Egoismo maternal...

Egoísmo maternal
– Vamos Ema, dame la mano, se hace tarde.
– Pero mami, no me quiero ir…
– Por favor Ema, ya lo hablamos, tenemos que irnos
– Pero está oscuro, me da miedo
– Yo te cuido mi amor, dale apurate
– Pero hay mucha gente, todos me miran fijo, tienen la cara rara
– ¡Por favor Ema, vámonos de una vez!
– Pero no quiero dejar a papi solito, me va a extrañar
– Yo también te extraño mucho mi amor

La madre toma la mano de la hija y la arrastra por el corredor oscuro.
– ¡Ema, mi amor! ¿Otra vez tenés pesadillas?

El padre entra en la habitación, enciende la luz, ya es demasiado tarde…
Ema yace sin vida en su cama. Una mueca de horror desfigura su pequeño rostro.

La empleada del mes
Era 30 de junio y había llegado el momento de develar quien se llevaría el premio ese mes.
Todas las empleadas estaban frente a la pared donde usualmente se colgaba, debajo de la placa de bronce, la foto de la elegida.
-¡Estoy tan contenta!
-¡Realmente se lo merece….!
-¿Qué les parece si vamos a celebrar?
-¡Sí! –Dijeron todas a coro.

La cabeza de la jefa recién cercenada y aún chorreando sangre, estaba amurada a la pared con un enorme clavo puesto en el entrecejo. Una a una fueron saliendo, no si antes pegarle una patada al cuerpo tendido en el suelo.

Ya en la puerta de salida, una de las empleadas se sobresaltó.
-¡Oh no, esperen!…. ¿Se dan cuanta de lo que hemos hecho? ¡Ahora ninguna de nosotras ganará el premio el mes que viene!