Una mirada que no se puede olvidar
En la más pura tradición gótica de fantasmas, nos llega desde Holanda, Two Eyes Staring (Zwart Water) de Elbert van Strien. Recientemente estrenada en Holanda, y con buenas críticas por cierto, esta cinta no trabaja con un guión rebuscado; pero aunque la historia resulte bastante manida, siempre me parece interesante retornar a los enfoques clásicos del terror si se realiza con la calidad que el trailer indica. Un enorme caserón en la campiña, niños que son acosados por fantasmas, secretos del pasado y mucho M.R. James, en una cinta que jugando con una fotografia helada y, por desgracia, los habituales sobresaltos tan en boga actualmente, se me antoja un bocado sabroso y trabajado, con ese ligero toque europeo que resulta tan digno. Teniendo en cuenta, como está el pananorama actual, hechó en falta ese estilo gótico (ó digamos que hasta victoriano) en las películas de horror sobrenatural. Un punto que no te hacía saltar del asiento constantemente (como parecen insistir los productores modernos) pero te imbuia de inquietud y tensión durante todo el metraje. La lucha de un director por el esquivo escalofrio del espectador frente al impacto directo basado en la acción y no en el ambiente.