Buen arranque mundial para los espartanos
Por debajo de la primera. Por encima de las previsiones.

Las cifras de 300: El origen de un imperio, pueden llevar a confusiones. Hay que analizarlas valorando distintos factores. 300, allá por 2007, sorprendió a los más optimistas amasando 70 millones de dólares en su estreno USA. Terminó su carrera con unos excelentes 210 millones, a los que habría que sumar otros 245 alrededor del mundo para un total de 456. Todo esto, hablando de una producción relativamente pequeña de 65. Negocio redondo que además sirvió para lanzar definitivamente a su director, Zack Snyder, que previamente ya había dado muestras de su buen hacer con la que, para mí, sigue siendo la mejor de su filmografía: Amanecer de los muertos (2004). 300 se hizo de culto rápidamente, aunque, por unas cosas u otras, no ha llegado la continuación hasta pasados siete años. Y aquí es donde debemos empezar a analizar los datos.
300: El origen de un imperio, que ha contado con 110 millones de presupuesto, casi el doble, partía con previsiones nada halagüeñas por parte de los analistas. La tardanza en su estreno, a lo que había que añadir la ausencia de la icónica estrella de aquella, Gerard Butler, y el cambio del director Zack Snyder por el prácticamente desconocido Noam Murro, no eran indicativos de éxito. Tampoco el poco entusiasmo de los test de audiencia después de los trailers ni los estrepitosos fiascos de películas recientes como Hércules: El origen de una leyenda, Pompeya, Yo, Frankenstein y, en menor medida, Robocop. ¿Estaría su público potencial hastiado de este tipo de producciones? Así, las previsiones apuntaban a un estreno modesto de 20 millones y un total no superior a los 50. Claro que, con lo que seguramente no contaban, es que, a diferencia del nuevo Hércules o la nueva Pompeya, los espartanos de Frank Miller cuentan con una legión de fans que, al menos durante el primer fin de semana, pagaría sin dudar la entrada. Así ha sido: 45 millones.