Bite Marks

Uno no sabe muy bien que decir ante esta propuesta vampírica de nuevo cuño. Si hace poco ya salimos ciertamente escaldados con Prowl, y otros proyectos de similar catadura – ¿nadie ha visto 30 días de oscuridad 2? Bien, ¡huid de ella! -, no parece que ahora, en formato de película independiente estadounidense, nos estemos alejando mucho de los parámetros que desprenden cierto tufillo a “más de lo mismo siempre que saquemos vampiros con aires ferales”.

En el caso de Bite Marks, cinta de un tal Mark Bessenger , aun se hace más ostensible este temor debido a las inquietantes similitudes arguméntales con la citada Prowl. ¿Unos pobres despistados atrapados en un camión, mientras vampiros sedientos de sangre les acosan? ¿Maneras de depredadores sin apenas razonamiento? ¿No es suficiente haber visto este año a Paul Bettany repartiendo “leches” a diestro y siniestro contra algo que dudo en llamar “chupasangres”?

Con todo, el trailer contiene toneladas de humor palurdo – atended a la referencia sobre el remake del Amanecer de los Muertos -, que tal vez pueda hacer más llevadero otro proyecto que vuelve a poner en el candelero a los hijos de la noche; además, la caracterización de los no-muertos siempre resulta interesante visualmente cuando se recurre a la visceralidad. Ya comenté en la reseña de Beyond The Rave, y nuestro buen amigo MASP lo señalaba acertadamente en un comentario reciente, que se avecinaba una buena dosis de vampiros en múltiples formas, al amparo de sonados, y justificados, éxitos como Déjame Entrar; bien pues la “bloodparty” continua también en el cine independiente con Bite Marks. ¿Qué vendrá después? No sé, ¿quizás un Blade IV?

Brewster, un camionero de los de toda la vida (gorra de la caja rural, camisa de cuadros, anfetaminas y paradita en el club de carretera más cercano), acepta el encargo que no pudo completar su hermano extrañamente desaparecido: llevar unos ataúdes hasta una lejana funeraria. Por el camino recoge a Cary y Vogel, una pareja gay que no pasa por su mejor momento sentimental. Usando el GPS de los dos chicos se desvían hasta un basurero desierto, donde desgraciadamente el camión los deja tirados. Sin saber que hacer, nuestros protagonistas ven caer la noche y con la llegada de la oscuridad algo despierta en los ataúdes del trailer, y Brewster y compañia se ven luchando por sus vidas desesperadamente, al menos hasta que salga el Sol