Trance
La mente es el peor enemigo

- Título original: Trance
- Nacionalidad: Gran Bretaña | Año: 2013
- Director: Danny Boyle
- Guión: Joe Ahearne, John Hodge
- Intérpretes: James McAvoy, Rosario Dawson, Vicent Cassell
- Argumento: Simon es cómplice del robo de un cuadro. El problema es que, tras un golpe en la cabeza, no recuerda donde lo escondió. Los ladrones le obligarán a ir a una terapia de hipnosis para recordar.
DIVERSIÓN: | |
TERROR: | |
ORIGINALIDAD: | |
GORE: |
- 3/5

Danny Boyle tiene una habilidad especial para que cualquier película, sea el género que sea, termine teniendo connotaciones del cine de terror. Sus personajes siempre lo pasan mal, por el motivo que sea. A saber, la pesadilla del mono de un drogadicto, la de un joven urbanita en un viaje al presunto paraíso, la de los astronautas y científicos en una misión suicida contra el sol o la de un amante del deporte extremo atrapado entre rocas. Son solo algunos ejemplos de los temas que ha tratado Boyle, y que van desde el drama a la tragicomedia pasando por lo experimental y la ciencia ficción. Unas veces más acertado que en otras, siempre es un autor al que seguir en cada proyecto. Porque, ante todo, tiene personalidad. Trance no difiere con dicha dinámica. Sigue a rajatabla el ideal sobre que los personajes tienen que sufrir, cuanto más mejor. La diferencia es que, en esta ocasión, el enemigo es uno de los peores que puede tener el ser humano: su propia mente.
Simon (James McAvoy), subastador de artículos de bellas artes, se compincha con una banda criminal para robar una obra de arte que vale millones de dólares, pero después de haber recibido un golpe en la cabeza durante el atraco, descubre, al despertarse, que no recuerda dónde ha escondido el cuadro. Cuando las amenazas y la tortura física no logran ninguna respuesta, el jefe de la banda (Vincent Cassel) contrata a una hipnoterapeuta (Rosario Dawson) para que hurgue en los recovecos más oscuros de la psique de Simon. A medida que va adentrándose en su destrozado subconsciente, lo que está en juego llega a ser mucho más y los límites que separan el deseo, la realidad y la sugestión hipnótica comienzan a difuminarse y desaparecer.
De este modo, una clásica película de robos se convierte en otra pesadilla donde nada es lo que parece. Tanto, que el último tercio del guión se resume en continuos giros argumentales que entorpecen el ritmo y hacen inevitable el típico recurso de los flashbacks para que el espectador no se pierda. No obstante, las incongruencias no desaparecen con las explicaciones. Y el libreto de Trance, escrito por Joe Ahearne y John Hodge no escatima en esas idas de olla que vuelven confuso lo que ya había sido comprendido. Es el principal punto negativo de una propuesta que, por lo demás, se ve con interés, sobre todo durante los sensacionales primeros 45 minutos, y se guarda en la manga varios momentos para el recuerdo que no desvararé aquí. De hecho, es importante saber lo menos posible.
Lo mejor: Las interpretaciones, la banda sonora y la siempre estimulante puesta en escena de Boyle.
Lo peor: El guión decrece a partir de la segunda mitad. Su desenlace es demasiado precipitado para todo lo que pretende explicar.