The 25th Reich

Cinco norteamericanos, miembros de las fuerzas especiales, se encuentran en Australia alrededor de 1943. Pisando tierras australianas se ven enrolados en la misión secreta de viajar en el tiempo, con el objetivo de parar los primeros avances nazis. Sin embargo algo sale terriblemente mal, los soldados son catapultados 50.000 años hacia atrás en el tiempo encontrándose en un primitivo mundo que les es ajeno, intentado recuperar una nave alienígena, a través de 25 dimensiones, que les ayude a combatir las hordas robóticas de Hitler que también han descubierto como viajar en el tiempo.

Que en Almas Oscuras no le tenemos miedo a las mezclas es una realidad. Además de buena ginebra y mejor tónica, nos gusta mezclar géneros al alimón siempre que la fantasía y el terror sean los beneficiados del cóctel. Así, cuando el horror y el western se unen nos tenéis más contentos que al hombre medicina en un día nublado. ¿Comedia y horror? Sí, claro. Póngame docena y media. Dadnos algo de ciencia ficción con “biomutaciones” carnívoras y nos apaciguaréis hora y media. Pero si se trata de mezclar, meted en la coctelera cine bélico – preferiblemente segunda guerra mundial -, extraterrestres rancios y algo de fantasía loca (robots, naves especiales, viajes en el tiempo) y a más de un colaborador tendréis que colocarle el babero.

Puede que en esta ocasión nos hubiese gustado subir la apuesta con algo más de presupuesto, pero sobre el papel estamos ante un proyecto que cuando menos parece entrañable desde el uso de un ficticio Megarama hasta el diseño de unos títulos algo cutres (¿05 hombres?). Desde Australia (país que parece vivir un pequeño auge dentro de su producción “terrorificafantástica”, al rebufo de tiempos pasados mejores) nos llega The 25th Reich, proyecto independiente que muestra una gran ambición en su arte promocional (su póster me parece uno de los mejores tributos, visto recientemente, a la ciencia ficción bélica de los años cincuenta) y en su argumento. ¡Por qué vaya fiesta de historia! Estoy seguro de que nuestro querido Uwe Boll se tirará de los pelos por no haberse adelantado a los australianos.

En la línea de otros proyectos recientes (la recomendable The Devil’s Rock o la esperada Iron Sky), el desconocido Stephen Amis (director y guionista) se embarca en su proyecto más faraónico subiéndose al alambre sin red. Todos sabemos lo difícil que es fusionar correctamente el ambiente bélico con el cine de género más recalcitrante; sobre todo si se realiza desde una perspectiva seria. Así han quedado películas muy resultonas pero pesadas de digerir (Sauna, The Keep, Outpost); no obstante estamos ante un proyecto que reniega de dicha seriedad en pro de un homenaje más festivo a un cine inocente y candido – el de los años cuarenta y cincuenta – que se presenta con un discurso correcto, el del humor, para afrontar un estilo de cine que a día de hoy resulta imposible tomarse en serio.