Van Helsing

En 1897 Bram Stoker (1847 – 1912) escribió la novela “Dracula,” best seller y obra imprescindible de la literatura de terror. En dicha novela, aparece un personaje ficticio que responde al nombre de Abraham van Helsing, doctor y profesor neerlandés inspirado en Gérard van Swieten.

“Dracula” se convirtió en todo un icono y referente para la literatura y el cine de vampiros en medio mundo, llegándose incluso a catalogar al conde Dracula como el rey de todos los vampiros, título que a día de hoy, 122 años después, aun nadie ha conseguido arrebatarle, como si la eternidad de sus días se extendiera también a su reinado.

Stoker no inventó la leyenda vampirica, pero si fue el mayor responsable de que ésta se propagara como lo ha hecho en el mundo. Distintas adaptaciones de su novela al cine fueron viendo la luz, empezando por el tremendo plagio que supuso “Nosferatu” (1922, F. W. Marnau), seguida de cerca por “Dracula” (1931, Tod Browning) y su secuela “Dracula’s Daughter” (1936, Lambert Hillyer), “Horror of Dracula” (1958, Terence Fisher), “Dracula AD 1972” (Alan Gibson) “Dracula de Bram Stoker” (1992, Francis Ford Coppola) como una de las adaptaciones más fieles a la obra original, entre otras.

Tanto la historia como los personajes fueron evolucionando. A veces me pregunto que pensaría Bram Stoker si levantase la cabeza y viese en lo que algunos han convertido la obra de la literatura de terror que lo catapultó a la fama. Probablemente se sorprendería bastante.

Finales del siglo XIX. Gabriel van Helsing tiene un pasado que no consigue recordar y una misión a la que no se puede negar. Una sociedad secreta asociada al Vaticano le ha encargado ocuparse de la Maldad que impera en el mundo y se ha convertido en un cazador de monstruos. Ahora es enviado a Transylvania para detener al poderoso Conde Drácula. Una vez allí se aliará con una princesa gitana, Anna Valerious, que persigue acabar con la ancestral maldición de su familia acabando con el Conde.

Stephen Sommers (La momia, El regreso de la momia, El rey Escorpión…) dirigió en 2004 una de las adaptaciones más frikis, alocada y cara (160M$) de “Dracula” que jamás se ha visto. La película, que fue todo un éxito en taquilla, levantó ampollas y “pollas” por igual, desde los que la maldicieron hasta la náusea, hasta los que vieron en ella una especie de comedia de terror la mar de entretenida, y entre los cuales me encuentro.

Lo primero que llama la atención de “Van Helsing” es la gran cantidad de clásicos del terror que toca: “Frankenstein”, “El monstruo de Frankenstein”, “El hombre lobo”, “Dracula”, “Las novias de Dracula”… en un principio incluso iban a incluir también a “La momia” y “El monstruo de la laguna” pero la idea se desestimó por miedo al colapso.

Algo que tampoco pasa desapercibido es el acento argentino de Dracula. No entiendo como alguien rumano y residente en Rumanía puede tener ese acento, además que no le pega para nada. Su aspecto tampoco es nada intimidante o siniestro, aunque entiendo ésto como una modernización del mito no excesivamente molesta y menos cuando la transformación si cumple.

Las novias de Dracula resultan de lo más atractivas y están involucradas en algunas de las escenas más disfrutables del film. El dúo de cazadores Van Helsing y Anna Valerious interpretados respectivamente por Hugh Jackman y Kate Beckinsale, dan la talla frente a unos rivales minimamente terroríficos como no podía ser de otra forma en un producto como éste, una especie de mainstream para toda la familia a lo “Hansel y Gretel: Cazadores de brujas” o “Miedos 3D”.

Un cuento de terror desenfadado, con el que no tendrás pesadillas pero pasaras un buen rato ;)