Blood Feast

Fuad Ramses y su familia se han trasladado desde los Estados Unidos a Francia, donde regentan un restaurante de lujo. Puesto que el negocio no va demasiado bien, Fuad también trabaja en el turno de noche de un museo especializado en el antiguo Egipto. Durante estas largas y solitarias noches se ve atraído por una estatua que representa a la antigua diosa Ishtar. Cada vez más seducido por la diosa y sus visiones, finalmente sucumbe a sus mortales encantos mortales.

Después de estas revelaciones, Fuad comienza una nueva vida, una en la que el asesinato y el canibalismo se convierten en su pan de cada día. Así empieza a preparar una fiesta ritual en honor a su nueva amante, una lujosa fiesta protagonizada por la sangre, órganos e intestinos de las víctimas. Los cuerpos descuartizados se amontonan sobre el altar de Ishtar, deslizando a Fuad lentamente hacia la locura, convirtiéndole en el títere diosa; sedienta de la sangre de la esposa y la hija de su único adorador…

Que ninguna vaca es sagrada lo sabe hasta Kālikā, y mucho menos lo va a ser una película de serie Z estrenada allá por 1963. Por mucho que sea obra del padrino del gore cinematográfico, un “granguiñolesco” Herschell Gordon Lewis, parece que le ha tocado el turno para ser puesta el día, lo que en muchos caso significa “violada”, a “Bloody Feast”. Y así revitalizar los inicios del gore, que como subgénero, si lo queréis considerar así, ha quedado desfasado si nos centramos en sus primerizos pasos ubicados en los sesentas. Esa es la intención o, lo más probable, un simple intento de ganar cuatro monedas en memoria de cintas legendarias, ya lo sean por razones de calidad o no. La “Bloody Feast” original es a día e hoy una película un tanto peñazo, el “slapstick” de la época ha envejecido muy mal y yo casi me quedo con su secuela tardía y bastarda: “Fonda Sangrienta”. Quizás por ello reciba con inusitado interés todo este asunto del remake, aunque sus perpetradores no ofrezcan especial confianza.

En la dirección encontramos a Marcel Walz, conocido por su tremendo bodrio “La Petite Mort” y por ser el encargado de continuar un slasher un tanto penoso: “Seed 2”, creación de Uwe Boll, ahí es nada. Si estos avales negativos no fuesen suficientes, descubrimos que su guionista, Philip Lilienschwarz, es un Don Nadie conocido únicamente en su comunidad de vecinos, claro que esto no es tanto problema dado que se trata de la adaptación de una película con más fallos de guión que pelos tiene mi barba.
Sin embargo, cuando observamos el elenco, nos encontramos con rostros conocidos en esto de la serie B, casi nombre legendarios como el guaperas Robert Rusler, que tuvo en un puño a la comunidad gay con “Pesadilla en Elm Street 2, o con Caroline Williams, que hizo lo que pudo en “La Matanza de Texas 2” y el segundo “Halloween” de Rob Zombie. ¡Vaya, muchas secuelas!

Aunque seamos justos, el tráiler pinta bastante bien, un reclamo para los amantes de las emociones fuertes, seguramente decepcionados, y que cuenta con el apoyo del mismísimo Herschell Gordon Lewis, el cual se ha ofrecido amablemente para realizar un pequeño cameo.

Veremos que ocurre en su fecha de estreno, de momento desconocida.