Blood Widow

Laurie y Hugh son una joven y exitosa pareja que decide pasar un fin de semana alejados de la ciudad. Recién llegados, junto a sus inseparables amigos, descubren cerca de su casa de campo las ruinas de una vieja escuela que fue cerrada tras una misteriosa masacre de niños. La única superviviente de la matanza reside escondida entre los escombros y las muñecas rotas, se aleja del mundo manteniendo una frágil paz que viene a ser rota por los impertinentes amigos de Laurie y Hugh. Lo que no saben es que con sus bromas han despertado una máquina de matar emocionalmente destrozada, cuya sed de sangre no se detendrá a las puertas del colegio medio derruido.

Un nuevo slasher independiente llama a nuestras puertas. Desde Estados Unidos, y con la simple ambición de hacer pasar un buen rato al aficionado, llega Blood Widow, que vendría a portar orgullosa el nombre del personaje desquiciado que llenará nuestra pantalla de sangre y persecuciones, mirando sin ningún rubor a los cánones del género.

De hecho, sus responsables no se esconden detrás de ninguna máscara como la desgraciada psicópata que nos presentan. Apelan a los gustos más tradicionales de los fanáticos del slasher, pero ofreciendo unas victimas menos “unineuronales”. Comentan que su objetivo dista de otorgar el protagonismo al típico grupo de jovencitos, aunque viendo el trailer, uno duda del verdadero esfuerzo realizado en este sentido. Afortunadamente, parece que no estamos ante un triste subproducto, al menos, las primeras imágenes transmiten una satisfactoria dosis de tensión. Muy consciente de a quien va dirigida Blood Widow, que llegará al mercado doméstico probablemente tras el verano, su director, el debutante Jeremiah Buckhalt, jura y perjura que ha evitado los aburridos interludios característicos de los slasher que, hasta cierto punto, imita.

Sean verdad o no estas buenas intenciones, las sensaciones que transmite Blood Widow son las de una clásica película de media tarde con actores desconocidos, pero con los valores de producción necesarios para no ser un completo desastre. Seamos escépticos porque el subgénero de asesinos no acaba de estar en la forma de pasadas décadas; eso sí, sin descartar la diversión de estas obras menores, pero perfectamente validas.