sexo

Titane

Armaduras sentimentales

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Ferocious

El pasado es una piel difícil de arrancar

Ferocious

Leigh Parrish es una popular actriz de televisión que se ve envuelta en una trama de chantajes y extorsión, desde un club de dudosa reputación. El pasado, cuando es turbio, siempre vuelve a pedir cuentas.

Un thriller puro y duro con una bella protagonista, chantaje sexual, mafiosos sin ningún escrúpulo y una trama de mentiras y engaños que pinta sólido por las imágenes del tráiler. Supongo que muchos de los presentes cuando unan la palabra “thriller” con “sexo” pensarán inmediatamente en unas de las películas que nos dejó marcados a principios de los noventa: Instinto Básico. Por mucho que a un servidor le repugne excesivamente Michael Douglas, y es que en la citada película solo parece un baboso pasado de rosca, tengo que reconocer que si todos las cintas de suspense fuesen como la citada estaría continuamente dando palmas con las orejas.

El Libro de los Cráneos

Calaveras y Diablitos

El Libro de los Cráneos

Cuatro jóvenes norteamericanos, un intelectual judío, un rico WASP del este, un homosexual de ascendencia italiana, y un atlético granjero de Kansas viajan en busca de la inmortalidad que promete el antiquísimo y recién descubierto Libro de los Cráneos. Un viaje y una prueba iniciática en la que dos deben morir, uno de ellos asesinado, para que los otros alcancen la inmortalidad.

ROBERT SILVERBERG: UN HOMBRE DE CIENCIA FICCIÓN

Nació en Brooklyn, Nueva York en 1935. De prosa ágil, su estilo se caracteriza por la eficacia y la versatilidad. Formado en la mejor de las escuelas posibles, escribir y publicar sin descanso, acredita una producción variada y personal. Su palmarés apabulla. Atendiendo sólo a los principales premios, ha sido nominado para el Nebula en 20 ocasiones y lo ha ganado 5 veces. Similar hazaña ha conseguido en los Hugo con 27 nominaciones y 4 galardones. Y en los Locus su récord impresiona, pues entre 1970 y 1996 sus trabajos le han valido 97 nominaciones, ganándolo 7 veces. En suma: ha roto moldes, es único, siendo su obra traducida a más de 20 idiomas.

Zombie A Hole

Vaqueros, zombies y marionetas dándose de palos entre ellos

Zombie A Hole

Zombie A Hole es un indie grindhouse dirigido por Dustin Mills. La película es una mezcla de serie Z splatter con temática zombie, gore de la vieja escuela italiana de los 80 y marionetas estilo Full-Moon pictures. Un extraño y curioso combo mixto de rarezas en una película claramente enfocada al humor negro con salpicaduras de sangre y gore salvaje.

Zombie A Hole cuenta la historia de un vaquero religioso, un alma perdida, y de una hermosa chica tuerta que buscan cobrarse justa venganza sobre un mismo hijo de puta. La historia así contada seguro que deja a más de uno con cara de pasta de boniato, pero es que película tan rara como esta solo se encuentra en la serie Z casposa americana o en las locuras japonesas de la Sushi Typhoon.

Filmada entre Ohio y Portland con un mísero presupuesto de 1.000 dólares y una cámara canon 60D de las que compra la familia para filmar al perro y a los críos en la piscina, la película recurre a las ganas y el ingenio para salir a flote y contar una historia loca y desternillante sin que se noten demasiado sus evidentes carencias presupuestarias.

Dustin Mills nos cuenta que se ha inspirado en los clásicos de Fulci y Jesús Franco para realizar su película. Hay que recordar que Mills es el director de la curiosísima serie Z, The Puppet Monster Massacre, que también tiene lo suyo, y de la que a modo de curiosidad diré que es una versión macabra de The Muppets, aquí conocidos como Los Teleñecos. En fin, cosas mas raras se han visto… supongo.

Evidence

¡Esto es una puta locura!

Evidence

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Evidence

Quiero dirigir mi primera película de terror. El problema es que no tengo pasta. No tengo donde caerme muerto. Además no estoy dispuesto a aprovecharme de la buena fe de mis colegas para disfrazarles a todos ellos de muertos vivientes y marcarme así la enésima comedia zombi de presupuesto irrisorio.

De manera que, tal y como yo lo veo, tan solo me queda una salida: el found footage. Películas de “metraje encontrado”. Tienen muchas ventajas. Es un género sencillo, barato y, por si fuera poco, está de moda gracias al reciente éxito de la saga Paranormal Activity.

¿Sobreexplotación? Ni lo sé ni me importa. Probablemente sea cierto que debido a la poca cantidad de recursos (materiales) necesarios para llevar a cabo una película de este estilo, han sido muchos los directores y productoras independientes que se han aventurado en el found footage bajo la promesa de una balanza de costes/beneficios realmente beneficiosa para sus intereses. Pero también es cierto que, a pesar de ser un campo abonado para las producciones de bajísimo presupuesto (lo cual, por si mismo, no es nada malo), el found foutage surgido durante los último años a la sombra de Paranormal Activity nos ha deparado títulos tan interesantes como The Tunnel, Grave Encounters o la noruega The Troll Hunter.

Lo mejor: Disfrutar sin complejos del último tramo de la película... caótico, demencial...


Rift

Grietas por todas partes

Rift

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Rift

Jennifer es una recién diplomada en periodismo que ha encontrado lo que podría ser el caso de su vida. Hace diez años, seis estudiantes murieron en un edificio de apartamentos que la universidad alquilaba a estudiantes. Antes de dicho crimen sin resolver, en 1972, la enorme casa se cerró por la muerte en extrañas circunstancias de una chica. Un asesinato que algunos achacan a sectas satánicas. Jennifer penetra en la casa para descubrir poco a poco que dichos casos pueden tener una espectral conexión entre sí.

¡Qué confuso puede ser el cine de terror! Uno se sienta delante de la pantalla y espera ser atrapado por una historia escalofriante, pasar un buen/mal rato y alejarse hora y media de la realidad a base de sustos, sangre y mucha tensión. Entonces, el motor del proyector arranca con su misterioso sonido herrumbroso y vemos las palabras malditas: “basado en hechos reales”. Aquí nos inquietamos y nos retorcemos en nuestro asiento pero no debido a la impaciencia por ver que nos ha deparado LazRael Lison, director de exótico nombre que cuenta en su haber con la producción de Psych 9 – otro fallido intento de thriller sobrenatural -. No, se trata de pura inquietud ante la sensación de que estamos ante otro bodrio de dimensiones cósmicas. Siempre he bromeado con mis amigos sobre el hecho irrefutable de que al cine de terror nunca le ha sentado demasiado bien el dichoso cartelito de “basado en hechos reales”. Está bien, no es una afirmación 100% cierta, pero no me negaréis que, dentro del cine de bajo presupuesto, la dichosa coletilla suele esconder películas infumables. Si entramos además en el caso concreto que hoy nos ocupa, la situación se agrava particularmente: ¿una película de edificios encantados que intenta aprovecharse de una tragedia supuestamente acaecida en la realidad? Lo único positivo del invento es que sus responsables se hayan abstenido de utilizar “el falso metraje” como técnica para desarrollar la historia.

Lo mejor: Algunos tramos de la ambientación gracias a la escasa iluminación y tétrica atmósfera del "edificio encantado".

Lo peor: La confusa narrativa, intenta ser algo diferente solo siendo capaz de confundir y marear al espectador.


Piranha 3DD

El doble de tetas. La mitad de gore.

Piranha 3DD

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Piranha 3DD

Cuando se anunció el remake de Piraña (1978), a muchos nos vino a la cabeza la típica serie Z chorra, cuya única utilidad sería rellenar alguna estantería polvorienta de video club. Lo que nos hizo cambiar de expectativas fue la entrada en el proyecto del director Alexander Aja. Nada menos que el francés que se dio a conocer con la notable Alta tensión (2003) y que posteriormente sorprendió a propios y extraños con un remake superior a su clásico original, Las colinas tienen ojos (2006). Precisamente por esta última, comprobada la habilidad de Aja para actualizar películas de culto y dotarlas de una potencia y dinamismos propias del cine de autor, las esperanzas en que la ya se conocía como Piraña 3D (2010) iban en aumento. Pese a que en la taquilla mundial dejó menos dinero del esperado (83 millones de dólares, que tampoco están nada mal teniendo en cuenta que costó 25), la respuesta del público, y por sorpresa también la crítica, fue bastante buena. Tanto, que los productores no tardaron en anunciar la secuela.

Nuevo desmadre. Nuevo director.

Lo mejor: David Hasselhof y alguna que otra muerte rebosante de mala leche.

Lo peor: Que tanta parodia termina por perder el norte, y que podían haberse gastado algo menos en desnudar strippers para mejorar unos insípidos efectos gore.