero comprueba que haya redactado su testamento a tu nombre!

“¿Qué ha sido eso?” (2015) se trata de la antología de horror pulp con la que dio el pistoletazo de salida la pequeña pero activa editorial “Pulpture”, un grupo de locos que el año pasado se constituyó como editorial gracias a una exitosa campaña de crowfunding en Verkami. Aunque estos pirados no surgieron de la nada, pues ya venían publicando “Ánima Barda”, una revista digital de relatos, comics y lo que hiciese falta, desde 2012. La filosofía detrás de nuestros amigos de “Pulpture” no es otra que sacar al mercado libros de bajo coste a la antigua usanza: revista, “bolsilibro”, “bolsigrapa”, “flipbooks” (dos novelas en un solo tomo), antologías… Pero no sólo eso, sino también dar un espacio real a los autores donde puedan darse a conocer y ganarse la vida como antaño lo hicieron los maestros de “Weird Tales” y otras revistas que inspiran la aventura de J.R. Plana, director del proyecto, y sus muchachos. Hasta la fecha “Pulpture” puede presumir de haber cumplido con lo prometido: varios compendios, revistas y hasta un juego de cartas. Así mismo siguen muy activos promoviendo nuevos certámenes y, en general, apoyando la literatura popular, en su sentido más alto, a lo largo y ancho de España.

1408

No tendrás que cambiar las sábanas

1408

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DIVERSIÓN:
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  • 3/5

1408

Volvemos a este especial sobre casas encantadas que intenta rescatar películas de la temática sin más intención que la de recordar viejos clásicos, revindicar injustas olvidadas y pasar un buen rato hablando de un subgénero del que soy gran apasionado. Hoy le toca el turno a Stephen King; no a una de sus obras más destacadas en el tema, “El Resplandor”, sino a una más moderna pero igualmente interesante. Sin más, se abren las puertas del hotel Dolphin a los cándidos visitantes: vosotros.

Mike Enslin escribe libro, pero no aquellos que le gustaría. Escribe guías paranormales de lugares encantados, siempre desde la perspectiva de un escéptico redomado. Agrio y malhumorado, Mike nunca podría haber imaginado que esta vez podía estar frente a un caso real: la habitación 1408 del hotel Doplhin. Ni corto ni perezoso se traslada hasta Nueva York para comprobar la veracidad de las historias que sitúan un jugoso número de muertes entre esas cuatro paredes. ¿Quién sabe? Tal vez le quede a Mike una lección que aprender sobre los fantasmas…

Basada en un cuento corto homónimo de Stephen King (1999), “1408” representa una agradecida variante en la temática de casas encantadas. En lugar de invadir una mansión victoriana, los espectros se desplazan a una habitación de hotel en pleno centro de Manhattan, trasladando los temas clásicos, al mejor estilo de King, a lugares cotidianos. La fuerza ganada por el horror sobrenatural dentro de entornos urbanos radica en la implicación del espectador, que ve como aquello que creía seguro se desmorona y se convierte en la razón del peligro, la pérdida de control. ¿Puede haber algo más aterrador que una habitación de hotel maldita? La presente historia lleva a un nuevo nivel la inseguridad que nos provocan estos lugares, que de por sí muestran una lectura siniestra si nos preguntamos cuántas personas han dormido sobre la cama que vamos a ocupar… peor todavía, cuántas de ellas enfermas, cuántas de ellas protagonizando un drama humano de muerte y miseria: prostitutas asesinadas, suicidios, decepciones, rituales demoniacos. Asumiendo que el encantamiento de un edificio radica en la capacidad de los elementos arquitectónicos par a absorber las energías negativas circundantes, es fácil pensar que la habitación de un hotel puede ser una especie de batería espectral. Una línea de pensamiento que “1408” no profundiza, como película, tanto como lo hace el relato en que se basa, y es que la adaptación cinematográfica se mide a uno de los mejores relatos de su autor, quizás uno de los más intensos y aterradores, uno que sintetiza y destila buena parte de ese “intangible” que sobrevolaba el hotel “Overlook”. Lid en la que sale perdiendo por bastante puntos, sobre todo en lo que respecta a su capacidad para generar terror, aunque representa una película válida siempre que podamos separarla de su origen literario.

Lo mejor: Cusack, Jackson y los valores de producción

Lo peor: Que tenga que medirse con uno de los mejores relatos de Stephen King.


La Mansión de los Horrores

Esqueletos en el armario

La Mansión de los Horrores

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

La Mansión de los Horrores

Bienvenidos a la segunda entrega de la serie de reseñas dedicadas a casas encantadas. Un especial que intenta complementar y ahondar en el artículo ya dedicado a la materia por nuestro colaborador Elchinodepelocrespo. Hoy le toca el turno a William Castle, que podríamos nombrar junto a Roger Corman como creadores de la serie B tal y como la conocemos hoy en día. En este caso “La Mansión de los Horrores”, más conocida por su título original “The House on Haunted Hill”, una de las mejores y más tramposas películas sobre caserones encantados.

Atrévanse a penetrar las puertas de esta mansión. El excéntrico señor Loren les invita a la fiesta de cumpleaños de su cuarta esposa, de la que se rumorea practica de forma asidua el adulterio. No se preocupen si no han traído regalos, aquí sólo necesitarán su valor, pues la celebración es un tanto especial: ustedes serán los que reciban un presente muy jugoso de resistir toda la noche en la casa de la colina encantada. Recibirán un cheque de diez mil dólares si permanecen toda la noche. Aunque han de saber que, a medianoche, las puertas de la casa serán cerradas con llave y no se permitirá la salida de nadie. No se preocupen si fallecen de terror a causa de los espectros que pueblan estas dependencias, sus albaceas recibirán el cheque para disfrute de sus herederos. Pues el señor Loren nunca deja ninguna cuenta sin pagar, por terrible que sea la implicación.

Sin entrar a dar clases de historia cinematográfica, me gustaría recordar quien fue William Castle y porque es tan importante su legado: Este director y productor decidió abandonar el seno de Columbia Pictures para desarrollar sus propias películas de bajo presupuesto, y lo hizo con la solvencia por la que era conocido pero haciendo hincapié en el proceso de marketing asociado. Es decir, no era tan importante el resultado final sino como se vendía para atraer a la platea más joven e impresionable, a poder ser. Así los cárteles de sus cintas vendían los detalles más escabrosos de sus producciones y los títulos eran lo más rimbombantes posibles. Sin embargo, lo que caracterizó finalmente su carrera fue el uso de trucos, o “gimmicks”, para potenciar el efecto terrorífico de sus producciones. Famosos son el esqueleto de ojos rojos que sobrevolaba el interior los cines donde se proyectaba “The House on Haunted Hill”, la póliza de vida junto a la entrada de “Macabre” o los asientos vibradores para ver “The Tingler”.

Lo mejor: Vincent Price.

Lo peor: El tiempo ha perjudicado la caracterización de los personajes, que aun así son deliciosamente "pulp".