violencia

Noche de Paz

Noche de palos

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Caught

Remando en tu propio barco... pero en círculos

Caught

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Caught

No es necesario profundizar en Caught para darse cuenta de qué palo va. El argumento de la película es la suma de tres capítulos camuflados de Mujeres Desesperadas en formato largometraje: “Mujer cornuda” —S, busca vengarse de la “Amante”—A de su marido contando con la complicidad de su “Hermana”—P, mientras disimula, con la más absoluta brillantez, ante su “Marido”—J haciéndole creer que todo va de perlas y que siguen siendo la pareja perfecta y más envidiada de la zona. Una pareja que nació para estar juntos, que viven en la casa más bonita e impoluta de la ciudad, situada en el barrio perfecto y con el jardín más hermoso del vecindario. Y a las puertas de su casa… un Lamborghini aparcado.

El problema es que el mundo tiende al desorden. Incluso el control tiene fecha de caducidad; y eso es algo que la mente perfectamente ordenada y obsesa de S no es capaz de asimilar. S es la típica ama de casa perfecta que no soportaría una mancha en su expediente. Lo tiene todo controlado, desde el cadáver del jardín hasta el pavo de Acción de Gracias. No soportaría perder “la carrera”; una carrera ya preestablecida desde su primer minuto de vida: “Dinero + J + casa + parejita de niños = Objetivo cumplido”. Y así debería haber sido si no fuera porque J se acostó con A y entonces sucede lo inevitable: S tiene un ataque de celos y secuestra a A gracias a la colaboración de P —S nunca se mancharía las manos de sangre. Si puede elegir prefiere que sea P la que se pringue y así librarse de la cárcel—.

Lo mejor: Camp.

Lo peor: el Happy Ending más espantoso de los últimos años.


Cat Sick Blues

Creo que he visto un lindo gatito

Cat Sick Blues

Cuando el amado gato de Ted muere, el trauma le provoca un colapso mental terrible. Su cerebro roto le pide que traiga a su amigo felino de vuelta. Todo lo que necesita son nueve vidas humanas.

Sé que más de uno me acusará de emitir juicios de valor demasiado a la ligera. Que eso de decir lo que pienso sobre una película sin tan siquiera haberla vista, basándome únicamente en un tráiler y en algunas imágenes sueltas, no es de recibo. Pero es que no puedo evitarlo… Cat Sick Blues tiene pinta de ser rara de cojones (con perdón); y a la demencial imágen de un tipo que se esconde tras la máscara de un gatito, con una enorme polla de plástico colgándole, unas garras a lo Freddy Krueger y dando saltos, como un poseso, sobre una cama, a cámara lenta, me remito. La película, dirigida por el australiano Dave Jackson, es la adaptación al formato largo de un cortometraje homónimo dirigido por el mismo Jackson en 2013 que recibió un buen número de premios en Festivales especializados como los de Montreal, Denver, Atlanta e incluso en el Festival de Cinema Fatástico da Coruña.

Emelie

La revancha de la Babysitter

Emelie

La niñera habitual de los Thompson no puede cuidar a los niños esta noche. En su lugar contratan a su amiga Anna para que los cuide mientras los padres salen a celebrar su aniversario de boda. Al principio Anna parece un sueño hecho realidad para los niños, ya que les permite jugar con cosas que, habitualmente, están fuera de sus límites. Pero pronto serán los mismos niños los que se darán cuenta de que las intenciones de Anna son cada vez más oscuras y retorcidas.

No confundir nuestra Emelie con la dulce y algo pirada Amelie de Audrey Tautou (sí… ya sé que nadie lo ha hecho), ni siquiera hay que confundirla con la señora Botz, aquella babysitter criminal que se topó con la horma de su zapato —Bart— en el mítico episodio de la primera temporada de Los Simpson titulado en España “La Babysitter ataca de nuevo”. De hecho ni siquiera me esforzaré en recordar a la sensual y peligrosa Rebecca de Mornay —ya tenemos una edad…— en La mano que mece la cuna (The Hand That Rocks the Cradle, 1992). Nada de eso… Nuestra particular Emelie es una hermosa y sana jovencita que ha decidido tomarse la revancha por la cantidad de cabronadas que han sufrido las babysitters en tantas y tantas películas de terror. En esta ocasión el asesino no lleva máscara, no llama al teléfono en horas intempestivas, ni mira a través de ventanas y ventanales. Ahora el asesino está dentro de la casa, se gana la confianza de los críos y se convierte, de paso, en la peor pesadilla de aquellos padres que dejan entrar a un desconocido en sus casas para que “cuiden” de sus vástagos.

Landmine Goes Click

Pisando fuerte

Landmine Goes Click

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Landmine Goes Click

La ganadora de festival de “La mano” de este año reúne todo lo que le gusta a cualquier aficionado de un buen thriller: tensión, giros sorprendentes y una contundente conclusión como broche final. Además es un producto con una factura excelente y buenas actuaciones: así que lo tiene todo.

Alicia y Daniel son una pareja norteamericana de excursión en Georgia (el país). Les acompaña Chris, que vive con el remordimiento de no haber confesado a su mejor amigo que ha tenido una aventura con su chica. En un ambiente cordial en apariencia, pero plagado de secretos, los acontecimientos se precipitarán cuando, haciendo una foto de grupo, Chris pise una mina abandonada. Sin posibilidad de separar su pie del funesto objeto contemplará impotente los amenazantes sucesos que se desencadenarán a su alrededor.

Decía Alfred Hitchcock que el suspense se generaba cuando el espectador era testigo de los acontecimientos pero los observaba hastiado al no poder intervenir en la escena y, aunque no se refería estrictamente a la situación que nos ocupa, las desventuras de Chris ganan en intensidad dada su nula capacidad de acción respecto a lo que le rodea. Como ya pasaba en cintas como Phone Booth o Grand Piano, el espacioso entorno en el que transcurre el film se transforma, con el paso de los minutos, en un claustrofóbico nicho del que, mucho nos tememos, no va a poder salir airoso nuestro protagonista.

Lo mejor: Perfectamente medida. Un villano de los que no se olvidan.

Lo peor: Sus 45 minutos finales son desoladores y muy duros.


Curve (La curva de la muerte)

Si no fuera por el puñetero asesino...

Curve (La curva de la muerte)

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Curve (La curva de la muerte)

Está todo inventado. O casi todo —dejaremos una puerta abierta a la esperanza—. Colocar a tu protagonista, una atractiva jovencita de ojos azules, atrapada en un reducido espacio de apenas dos metros cuadrados, no es una estrategia que, hoy por hoy, pueda considerarse original o novedosa. Al fin y al cabo el español Rodrigo Cortés ya tuvo el detalle de sepultar al bueno de Ryan Reynolds a dos metros bajo tierra en su genial Buried; mientras que James Franco tuvo la ocasión de experimentar en su propia piel la odisea (real) de un alpinista atrapado en las rocosas y obligado a prescindir de una estimable parte de su anatomía si quería salir con vida de aquel trance —127 horas—. Incluso Adrien Brody se pasó horas en el interior de un coche destrozado en la semidesconocida Wrecked.

Una joven que alberga algunas dudas acerca de su inminente boda viaja sola en coche recorriendo carreteras secundarias. Cuando el coche se avería en mitad de la nada, cuenta con la ayuda de un apuesto autoestopista que logra poner en marcha el automóvil. La joven se dispone a llevar a su rescatador hasta el pueblo más cercano. Pero cuando la verdadera naturaleza del extraño salga a la luz, la joven no dudará en tomar medidas extremas: un volantazo a tiempo y el coche se precipita hacia el fondo de un barranco. Con su pierna atrapada bajo el amasijo de hierros, la joven se convierte en un juguete en manos de un despiadado psicópata.

Lo mejor: Julianne Hough y la parte del survival.

Lo peor: El asesino.


Let's scare Jessica to death

Frágil retrato de la locura

Let's scare Jessica to death

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Let's scare Jessica to death

Jessica, su novio y un amigo se dirigen a la granja que acaban de comprar en busca de la tranquilidad del campo. Abandonan Manhattan esperando que Jessica se recupere de las crisis nerviosas que la acosan desde la muerte de su padre. Tras un breve y tenso encuentro con los locales, el grupo llega al viejo caserón para descubrir que una joven la habita. Una vez hechos todos amigos, los días transcurren con una falsa tranquilidad que terminará por romper de nuevo los nervios de Jessica debido a siniestros eventos. ¿Existe una maldición en esa casa o nuestra adorable protagonista está perdiendo la noción de la realidad?

El sueño americano terminaba empapado en sangre tras el fracaso que supuso la hiriente guerra de Vietnam, la sociedad estadounidense despertaba para contemplar un futuro más hostil, y su enfrentamiento con la realidad se resolvería en un campo de batalla lleno de interrogantes sobre la familia, el amor, el significado del trabajo duro y la forma de vida basada en el capitalismo. Estados Unidos abandonaba la infancia para convertirse de golpe y porrazo en un adulto cubierto de cicatrices tanto físicas como morales. Y la industria cinematográfica no fue ajena a este cambio de paradigma, que afectó incluso al cine de género. Una de las muestras tempranas de esta interpretación del traumático cambio a la edad adulta, en cuanto a sociedad, sería “Let’s scare Jessica to death” (conocida en España como “La Maldición de los Bishop”), cinta de psicodélicos título y cártel que nos presenta el frágil drama de una mujer que intenta decantarse entre locura y cordura en un mundo que se ha vuelto hostil para ella.

Lo mejor: La equilibrada y elegante forma de plasmar la locura, la duda emocional, en pantalla.

Lo peor: A veces es tan reflexiva que... se hace un poco soporífera.