Os Reviento

Cargada de mamporros, humor cafre y ganas de entretener, Os Reviento es una película española de acción, serie B patria, que logra mucho con muy poco. Aunque en varios momentos se hace evidente su escaso presupuesto, el reparto, su desenfadado guion y la nobleza de sus intenciones para entretener sin más, obran la magia suficiente para que su visionado con amigos sea toda una fiesta.

Precisamente una fiesta fue lo que encontró su público en Sitges, donde desde la presentación, las carcajadas y las ovaciones llenaron el cine. Es cierto que jugaban en casa, ya que había entre el público muchos amigos y gente del equipo. Además, la película llegaba a Cataluña tras haberse llevado también el premio otorgado por los espectadores en Austin. Para aquellos que estén en Madrid, el Festival Sombra la proyectará el domingo 16 marzo en el cine Paz, en lo que promete ser otra de esas sesiones que se disfrutan como una auténtica juerga.

El actor Mario Mayo interpreta a Gabriel, también conocido como “Tarado”. Gabriel es un exboxeador y ex presidiario que trata de llevar una vida tranquila, porque, aparentemente, cuando saca a pasear su mano, le cuesta detenerla. Desgraciadamente para él, su padre y su hermano tienen un pasado igual o más turbulento que el suyo, y sin comerlo ni beberlo, se verá obligado a pelear para salir ileso de una tremenda melé donde se darán cita gánsteres, matones, exnovias y algún otro personaje despistado.

Conocido por sus divertidísimos cortos “Tía, no te saltes el eje” y su secuela (hay una tercera parte que no he visto), Os reviento viene firmada por Kike Narcea y cuenta con un magnífico reparto de amigos. Entre ellos se encuentran el siempre brillante Javier Botet, las leyendas vivas del cine de género español Antonio Mayans y Lone Fleming, Fernando Gil, Miguel Lago Casal, Raúl Jiménez, Marc Velasco (actor fetiche del gran David Muñoz y el mejor Jesucristo de la historia del cine), o Toño Monje (actor fetiche de las pelis de Alberto Carpintero), entre otros geniales interpretes que hemos visto en cortos magníficos y en pequeños papeles en series de televisión.

Pero el gran protagonista de la cinta es Mario Mayo, un tío guapo y con una estupenda presencia física que, sin duda, cumple con los requisitos para hacer de héroe de acción además de tener una buena vis cómica. Mayo se transforma en un John Wick de polígono o en una suerte de Bud Spencer que reparte golpes como nadie. Tampoco se quedan cortas las pocas presencias femeninas en la película, que son paritarias en dar y recibir hostias.

El otro gran aliado de “Os reviento” es el guion; muy esquemático en su trama, con personajes a medio camino entre la comedia cañí y el cine de Tarantino, y varias líneas de diálogo tronchantes, sobre todo al comienzo y cerca de su conclusión.

A todas estas buenas palabras, hay que ponerles algún “pero”… Os reviento claramente ha sufrido por la falta de presupuesto para brindar al espectador la espectacularidad que este cine de acción requiere; Imagino que, además de dinero, tampoco han tenido demasiado tiempo para planificar el ballet de puñetazos y tiros que ha de ir pautado con metrónomo para que las secuencias funcionen a la perfección… y desgraciadamente estos defectos se notan, en varias ocasiones, mucho más de lo esperado por un espectador casual.

Se han cuidado mucho de evitar causar estragos en la prácticamente única localización del film, recurriendo al montaje y, en ocasiones, al fuera de campo para solventar varias de sus secuencias. Además, el chalet donde se rodó tampoco disponía de espacio suficiente para jugar con ópticas de cámaras, lo que afectó los encuadres de algunos planos.

Pero, si pensamos en que nuestro cine casi nunca se ha atrevido a hacer una cinta de este corte, nos daremos cuenta del auténtico valor y la osadía de este título, casi pionero en pleno siglo XXI del cine de acción sin freno en España. Esperemos que logre la repercusión suficiente para hacer factible una entrega más afinada en coreografías de peleas y en la resolución de sus escenas de violencia.