Aunque ligeramente tarde, casi nos hemos olvidado del 2016, os transmitimos nuestro habitual lo “mijol” y lo “piol” del año pasado. En ningún orden concreto, las simpáticas listas de todos los aquí presentes como “reseñadores”. Excepto algún caso especial por exceso de trabajo – ¿Pero dónde paras Tito Jesús? – y otros que se han ido perdiendo por el camino – Manu, I miss you –. En realidad, forúnculos o no, gracias a todos por estar ahí.
Se nota entre nuestras favoritas una clara disposición al terror sobrenatural, dando en el blanco especialmente The VVitch, vista por muchos de forma tardía durante 2016 y The Autopsy of Jane Doe. Lo que sí observo son unas secuencias de películas menos eclécticas de lo habitual; únicamente apostando Mr. Zombie, como es habitual, por el cine oriental (y aunque a mí no me convenció, “The Handmaiden” reconozco que es un pepino cósmico). Pero que eso no os lleve a engaño: 2016 marca una tendencia al alza en cuanto a la “calidad”, algo siempre subjetivo, dentro del cine de género. Si esta década empezaba de forma bastante pobre, parece que su segunda parte va a ser la que remonte el vuelo. Sorprendentemente no gracias al empujón de las producciones independientes, que también las hay y muy buenas, si no por un cine comercial que parece tenerle pillado el punto a nuestras necesidades. Con productoras potentes que apuestan, como antaño, por el terror o la tensión como única vía. ¿He oído “Blumhouse” o ha sido una psicofonía?
Claro que, como viene siendo habitual, un servidor se ha tragado alguno de esos grandes mojones que esperan aviesos a que alguien padezca coprofagia. ¿Ironía, cinismo? Nunca sabréis ni la mitad de la verdad. Quizás echando de menos un “After Dark” como dios manda, prefiero no ahondar en estos traumas y quedarme con pequeñas piezas, como Night of Something Strange. Series Z que siguen ofreciendo cine de terror underground, divertido y desprejuiciado. Del cual, precisamente, los tan añorados años ochenta estaban repletos con la ingenuidad de una nueva época dorada de ocio doméstico. ¡Qué “potito”!
Además, se añade otra incógnita a la ecuación: las series. Cada día a más, tanto en número como en calidad de diseño de producción, y esto creo que sí es algo objetivo, 2016 puede ser casi considerado el año de Stranger Things. Aunque muchos estéis cansados de este bombo mediático, es innegable el efecto transversal que esta producción ha tenido sobre los nostálgicos y los “millennials”: ponernos de acuerdo en lo que molan las aventuras infantiles con monstruos de por medio, mucha oscuridad y unas gotitas de juegos de rol.
Seguid en sintonía, ¡después de los comerciales vienen las dichosas listas!