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Desde el año 1979, hablar de label Sundance equivale referirse a un amplio catálogo de laureados productos con elementos técnicos y narrativos de corte impecable. Un enorme palmarés, sobre todo en los últimos años, con títulos como Winter’s Bone (2010, Debra Granik), el drama de una joven que busca el paradero de su padre, desaparecido sin explicación tras salir en libertad condicional o Take Shelter (2011, Jeff Nichols), la historia de un hombre que comienza a sufrir alucinaciones apocalípticas, avalan, entre otras muchas joyas independientes, la calidad de esta iniciativa de apoyo a la calidad fuera del ámbito meramente comercial.
Era de esperar que Outlaws and angels, la ácida visión de un oeste cruel y despiadado a cargo del director, actor y productor estadounidense J.T. Mollner, contase con la elegancia, nivel y, en definitiva, la calidad suficiente para no desentonar en una selección de tan acostumbrado nivel. Su comienzo es visceral hasta cortar el aliento, creando una tensión narrativa importante. Espectacular, así que como definiría la escena del atraco por parte de la banda de Henry, un grupo de forajidos de buscan refugio hastiados por el hambre y la falta de medios. A bote pronto, es más que loable pensar en una historia de recompensas y forajidos dotada de una narrativa contemporánea, pero nada más alejado de la realidad.
Lo mejor: su estilo de plantilla clásica, su rudeza a la hora de mostrar las miserias de la vida salvaje, la perfecta adaptación de la joven y Bella Eastwood.
Lo peor: su duración excesiva, la falta de enganche en algunos de sus diálogos, la extensión inapropiada de ciertos momentos.