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Sting. Araña asesina

Ocho patas son mejor que cuatro

Sting. Araña asesina

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Con el paso de los años, el cine de arácnidos homicidas fue mutando, nunca mejor dicho, como lo hizo el de tiburones. Mucho antes de las Sharknado o Lavalántula ya teníamos “directos a videos” donde tiburones de plástico y arañas de ¿CGI? hacían mearse en la cama a tu prima de cinco años. Lejos quedaban entonces las Tarántula, Aracnofobia e incluso Arac Attack, filmes más que competentes sobre el tema. Pero en los últimos tiempos, algunos títulos como la indie Itsy Bitsy o la más reciente y tremenda Vermin, han llevado al subgénero de arañas a otro nivel. Con Sting, Kiah Roache-Turner, responsable de las festivaleras Wyrmwood o Nekrotronik, continúa esta corriente y nos deja en cartelera un filme más que interesante.


Vale, es posible que mi entusiasmo inicial esté un poco fuera de lugar, pero Araña asesina confirma que este subgénero puede continuar resurgiendo. Todo esto como concepto es fantástico, luego la película tiene sus carencias, obvio.


Es innegable que da al público lo que quiere, con una criatura que conforme va creciendo va produciendo cada vez más escalofríos y una protagonista, la pequeña Alyla Browne, vista en Sonic 3 o en Furiosa, comprometida con la causa. Sabe extraerle a la trama ese aroma a serie B obligatorio en una película de esta clase, pero siempre respetándolo, no convirtiéndolo en una caricatura o en un circo para disfrute de hípsters pseudocinéfilos. Un +1 para Roache-Turner en ese sentido. Por otro lado, y adentrándonos ya en territorios más oscuros, hay que aceptar la previsibilidad de la cinta. No se esfuerza en ser, o ya no en ser, sino en parecer original, solo quiere potenciar los elementos que sabe que debe para intentar sobrevivir a la audiencia más exigente que se acerque a ella. Estos bien podrían ser un número de sustos efectivos, pero sin pasarse, y lo mismo con el tono satírico de la película. Puede resultar convincente justo porque se lleva a cabo con mesura y sin caer en la autoparodia, como si hacen algunas de las relativas a la corriente de la que hablaba en la génesis de este artículo.


Su final está a la altura, aunque es donde más palidece debido a esos efectos digitales en los que el insecto queda un poco en evidencia, pero es igual, a estas alturas ya no estás para quejarte, y te quedas hasta que termina la función. Una función que, si no la comparas mucho con Vermin, sale airosa en lo que debe. Incluso merece un reconocimiento por ser tan fiel consigo misma y con ese cine en peligro en extinción al que al fin y al cabo le rinde homenaje en cada uno de sus planos y secuencias.


En resumidas cuentas, los chavales chillarán, reirán, se agarrarán y tirarán palomitas, sodas y otros dejando el suelo hecho un verdadero asco. Imagino la cara de satisfacción de su director cuando vea esto ocurrir. Al fin y al cabo, ¿qué más puedes pedirle a una película que se llama Araña asesina?

Lo mejor: Su falta de prejuicios y que se desmarca para bien del 99% del resto de monster movies actuales.

Lo peor: No deja de ser lo mismo de siempre, cuando podía haber arriesgado muchísimo más.


Vuestros comentarios

1. 29 mar, 21:35 | Mountain

Soy muy fan de las monster movies y al mismo tiempo me dan muy mal rollo las arañas, a pesar de todo me encantó VERMIN y eso que sigo sin entender el final de esa peli. Gracias por la reseña Ignacio, me la apunto en pendientes.

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