DIVERSIÓN: |
|
TERROR: |
|
ORIGINALIDAD: |
|
GORE: |
|
El cine indie estadounidense, aquel que estuvo tan de moda allá por los noventa, prácticamente desapareció. Pero ojito, porque de vez en cuando aparecen cosas como este Martha Marcy May Marlene, que devuelven la esperanza en un cine complejo, sin miedo a deberse únicamente a un reducido tarjet de espectadores, con muchas ideas y, algunas, muy bien ejecutadas. No por casualidad, ha cosechado premios como el de mejor director en Sundance o el Nueva Generación de los críticos de Los Ángeles, así como nominaciones en los Critics Choice Awards a la mejor actriz o en los Independent Spirit Awards a la mejor opera prima, entre otros.
Atormentada por dolorosos recuerdos y dominada por una creciente ansiedad, Martha abandona una secta y se va a vivir con su hermana Lucy y con Ted, el marido de ésta. Intenta adaptarse al estilo de vida de la clase media-alta, pero acosada por constantes pesadillas, no le resulta nada fácil. Mientras asume su soledad, la paranoia resquebraja su existencia. Finalmente, desciende a un vertiginoso estado de pánico cuando comienza a sospechar que alguien sigue todos sus movimientos.
Antes de nada, un aviso: por mucho que el argumento nos hable de sectas, de paranoias y de peligros, y por mucho que esta reseña la leáis en Almas Oscuras, no debéis esperar una película de terror o de suspense. Al menos, no como las conocemos habitualmente. Lo que aquí ocurre es la prueba palpable de que el cine de terror cada vez se encuentra más fusionado, dividido en ramas. Una historia sobre el peligro de las sectas puede contarse con golpes de efecto, sustos, gore y música tenebrista. Pero también puede contarse como un extraño drama, enrarecido hasta la medula, pausado hasta la extenuación y siendo a la vez, cosas de la vida, un cine hipnótico y adictivo.
Lo mejor: Espectadores de mente abierta y gustos raritos.
Lo peor: Nada.