Morning Star

Después de una batalla campal, un cansado soldado emprende el regreso de camino a casa, pero es sólo el comienzo de un viaje a un mundo olvidado y oscuro. Se encontrará con personajes extraños, el mal, con la más cruenta lucha por su libertad y alma. Sólo al final de su camino, el agotado soldado descubrirá que el mundo en el que vivió ha cambiado para siempre.

Hoy quiero salirme un poco del tiesto, del horror puro y duro, para hablaros de una producción de espada y brujería. Como una antigua reseña del “reboot” de la saga Conan indicaba, quiero reconocer mi total rendición a toda esa parafernalia englobada por la famosa expresión (juego de rol y muchos etcéteras) “dragones y mazmorras”: bellas amazonas cubiertas por la sangre de orcos, templos en ruinas guardando dorados tesoros y estatuas de dioses primigenios, los anchos mares teñidos del rojo de los saqueos…

Pues bien, Tolkien aparte, el origen de esos clichés grabados a fuego radican en el famoso escritor tejano Robert E. Howard, un personaje de cuya vida y obra no voy a hablar por inabarcable y porque otros ya lo han hecho de manera inigualable. Entonces, su más famosa creación, Conan (que podéis llamar si preferís Preste Juan, Kull, Thongor o como os de la gana), inundó con su influencia la década de los setenta y los ochenta; por estos lares huelga recordaros las explotaciones cinematográficas salidas a rebufo de la cinta de Milius: desde italianadas a mansalva (“La Conquista de la Tierra Perdida”, Fulci) hasta obras salidas de la mente de Corman (“Deathstalker”), pasando por clásicos menores como “El Señor de las Bestias” o “Cromwell”. Sin embargo, actualmente, todo parece perdido para los amantes de la fantasía más sucia que no épica. Sí, mucho Juego de Tronos, mucho Geralt de Rivia (el sosias polaco del insigne Elric), mucho Hobbit a base de CGI; pero ningún creativo se atreve a recoger el lado pícaro y oscuro de la fantasía. ¿No es acaso la “Sword and Sorcery” otra aproximación al terror? Una bastante pura si me permitís la opinión. Podéis buscar donde queréis, quemaros las cejas con decenas de ensayos, pero yo os recomiendo leer un sólo relato de Fritz Leiber, uno de esos protagonizados por Fafhrd y el Ratonero Gris, entonces sabréis a que me refiero.

Al parecer, la serie b o, más bien tirando a Z, es la única que continúa ofreciendo aproximaciones, deleznables en mayor medida, del género. Una muestra de por donde van los tiros sería “Morning Star” (o “lucero del alba” en relación a la famosa maza). Una película con producción de Uwe Boll y dirección/guión de Luca Boni y Marco Ristori, que como buenos italianos contaban en su haber con las explotaciones zombie “Eaters” y “Zombie Massacre”. Una vez con estos datos sobre la mesa, ¿qué más da la película? Ya sabemos que los derroteros corresponderán a los de cualquier infra producción salida de manos de Herr Doktor, quizás salvando el hecho de que el sentido práctico de los italianos al frente, traiga rémoras de ese estilo casposo que tanto nos sedujo de la Espada y Brujería ochentera.

Pronto la tendréis disponible en mercado doméstico para bien o para mal…