suspense

Speak No Evil

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Honeymoon

¿Contra quién te casas?

Honeymoon

Dos jóvenes recién casados, Paul y Bea, viajan a un remoto lago para pasar su luna de miel, donde la promesa de un privado romance les espera. Tras su llegada, Paul encuentra Bea errante y desorientada en mitad de la noche. A medida que Bea se vuelve cada vez más distante y su comportamiento cada vez más peculiar, Paul comienza a sospechar que algo más siniestro que el sonambulismo está ocurriendo en el bosque.

Las imprudencias se pagan… Te casas (lo cual ya de por sí es una descomunal imprudencia) y por alguna extraña razón decides pasar tu luna de miel en una solitaria cabaña situada junto a un lago. A decenas (quizás cientos) de kilómetros de cualquier atisbo de civilización. Pero si es que en estas circunstancias lo más lógico es que el mal rollo de Lars Von Trier en su Anticristo se apodere por completo de la situación. Honeymoon, dirigida por el debutante Leigh Janiak y cuya premiere mundial tuvo lugar hace un par de días en el marco del SXSW Film Festival, se postula como un thriller psicológico dotado con una intensa atmósfera y buenas dosis de suspense. Al menos eso es lo que me ha transmitido su excelente primer téaser, una pieza de apenas un minuto que, sin enseñar prácticamente nada, ha logrado erizarme los pelos de la nuca. Los protagonistas absolutos de Honeymoon son Harry Treadaway y Rose Leslie. El primero ha actuado en películas como Fish Tank, Control o City of Amber. Ella quizás os suene más, ya que forma parte del reparto de la serie Juego de Tronos (serie que, por cierto, no he visto en mi vida). Os dejo con el téaser y algunas imágenes de la prometedora Honeymoon.

Oblivion

Fabricando futuros estéticos

Oblivion

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Oblivion

Si de los cineastas dependiese, el mundo, la humanidad, tal como los conocemos, tendrían los días contados. Los entornos futuristas post apocalípticos han sido tema recurrente en la historia del cine, pero sobre todo desde que comenzara el siglo XXI. Este 2013 que está a punto de finalizar ha dado ejemplo ofreciéndonos todo tipo de futuros poco halagüeños. De lo comercial a lo independiente. Todo tipo de cine siente debilidad por adelantarnos su propia visión. Estados Unidos, en su vertiente blockbuster, ha contribuido con un curioso trío formado por Oblivion, Elysium y After Earth. De la primera os hablo ahora, de la segunda dentro de unos párrafos y de la tercera no creo que os hable nunca.

Oblivion llegaba precedida de un alto interés por ver si su director, Joseph Kosinski, imprimiría su ejemplar imaginaria visual y potente puesta en escena en un producto de verdadero empaque argumental. A todos les sorprendió cuando los mandamases de Disney le dieron un cheque de 170 millones de dólares para hacerse cargo de Tron Legacy (2010). Era su opera prima y tenía que sacar adelante no solo una costosa producción sino hacer felices a los fans del clásico de culto Tron (1982), atraer la atención de las nuevas generaciones y conseguir unos beneficios que se antojaban dudosos. Más que nada porque, por mucho culto que se haya creado alrededor de la primera parte, en su día fue un rotundo fiasco comercial y, todavía en la actualidad, continúa siendo una rareza ajena al gusto de muchos paladares.

Lo mejor: Todo lo relacionado con el apartado visual. Sencillamente magnifico y digno de ver en una sala de cine o, a estas alturas, en buen HD.

Lo peor: Ni el guión ni los personajes funcionan, lo que, en ocasiones, lastra su devenir hasta caer en la indiferencia.


Trance

La mente es el peor enemigo

Trance

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Trance

Danny Boyle tiene una habilidad especial para que cualquier película, sea el género que sea, termine teniendo connotaciones del cine de terror. Sus personajes siempre lo pasan mal, por el motivo que sea. A saber, la pesadilla del mono de un drogadicto, la de un joven urbanita en un viaje al presunto paraíso, la de los astronautas y científicos en una misión suicida contra el sol o la de un amante del deporte extremo atrapado entre rocas. Son solo algunos ejemplos de los temas que ha tratado Boyle, y que van desde el drama a la tragicomedia pasando por lo experimental y la ciencia ficción. Unas veces más acertado que en otras, siempre es un autor al que seguir en cada proyecto. Porque, ante todo, tiene personalidad. Trance no difiere con dicha dinámica. Sigue a rajatabla el ideal sobre que los personajes tienen que sufrir, cuanto más mejor. La diferencia es que, en esta ocasión, el enemigo es uno de los peores que puede tener el ser humano: su propia mente.

Simon (James McAvoy), subastador de artículos de bellas artes, se compincha con una banda criminal para robar una obra de arte que vale millones de dólares, pero después de haber recibido un golpe en la cabeza durante el atraco, descubre, al despertarse, que no recuerda dónde ha escondido el cuadro. Cuando las amenazas y la tortura física no logran ninguna respuesta, el jefe de la banda (Vincent Cassel) contrata a una hipnoterapeuta (Rosario Dawson) para que hurgue en los recovecos más oscuros de la psique de Simon. A medida que va adentrándose en su destrozado subconsciente, lo que está en juego llega a ser mucho más y los límites que separan el deseo, la realidad y la sugestión hipnótica comienzan a difuminarse y desaparecer.

De este modo, una clásica película de robos se convierte en otra pesadilla donde nada es lo que parece. Tanto, que el último tercio del guión se resume en continuos giros argumentales que entorpecen el ritmo y hacen inevitable el típico recurso de los flashbacks para que el espectador no se pierda. No obstante, las incongruencias no desaparecen con las explicaciones. Y el libreto de Trance, escrito por Joe Ahearne y John Hodge no escatima en esas idas de olla que vuelven confuso lo que ya había sido comprendido. Es el principal punto negativo de una propuesta que, por lo demás, se ve con interés, sobre todo durante los sensacionales primeros 45 minutos, y se guarda en la manga varios momentos para el recuerdo que no desvararé aquí. De hecho, es importante saber lo menos posible.

Lo mejor: Las interpretaciones, la banda sonora y la siempre estimulante puesta en escena de Boyle.

Lo peor: El guión decrece a partir de la segunda mitad. Su desenlace es demasiado precipitado para todo lo que pretende explicar.


Gravity

El cine como experiencia

Gravity

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Gravity

Hay películas buenas y películas malas. Hay películas entretenidas y otras aburridas. Hay películas con buen guión y otras que no parecen tener. También hay películas y experiencias. Gravity es una experiencia.

La verdadera razón de ser del cine

“La narrativa es muy sencilla, lo que a mi me importa es que tú sientas que eres ese astronauta perdido en el espacio”

Estas palabras salieron de la boca del director Alfonso Cuarón durante el Festival de Cine de Venecia. Allí, en tan reputado y muchas veces exigente panorama, Gravity no solo salió airosa, sino vitoreada. Eran los primeros síntomas de que el cineasta mexicano no engañaba a nadie con su experimento: numerosas críticas se hicieron eco del espectáculo visual de primera mano que ofrecía, de la sensación de profundidad e intensidad de un 3D que, por fin, servía para algo más que sacar cuartos, y también de que el guión y los personajes quedaban en un plano secundario. Así que, no se engañen, esta película no pretende sentar las bases de la narrativa cinematográfica, pero sí de la tecnología y lo que es seguramente el aspecto más puramente cinematográfico: hacer que el espectador pueda vivir una experiencia difícil o imposible de disfrutar/sufrir en su rutinario día a día.

Gravity no deja que te lo pienses. Nada más comenzar, te mete en faena. Y lo hace con un espectacular plano secuencia de 17 minutos que te deja sin aliento. De la calma a la angustia en unos pocos minutos, nos sitúa en la inmensidad del espacio en una situación limite. Nunca fue más cierta la famosa frase promocional de Alien, el octavo pasajero (1979) “En el espacio nadie puede oír tus gritos”. Desde los primeros compases entramos de lleno en una pesadilla que, al mismo tiempo, resulta poética. Algo parecido a lo que en su día logró Stanley Kubrick con su 2001: Odisea en el espacio (1968) desde el punto de vista del tratamiento visual y sonoro, que no argumental y filosófico.

Lo mejor: Visualmente arrolladora. Magnifico 3D, efectos especiales llevados a la perfección, sensación de angustia e incluso terror. Cuarón da varias lecciones maestras sobre como elaborar un plano secuencia.

Lo peor: Pese a las buenas interpretaciones, los personajes son poco interesantes y los diálogos no ayudan. El guión se apaga por momentos dejándoselo todo al elemento visual.


Escape from tomorrow

A Disney le ha salido un grano en el culo

Escape from tomorrow

Disneyworld (o Disneyland) es sinónimo de magia, de alegría e ilusión para los más pequeños de la casa. Un universo de príncipes y princesas, de reinos encantados, unicornios, malvadas brujas y moralinas recalcitrantes. Durante poco menos de 100 años Disney ha logrado edificar una sólida imagen de marca que evoca la inocencia, la candidez, la bondad y la blancura. Y desde luego una película como Escape from tomorrow no entra, en modo alguno, dentro de sus planes. De hecho las malas lenguas auguran que si a alguien se le ocurriera descongelar antes de tiempo al tio Walt, a este seguramente le daría un síncope al conocer la existencia de Escape from tomorrow, hasta el punto de desear no haber abandonado nunca el modo “cubito de hielo”. De hecho es tan evidente que Escape from tomorrow es un grano en el culo de Disney que incluso durante la rueda de prensa posterior a la presentación de la película en el Festival de Sundance, surgieron las primeras voces que aseguraban la respuesta inmediata de la compañía en forma de querella ante los tribunales. De nuevo las malas lenguas apuntan que por allí corría un representante de Disney afirmando que “Escape from tomorrow no se dará a conocer en ningún lugar”.

¿Y cuál es el orígen de toda esta polémica? Pues varias son las razones… La primera de ellas que Escape from tomorrow fue íntegramente rodada en el interior de las instalaciones de Disneyworld y Disneyland sin consentimiento de la compañía. Por lo visto el equipo técnico y artístico entraron en el parque como simples turistas y rodaron la película en su interior. Visto el resultado en el primer trailer de Escape from tomorrow lo cierto es que la estrategia seguida por todo el equipo no deja de tener su mérito, y el plan de rodaje tenía que ser acojonante para lograr que ninguno de los operarios de Disney se diera cuenta de lo que estaba sucediendo a su alrededor.

Open Windows

Primer trailer y cartel de lo nuevo de Nacho Vigalondo

Open Windows

Aunque en España no esté obteniendo reconocimiento, Nacho Vigalondo se está haciendo hueco en el extranjero. No es el primer director español que pretende hacer cosas diferentes y es ninguneado en su tierra. Lo que está claro es que tampoco será el último. Tenemos jóvenes cineastas con ganas de hacer industria a partir del cine de género que, salvo contadas excepciones, no son reconocidos y, al menos aquí, nunca terminan de explotar. Estados Unidos, como buen ojeador, sabe cuando llevárselos para qué hagan buenas cosas allá. Fuga de cerebros lo llaman. Así, tras la notable Los cronocrímenes (2007) – de la que el maestro Cronemnberg tanteo la posibilidad de dirigir un remake- y la fallida Extraterrestre (2011), ha encontrado hueco entre el mix de directores multiculturales que construyeron The ABCs of Death (2012) y repetirá en la secuela que ya se prepara. Su siguiente largometraje es Open Windows. Esta vez, con producción española, francesa y estadounidense y un variopinto reparto en el que destacan Elijah Wood y la ex pornstar Sasha Grey.

Un hombre busca a una actriz que ha sido secuestrada por un malvado individuo. La trama se desarrolla en tiempo real y observamos su acción a través de la pantalla de un ordenador portátil que está conectado a Internet.