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Clase Nocturna

Matrícula de honor o muerte con deshonor

TOM PICCIRILLI

Asistió al Suffolk Community College y se graduó en la Universidad de Hofstra. Sus obras están dentro del género de la fantasía, el terror y el misterio. Ha ganado el premio Bram Stoker.

¿PREPARADO PARA EL EXAMEN FINAL?

Tras el regreso de las vacaciones navideñas, Caleb Prentiss hace un macabro descubrimiento: durante su ausencia, una chica desconocida ha sido brutalmente asesinada en su dormitorio. Para él, un estudiante frustrado por el tedio de las insípidas clases, ese suceso supondrá algo más que un incidente extraño y se convertirá en una obsesión a la que aferrar su oscura vida universitaria. Emprenderá una búsqueda desesperada por averiguar la identidad de la chica y del misterioso asesino, una búsqueda que no podrá abandonar ni siquiera cuando toda su vida empiece a derrumbarse a su alrededor.

Uno de los elementos clave para el éxito de una novela o un film consiste en lograr por parte del autor y director respectivos que nos identifiquemos con los personajes protagonistas. No importa que estemos ante un cabrón con pintas como Logen Nuevededos alias “El Sanguinario” de la trilogía “La Primera Ley” del fantástico Joe Abercrombie o ante el héroe prototípico de carácter honesto y épico como el Aragorn de “El Señor De Los Anillos” tolkeniano, o si nos remitimos al ámbito cinematográfico, tanto da que nuestro paladín sea un crepuscular Ash de la saga “Evil Dead” de profesión matademonios fracasado o una aguerrida Teniente Ripley capaz de susurrarle al oído eso de ¡Aléjate de ella, puerca! a toda una reina Alien.
Incluso, fíjate tú, que hasta los malvados de la función están dotados de un singular carisma que logra los admiremos obviando su inexistente catadura moral, por encima de sus patéticas víctimas. Pues no son pocas las ocasiones en que hemos deseado que el “bueno” de Freddy Krueger se cargue a la screem queen siliconada de rigor o que el bruto de Jason Voorhees se despache a gusto con el descerebrado capitán del equipo de fútbol con más cachas que neuronas.

Resulta por tanto fundamental que nos sintamos en cierta media atraídos por el personaje en cuestión, estemos ante su conducta más intachable o seducidos por su lado más tenebroso. Bien es cierto, que este “truco” para atraer la atención del público suele dotarse de los más variados recursos como esa vestimenta de tipo duro a imitar de nuestro Snake Plissken parche en ristre con su Uzi modificada o esa sempiterna sonrisa mordaz que luce Guy Fawkes mientras desenfunda sus dagas justicieras. Lo verdaderamente complicado radica en lograr esa empatía con un personaje anodino que carece de todos esos aditamentos tan llamativos. Y eso es precisamente lo que logra Tom Piccirilli al narrarnos las vicisitudes académicas de Caleb Prentiss en su particular periplo universitario.

DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE

Seguro que muchos de quienes hemos tenido la fortuna o desgracia, según se mire, de malgastar nuestra preciada juventud en esos centros de aborregamiento comunal que son las Universidades e Institutos con la ufana esperanza de lograr un título que nos facilitase la utópica entrada al mercado laboral, o que curramos bajo la tiranía de algún encargado con ínfulas hitlerianas, albergamos en algún momento de nuestra cruda carrera el mismo sueño depravado fruto del estrés físico y psicológico al que un estudiante o trabajador con una pizca de sentido común puede verse sometido.

Obviamente no estamos haciendo apología de la violencia en ningún momento, pues nuestras limitaciones morales nos impiden realizar salvajada alguna que sólo queda al alcance de ciertos desequilibrados, pero no es menos cierto que sí necesitamos en ocasiones desahogarnos emocionalmente dejando volar nuestra fértil imaginación ideando pequeñas rebeldías como mandar a tomar por el culo al catedrático o jefe advenedizo de turno. Pero claro, no lo hacemos. Y no sólo porque nuestra educación nos impide rebajarnos a ese nivel sino porque sobre todo tememos las inevitables represalias que a buen seguro se producirán incrementando una tensión ya de por sí palpable.

Sin embargo he aquí que nuestro protagonista, Caleb Prentiss se siente tan de vuelta de todo que ha decidido abrazar el cinismo nihilista como particular idiosincrasia y mandarlo un buen día todo al carajo. Pero antes de abandonar ese antro de corrupción ideología que es la Universidad se topa con un hecho sectariamente luctuoso cuya investigación termina por obsesionarle hasta el punto de lograr entablar una especie de extraña conexión psíquica con la víctima. Y lo que en un principio no deja de ser un mero remedo de Sherlock Holmes con fines meramente lúdicos hasta decidir qué hacer con su vida, se torna en obsesiva búsqueda de pesquisas bajo la certeza de que nada es lo que parece y dónde todo el mundo tiene algo que esconder.

Piccirilli logra de este modo un retrato sumamente realista del estudiante o trabajador medio harto de su perpetua condición que decide rebelarse contra el status quo establecido. Se construye una narración que navega entre las corrientes literarias del onirismo salpicado de momentos prosaicos en los que se van descubriendo los trapos sucios de todos y cada uno de los personajes, incluido su protagonista, hasta llegar al clímax final que culmina con un desenlace truncado a modo de “cliffhanger” tan descomunal que más de uno estará tentado de tirar su ejemplar en la papelera más cercana.

DE BARRAS Y ESTRELLAS ENLUTADAS

Oh digamos, ¿puedes ver, con la primera luz de la aurora,

Lo que tan orgullosamente saludamos en el último destello del crepúsculo,

Cuyas amplias franjas y brillantes estrellas, a través de tenebrosa lucha,

Sobre las murallas observábamos ondear tan gallardamente?

Y no es para menos, el cabreo está plenamente justificado pero… ¿se habría podido terminar de otro modo que no fuese tan realista y no resultase impostado? Lo dudo mucho. Me decía en su momento nuestro buen amigo Bob Rock que escribir finales es duro, y no es del todo cierto… Escribir en sí mismo es difícil pero terminar de hacerlo resulta sencillamente complicadísimo. Tras superar el vértigo lipotímico que supone enfrentarse a una hoja en blanco y descubrir con alborozo que esas zorras advenedizas que son las Musas han tenido por fin la consideración de regalarte esa escasa ambrosía llamada “inspiración”, te ves en la tesitura de asesinar a tu propia criatura y darle un final que nunca te parecerá debidamente merecido. Así ocurre en “Clase Nocturna”. En un alarde de valor sin paliativos, Piccirilli decide terminar la narración en su punto de suspense más álgido dejando al lector con la imposible decisión de terminar la trama optando por una de las dos fatídicas alternativas que al personaje se le ofrecen, cada cual más terrorífica para su moral y cordura. De modo que, como si en uno de esos libros fantásticos de “Elige Tu Propia Aventura” se tratase estamos condenados a escoger la pastilla roja o la azul pero en este caso con iguales y alucinógenas consecuencias.

Con esta terminal disyuntiva el autor no sólo nos quita la venda de los ojos dejándonos bien claro, que la ficción imita a la realidad en la medida en que no suelen proliferar los finales felices, sino que además, realiza con este “finalis interruptus” una crítica sin posibilidad de redención a la tan prostituida doble moral americana, especialmente en lo que concierne al ámbito universitario donde el nepotismo endogámico es el credo dominante que castiga a los “infieles” con la excomunión perpetua de la hermandad pseudomasónica imperante.

En definitiva, “Clase Nocturna” se postula como un thriller realista ambientado en el mundo académico con ecos del mejor Brian Yuzna que los fans irredentos de la cult movie “Society” no tendrán reparos en degustar precisamente por su “inconcluso” final.

Felices Pesadillas, Almas Oscuras.


Vuestros comentarios

1. 27 sep 2015, 16:56 | Bob Rock

Hola Almas Oscuras,

Una gran reseña para una novela muy interesante que me he atrevido a catalogar como “weird horror”. Con muchos ecos de thriller, la alienación del protagonista, y la nuestra por ende, emparenta este trabajo con algunas de las idea de Ligotti así como con un escalofrío psicológico y otoñal que te está persiguiendo varias semanas después de leer el libro.

Una buena novela.

Gracias por acercarnos buena literatura, MASP.

Un abrazo!

2. 27 sep 2015, 22:28 | Mountain

MASP lo único que consigue con sus fantásticas reseñas de libros, es que necesites imperiosamente comprarte el puto libro como sea! Ya te vale colega, otro mas para la lista, porque además de tener buena pinta yo soy uno de esos fans irredentos de la estupendísima “Society”.

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