Otro año más que sumamos al trastorno del sueño que llevamos acumulando desde hace ya unos cuantos. Empiezan los diez días más felices del año. Hacemos muslos caminando entre Retiro y Auditori, sudamos cansancio en la Tramuntana a la sexta peli del día, pero sobre todo nos nutrimos de lo que más nos gusta, que es nuestro cine fantástico y de terror. Este año la programación es un escándalo, y aquí intentaré ir contándoos las experiencias vividas en riguroso diferido.

Au poste!

Empezamos en Tramuntana con el bueno de Quentin Dupieux en su vertiente más ligera y divertida. Más cercana a Wrong Cops, Au poste(Keep an eye out) es su película más accesible, pero no por ello menos loca y surrealista. Una comedia de enredos con un humor más espontáneo que nunca gracias a un Benoît Poelvoorde que está especialmente brillante y sobresale por encima del resto del plantel. Por contradictorio que suene viniendo de una peli de este calibre, empezar así de ligeros se ha agradecido mucho.

Suspiria

Se ha agradecido especialmente teniendo en cuenta que justo después empalmaríamos sesión con la esperadísima revisión del clásico de Argento de la mano de Luca Guadanino. Desde el principio esta mezcla se sentía extraña, y no es para menos, pues la anterior referencia que teníamos del director era una tan alejada del género como es Call me by your name. Al final el resultado es totalmente coherente con lo que cabía esperar. Suspiria es una obra imperfecta, absolutamente libre y fascinante. Excesiva en metraje y bastante redundante en su primer tramo que contextualiza la situación sociopolítica del Berlín de los 60, el cual es pieza clave en la película. Los que esperéis una película de terror o un remake al uso podéis alejaros de ella. Y sin embargo tiene una secuencia que para un servidor ya es historia del género. He salido fascinado por su imperfección.

Climax

A los que nos gusta el cine de Gaspar Noé bien sabemos que él a si mismo todavía se gusta más. Climax es la muestra viviente (por qué es una película que realmente está viva) de que esto es así, y más que nunca. Sin embargo, los que venimos a ver sus trabajos contamos con ello, y en cierta forma disfrutamos de este onanismo extremo del franco-argentino.

En este caso, lo que tenemos entre manos es una locura técnica con un guion mínimo pero una soltura tan extrema que es capaz de apabullar al más pintado. No estás viendo a los personajes en una fiesta. Tú estás en ella. Bailas con ellos. Bebes con ellos. Y desciendes al infierno con ellos. Su ritmo intermitente, su bombardeo tecno y sus eternos números de baile pueden acabar con tu paciencia. Si no es así, bienvenido a otra locura del bueno de Noé. Lejos de ser su mejor película, siempre es un gustazo verle en Sitges.

The field guide to evil

Primer Retiro del año y con una antología sobre terrores folclóricos alrededor del mundo. La cosa pintaba bien y sobre todo apetecía, ya que además la película contaba con varios nombres propios entre sus filas como son Can Evrenol (Baskin, Housewife), Peter Strickland (In fabric, Berberian sound studio) o Agnieszka Smoczynska (Fugue, The Lure) entre otros… Pero al final la cosa ha acabado en decepción de las gordas. Todo en la película juega en su contra. Desde los inenarrables guiones, las atroces interpretaciones de algunos segmentos o las obvias faltas de presupuesto mal llevadas en la mayoría de las historias. Una idea que prometía ser un regalito para fans termina resultando en dos horas (nueve historias, totalmente excesivo) de tedio que al menos en el retiro suelen traducirse en risas.

Apostle

Muchísimas ganas había de ver el primer largo de Gareth Evans fuera de la saga The Raid. En este caso se trata de un producto Netflix que se posiciona por encima de la media de sus producciones, pero, aun así, no terminará de convencer a los más exigentes dado lo habitual de sus lugares comunes y en general por ser un producto conocido y patronado. Ello no la exime de contar con momentos realmente bien rodados (es la tónica general de la película) y secuencias de terror de alto nivel. Los amantes del torture porn cuentan con un par de caramelitos. Los que busquen algo más atmosférico también tendrán recompensa.

American animals

Las mentes tras El impostor vuelven a entre mezclar realidad y ficción a partir de la cinematografía. American animals cuenta el caso de real de como un grupo de adolescentes americanos quisieron dar un giro a sus vidas robando unos antiguos libros de altísimo valor. El golpe de realidad es poderosísimo, ya que nos encontramos con un Ocean’s Eleven en manos de unos chavales que jamás han robado una bolsa de pipas en el bazar de la esquina. El atraco perfecto en clave coming of age que construye un retrato generacional más profundo de lo que su ligera comedia aparenta esconder. Una de las joyas ocultas de este año.

One cut of the dead

Con la mosca tras la oreja entramos en Tramuntana para ver la que lleva meses siendo aclamada como sleeper del año. Su tráiler no auguraba nada bueno, y muchos entramos escépticos. Sin embargo, todos coincidimos a la salida que valía la pena creerse el hype. Pues esto es mucho más que un plano secuencia con zombies. La vuelta de tuerca es tan inteligente, meta y pasional que no queda otra que dejarse noquear y caer rendido a los encantos de esta carta de amor al cine de guerrilla. No en vano la sesión terminó con cinco minutos de ovación en pie ante el numeroso equipo que vino a presentarla. Una de las sesiones más emocionantes que he vivido en el festival. Id a verla sin saber nada de ella.

Piercing

Nicolas Pesce ya nos encandiló con The eyes of my mother. Algo faltos de referencias, pero con mucha curiosidad, nos presentábamos de nuevo en Tramuntana para descubrir que nos deparaba el director esta vez. Nos encontramos con un diseño, tanto estético como sonoro, espectaculares y marca de la casa. Y tal vez es cierto que tal envoltorio puede desnivelar la balanza en contra de un contenido más simple de lo que muchos buscarán leer. Las opiniones se polarizaron a la salida. Yo me posiciono a favor de este thriller de humor y horror físico y tangible.