Morituris

Roma, 73 antes de Cristo, Espartaco lidera la rebelión de doscientos gladiadores hartos de los juegos que el Imperio les fuerza a realizar. Durante los duros enfrentamientos, un reducido grupo de estos gladiadores se sumergen en un frenesí de locura, asesinatos y violaciones, siendo condenados a muerte por su líder, Espartaco. Pero más de dos milenios después, y como pronto descubrirán un grupo de jóvenes en busca de una fiesta en el bosque, la tierra que ejerce de tumba anónima, para estos degradados gladiadores, solo necesita ser regada con sangre para vomitar su corrupto contenido aun poseedor de una feroz hambre de batalla.

En Almas Oscuras os traemos noticias de próximas películas, mayoritariamente de horror, siempre por algún motivo/interés, quede éste más claro o no. Algo nos llama la atención y corremos raudos a contároslo cual chismosas de comunidad. ¿Qué es lo que reclama nuestra atención a gritos de esta cinta italiana, de fuerte sabor casposo robado sin escrúpulos de sus propias compatriotas ochenteras?
Superficialmente, lo que resalta en un primer vistazo, sería la presencia, en el área de efectos especiales, del experto y laureado Sergio Stivaletti (Demons, Dellamorte Dellamore y un largo etcétera que llega hasta nuestros días). Todo un mago del splatter al que le debemos alguno de los momentos más repugnantes del terror italiano.

Sin embargo, cuando revolvemos un poco más la basura, Morituris destaca por las tremendas críticas negativas que ha cosechado tras su paso por varios festivales especializados (en concreto, los últimos varapalos los obtuvo en su exhibición en Fantasia 2011, Canadá). Pero no estamos hablando de unas críticas agresivas al uso, estamos hablando de una repulsa superlativa que no había visto (dentro del cine de género) desde, precisamente, la edición de otras películas italianas de explotación, de las cuales Morituris sigue las huellas sin sonrojarse.

El debutante Raffaele Picchio escribe, produce y dirige una cinta de horror sobrenatural (aunque su plato fuerte serían las torturas sin sentido y sin elegancia a las que son sometidas sus protagonistas) que ha sido definida como “quizás la película más vil rodada nunca”. Pero no en el sentido festivo del que pudieran hacer gala Troll 2 o Burial Ground – de la que me trae fuertes reminiscencias, vaya usted a saber por qué -, si no usando “vil” como adjetivo completamente despectivo y que refiere a la forma de tirar escenas basura contra los espectadores, e incluso unos arrebatos misóginos difíciles de creer en estos tiempos que corren.

Con todo, uno se queda con terribles ganas de comprobar mediante sus propios ojos, si Morituris alberga tanta inutilidad manifiesta como dicen. Y es que no hay nada más interesante que los extremos, sobre todo si vienen de una industria cinematográfica, la italiana, ¡famosa tras haber realizado alguna de las peores películas jamás rodadas!