Sangre en los labios

Aunque se trata de un thriller, podemos afirmar que la nueva película de la directora Rose Glass, quien previamente dirigió la aplaudida “Saint Maud”, se postula como una de esas cintas que aparecerán en nuestros rankings de lo mejor de este año. Estoy seguro de que muchos de vosotros coincidiréis conmigo cuando la veáis. Al igual que en su anterior film, los elementos fantásticos se asoman dentro de una trama realista, potenciando el sabor de la narración, que también se adereza con varios momentos de violencia brutales.

“Sangre en los labios” transcurre en un polvoriento pueblo de Norteamérica, cercano a México, al que llega una mujer sin apenas recursos (Katy O’Brian), pero con el sueño de hacerse un nombre en el mundo del culturismo. En un bar, conocerá a un hombre con el que mantendrá relaciones sexuales a cambio, veladamente, de un trabajo en un polvoriento club de tiro. También conocerá a la dueña del gimnasio del pueblo (Kristen Stewart), con la que rápidamente conectará sexualmente y en cuya casa se alojará, sin saber que es la hija del propietario del negocio en el que va a trabajar y que también es el cacique mafioso local (Ed Harris). Conforme la relación sexual entre ellas se torne más romántica, nubarrones oscuros asomarán en el horizonte: el cuñado de su nueva novia es un maltratador (Dave Franco) y también es el hombre con el que folló al llegar a la localidad.

Deudora del film “Bound” de las Wachowski (en ese momento “los Wachowski”), “Sangre en los labios” es un thriller en torno a una pareja de mujeres enamoradas que deben demostrar que son tan duras y resolutivas como cualquier hombre. Al igual que en “Bound”, la sombra de la traición, heredera del noir clásico, sobrevuela como un buitre a los personajes. La comparación con esa película, un referente del cine lésbico, nos invita a reflexionar sobre cómo ha evolucionado la representación del deseo entre mujeres en la pantalla; “Bound” trataba de convertir el sexo lésbico en un espectáculo lúdico-sexy que también atrajera al público heterosexual. Aquí el abordaje de estas escenas íntimas no busca la complicidad masculina; Este sexo se rueda de forma mucho más naturalista, íntima, sucia y visceral. Algo que va a juego con las escenas de muerte, igualmente violentas, explícitas y sin contemplaciones. 

Glass crea una película atrapante, de estética deliberadamente fea, donde todos los personajes parecen oler a sudor, y donde ninguno, ni siquiera sus heroínas, son buenas personas. Entre todos estos villanos, destaca el que interpreta Ed Harris, con una melena imposible (es como si Santiago Segura hubiera viajado desde el futuro, un futuro muy chungo por cierto, para interpretar a este gánster). Su forma de mirar, su afición a los insectos y su manera de declamar sus diálogos transmiten una oscuridad que sabemos veremos aflorar si seguimos mirando la pantalla el tiempo suficiente.

Aunque casi única en su especie, lo cierto es que “Sangre en los labios” parece beber de muchas fuentes para construir este infierno fronterizo. En varios momentos nos acordaremos de “Sangre Fácil” de los Coen, también en su título “No es país para viejos”. Encontramos ese tono onírico y espiritual de los thrillers de Nicolas Winding Refn; también hay varios momentos que recuerdan a Lynch, especialmente a “Corazón salvaje” y “Terciopelo azul”. Por otro lado, la forma en que se articula la relación de esta pareja con las drogas y los esteroides nos lleva a pensar en “Requiem por un sueño” de Aronofsky, en el drama halterofílico “Pearl” de Elsa Amiel y, en algunas escenas, al body horror de Cronenberg. Además, añado las películas dirigidas por Dennis Hopper, quien parecía tener una predilección por estos paisajes dejados por la mano de Dios y los personajes que los pueblan.

Kristen Stewart vuelve a demostrar su inclinación por el cine independiente y su talento como actriz. A pesar de ser conocida por protagonizar la saga “Crepúsculo”, al igual que Robert Pattinson, ha demostrado ser mucho más que una musa del cine adolescente. Estamos ante una de sus mejores actuaciones. Su compañera de aventuras, Katy O’Brian, a quien ya vimos en “The Mandalorian”, también nos regala una interpretación digna de premio que eclipsa en muchos momentos a las de las dos grandes estrellas de esta aventura.

Poco más que añadir. Sangre en los labios es una gran cinta, que se atreve a divertir y conmover al espectador con sabores intensos y giros de esos que te hacen soltar una carcajada, pero que funcionan a la perfección en el enfermizo y juguetón escenario en el que se mueve la película.