Psicofonías

“Desde el inicio de los tiempos el hombre, en su afán por conocer, ha estado íntimamente ligado a cruzar fronteras. Una es la frontera que lo separa de su existencia: la muerte. Desde que nacemos todos los seres vivos, por ley natural, tenemos inscrito ese destino y, tarde o temprano, se nos presentará. De la muerte sólo conocemos su aspecto exterior y la aceptamos como algo inevitable. La cuestión es: ¿qué hay tras nuestro paso por la vida? Tan sólo oscuridad. Nada quizás…”

Con este revelador prólogo arranca “Psicofonías”, un riguroso documental firmado por el director, productor y guionista José Moral, también autor del mediometraje “Estigmas”, rodado en el año 1999 y estrenado en marzo del 2001, que gozó de amplia repercusión fuera de nuestras fronteras. Actualmente el autor está embarcado en un proyecto titulado “The visitor”, un cruce a medio camino entre “Blade Runer “ y “La huella”, cuyo estreno se prevee a mediados de 2018.

A lo largo de los 50 minutos que dura la obra podremos escuchar las teorías y testimonios de diferentes personalidades ligadas al mundo de la investigación paranormal, entre los que se encuentran el escritor e investigador Pedro Amorós, el químico y técnico en microbiología Sinesio Darnell o el profesional de radio y televisión y también escritor Santiago Vázquez, amén de otros reputados nombres. Además, el espectador puede disfrutar de un amplio paseo por la historia de la fenomenología, comenzando por la repercusión del espiritismo a mediados del siglo XIX – gracias a las conocidas hermanas Fox -, haciendo especial hincapié en los acontecimientos que tuvieron lugar a partir de la noche del 31 de marzo de 1848 en el pequeño pueblo de Hydesville (Nueva York), donde comenzaron a escuchar una sucesión de golpes, ruidos y pasos que identificaron con una supuesta entidad. Al hilo de esta sucesión de fenómenos, se introduce al espectador en la filosofía de Allan kardec, pedagogo y escritor francés que señaló: “El espiritismo es la prueba patente de la existencia del alma, de su individualidad después de la muerte, de su inmortalidad y de su suerte verdadera; es, pues, la destrucción del materialismo, no con razonamientos, sino con hechos”. Como padre del espiritismo moderno, la repercusión de las ideas de kardec originó la sucesión de una oleada de movimientos mediúmnicos que habían de servir como preludio a la nueva era de la transcomunicación moderna. En este punto cabe, a modo de curiosidad, mencionar algunos títulos cinematográficos ligados a la temática espírita, como el trabajo de los directores André Maruço y Michel Dubret titulado “El libro de los espíritus” (2011), que narra la historia de un hombre de 40 años llamado Bruno Alvés, viudo y sin trabajo que, tras conocer la obra de Kardec, desiste de sus pensamientos suicidas para comenzar un periplo de transformación interna o la producción brasileña “Nuestro hogar” (2010, Lia Renha), que refleja la experiencia post mortem de André Luiz, terrible hasta que es llevado a una colonia de luz por unos espíritus que le ayudarán a conocer el secreto de la existencia, conjunto que adquiere magia gracias al excelente fondo sonoro del compositor estadounidense Philip Glass.

Indagando en el aspecto de la posible comunicación con otros planos, se introduce al espectador en la historia de los métodos de contacto contemporáneos mediante una pequeño panegírico a Tomas Alba Edison y la remembranza de sus primeros intentos de abrir una puerta al más allá. De sobra era conocida la creencia de Edison respecto a la vida después de la muerte y su profunda religiosidad, convicción que le hizo afirmar: “Hay una gran cabeza dirigente de las personas y las cosas, un ser supremo que vela por los destinos del mundo. Estoy convencido de que los cuerpos están compuestos por entidades inteligentes y que están dirigidos por este poder superior”. Como respuesta homónima a los intentos comunicativos de este genio surgió otro de los ingenios humanos que más peso tiene en la industrial actual: el teléfono. Su inventor, Alexander Graham Bell, tenía la firme convicción de que idearía un nuevo y revolucionario método. Llegados a este punto de la cinta, destacar la acertada incursión de unas grabaciones psicofónicas registradas en contestadores que presenta el profesor Pedro Amorós, una de ellas verdaderamente espectacular debido a su claridad.

El siguiente tercio conduce a la evolución a partir del siglo XX, concretamente en el año 1901, época en la que quedó registrada la primera grabación psicofónica. Su descubridor fue un antropólogo llamado Valdemar Bogras mientras realizaba unas grabaciones. De ahí se conduce al espectador a los bosques de Suecia donde, en al año 1959, Friedrich Jürgenson registró este tipo de incursiones mientras grababa el canto de los pájaros con un magnetofón. Resulta interesante la apreciación de los hechos a manos de expertos como Santiago Vázquez, Sinesio Darnell y, de nuevo, Pedro Amorós, que destacan la importancia de este episodio en la historia de la parapsicología y sirven como punto introductorio a la historia de Konstantine Raudive, doctor en filosofía y psicología que, complementando sus fuerzas a las de Jürgenson, consiguió registrar la friolera de más de 100.000 incursiones parafónicas. Se resalta también la importancia del ruido blanco y el uso de determinadas frecuencias como punto de fluidez en la comunicación. Títulos cinematográficos como “White noise” (2005, Geoffrey Sax) o la más reciente “Psychopony” (2012, Xavier Berraondo), ofrecen una visión del fenómeno estrechamente ligada al mundo de las capacidades de la mente humana.

El experto Sinesio Darnell es quien sirve de preludio para hablar del Spiricom, un eficaz sistema de comunicación ideado en el año 1979 por el técnico en electrónica Bill O´Nell. Los resultados de este invento fueron espectaculares, llegándose a registrar largas conversaciones. Se aprecia aquí la inclusión de documentos sonoros reales pertenecientes a fragmentos de una de las conversaciones de O´Nell con el fallecido Doctor Muller, ingeniero en electrónica que le ofrecía consejos acerca de la fabricación de este artefacto. Así mismo, se puede escuchar una pequeña parte de las conversaciones telefónicas de George Meek, uno de los promotores del Spiricom, con una presencia que dice ser el difunto Konstantine Raudive.

Uno de los principales reclamos del trabajo de José Moral es la contención de una gran cantidad de archivos sonoros, algunos verdaderamente escalofriantes. Entre ellos se encuentra un pequeño fragmento de la llamada “Psicofonía del infierno”, realizada en el año 1985 por el profesor Don Germán de Argumosa, reconocido escritor y parapsicólogo a quien se rinde un bello tributo.

Como colofón qué menos que señalar otro punto espectacular de la obra, y es que sin el magnifico soundtrack a cargo del proyecto sueco de Industrial dark ambient In Slaughter natives, máximo exponente del legendario sello Cold Meat Industry, la magia del conjunto no habría sido la misma.

A la postre, un trabajo interesante, documentado y rebosante de información que hará las delicias tanto de los curiosos como de los amantes del mundo paranormal.