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Trailer Park of Terror

Una vuelta de tuerca al slasher

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Trailer Park of Terror

Hay quiénes se han apresurado en vaticinar el fin del slasher o body count como subgénero del terror (película con psicópata asesino –generalmente con máscara- que da buena cuenta de un grupo de jóvenes incautos y sexualmente sobreexcitados).
Recurren, como principales argumentos, al desgaste del género y a su incapacidad para ofrecernos algo que resulte mínimamente original o novedoso - algo que no hayamos visto ya en un centenar de ocasiones-.

Y lo cierto es que razones para realizar tales afirmaciones no les faltan.
La sobreexplotación de los 80 (Halloween, Viernes 14, Maniac Cop, Prom Night,...). Kevin Williamson -autor de los guiones de “Scream” (Scream, 1996) y “Sé lo que hicisteis el último Verano” (I Know What You Did Last Summer, 1997)- empeñado en dejar al descuebierto las tripas del género durante los 90. La reiteración –hasta la extenuación- de tramas, situaciones y personajes, de forma que tienes la sensación de estar viendo siempre la misma película.
Un subgénero regido por estrictos esquemas, tanto de fondo como de forma, que apenas dejan lugar para la sorpresa.

Hemos llegado a un punto en el que el único factor a tener en cuenta para determinar la validez o no de un slasher es la inventiva del director y guionista a la hora de diseñar las distintas muertes que se suceden durante la película.

Lo mejor: Consigue superar las estrictas limitacioes del slasher.

Lo peor: Ciertas inconsistencias del guión. Y por el amor de Dios, ¿cómo es posible que una película con abundancia de escenas brutales, sádicas y crueles; muestre a un par de jovenes follando sin quitarse la ropa interior?


The Signal

Radiografía humana del apocalipsis

The Signal

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The Signal

Tras una premisa tan sencilla y bajo la labor de tres directores que se hacen cargo de las tres partes distintas que conforman la película, se esconde una extraordinaria joya que conserva intacta la capacidad de sorprender desde su primer fotograma.

Fotografiada con un estilo sucio, enfermizo e hiperrealista en todos sus tramos, la historia de The Signal nos sumerge en un universo de violencia de masas y de terror apocalíptico, aderezado con impactantes estallidos de violencia que nos golpean con una fuerza casi olvidada y que nos transporta a los magistrales años 70 ("Perros de paja" -"Straw Dogs", 1971,- "Zombie", -"Dawn of the dead", 1978- ).

Lo mejor: Una propuesta arriesgada que, por momentos, resulta fascinante.

Lo peor: Un irregular segundo acto.


The Cottage

El difícil arte de mezclar humor y slasher.

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

The Cottage

Mezclar humor y terror no es algo novedoso. La fórmula nos ha deparado algunas obras maestras, tales como "Terrorificamente Muertos" (Evil Dead 2, 1987), de Sam Raimi, una horror movie plagada de situaciones cercanas al slapstick; "Tu madre se ha comido a mi perror" (Braindead, 1992), de Peter Jackson, cuya comicidad derivaba de su exceso ultra-gore; o incluso la más cercana "Zombies Party" (Shawn of the Dead, 2004), de Edgar Wright, una comedia pura –y desternillante- que recorre sin prejuicios todos los elementos comunes al subgénero zombi.

The Cottage, dirigida por el británico Paul Andrew Williams, no alcanza las cotas de calidad de las anteriores, pero sí supone un vigorizante soplo de aire fresco dentro del actual panorama del cine de género.

La película consta de dos partes muy bien diferenciadas argumentalmente. En la primera se nos muestran las desventuras de tres absolutos perdedores, torpes e incompetentes hasta gritar basta, que deciden solucionar sus problemas económicos secuestrando a la hija del jefe y ocultándola en la pequeña cabaña a la que hace referencia el título de la película. Ni que decir tiene que su estrategia para sobrellevar su particular crisis económica resulta, desde el principio, condenada al desastre. A la decrepitud mental de los presuntos delincuentes, se une una durísima víctima del secuestro que opone más resistencia de la deseada.

Lo mejor: Su estimulante mezcla de géneros.

Lo peor: Que los aficionados al terror puro no sepan aceptarla.


Feast 2: Sloopy Seconds

Más sangre, más vísceras, más muertes, más humor negro...

Feast 2: Sloopy Seconds

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Feast 2: Sloopy Seconds

Poco ha tardado el bueno de John Gulager en ofrecernos la continuación de su estupenda “Feast (Atrapados)”.
Bajo una misma base argumental (la de los monstruos salidos de no se sabe bien dónde, y dedicados a destrozar, fornicar y devorar a cualquier ser vivo –hombre o animal- que se les ponga por delante), Gulager tiene el talento y el acierto de construir una película de un tono radicalmente opuesto a su antecesora.

“Feast 2: Sloopy Seconds” esconde un inmisericorde monumento a la miseria y repulsa de la condición humana, forjado a través de una concatenación de escenas destinadas a reventar los límites de lo moral y lo políticamente correcto. Así, escenas como la del bebé o la catapulta humana, nos hacen aborrecer la estupidez y la maldad innata del hombre ante situaciones que superan su acomodado estatus en el mundo actual.
Los supervivientes de “Feast 2: Sloopy Seconds” se sienten presas, víctimas de una situación límite; y su respuesta natural es la de velar por su seguridad individual, sin que exista conciencia alguna de grupo, y dispuestos a sacrificar al prójimo para lograr su propia subsistencia.

Lo mejor: Una propuesta radical y divertida repleta de crueldad y sadismo.

Lo peor: Que la historia no enganche tanto como la primera parte. Y una abusiva escena de disección salpicada de eflubios varios.


Zombie Strippers

Strippers, zombies y gore... ¿Una fórmula ganadora?

Zombie Strippers

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  • Título original: Zombie Strippers
  • Nacionalidad: USA | Año: 2008
  • Director: Jay Lee
  • Guión: Jay Lee
  • Intérpretes: Jenna Jameson, Robert Englund, Roxy Saint, Shamron Moore
  • Argumento: Un virus fabricado por el gobierno de los EE.UU con el objetivo de crear una nueva estirpe de supersoldados queda libre en un mugriento local de striptease, convirtiendo a las bailarinas infectadas en auténticas strippers-zombies con un hambre insaciable.


Zombie Strippers

Hagamos un breve recuento: un estúpido plan del gobierno norteamericano, un virus letal protegido por unas ridículas medidas de seguridad, unas strippers contorsionistas con cuerpos de infarto, zombies apareciendo por todos los rincones, y una generosa ración de gore -bastante digno, por cierto-.

Realmente, visto así, la cosa promete… y mucho. Pero (y siempre hay un pero en este tipo de producciones) el problema lo tenemos con aquellos ingredientes que no resultan tan evidentes en un primer momento. A saber: unas pésimas actuaciones (donde destaca el triste trabajo de un Robert Englund abonado a la nostalgia), unas situaciones absurdas y pretendidamente cómicas (la batalla entre dos zombies-strippers lanzándose proyectiles con la ayuda de determinada parte de su anatomía, o la stripper leyendo constantemente a nietzsche en su camerino – aunque reconozco que aquí sí me reí-), unos diálogos que provocan vergüenza ajena y, sobre todo, algo imperdonable en una producción de serie B que se enorgullece de serlo: durante una gran parte de su metraje resulta aburrida.
Zombie Strippers debería ser una constante fuente de diversión, desmadre, e incluso carcajadas, pero, desgraciadamente, no lo es.

Lo mejor: El baile post-mortem de la primera zombi-stripper.

Lo peor: Que, por momentos, resulte aburrida.